DOMINGO 26 DE MARZO DE 2000
Ť LA MUESTRA
La niña de tus ojos
La secuencia de los créditos iniciales en La niña de tus ojos, del español Fernando Trueba, rescata interesantes imágenes de archivo sobre la España franquista y su alianza con los regímenes fascistas de Hitler y Mussolini. ƑCómo se escuchaban en Madrid los discursos de estos dictadores, cómo se estimulaba allí el antisemitismo y qué reflejo daban la radio, los noticieros, el teatro de revista y el cine de la "gran revolución nacional socialista"? Viene luego la recreación de un episodio del medio fílmico español de la época: el viaje a Berlín de un grupo de actores, el reparto de la coproducción hispano-alemana La niña de tus ojos, y sus peripecias tragicómicas en los estudios de la UFA. La anécdota refleja un hecho real. En el primer cine franquista y en el de Goebbels se producía el mismo tipo de comedietas folclóricas plagadas de canciones y de elogios a la patria, los dramas domésticos con final feliz y las tragedias con los villanos para entonces ya insustituibles, los judíos o los moros.
Fernando Trueba (El año de las luces; Bella época) elige un tono bufo para narrar las peripecias del rodaje, y su preocupación por capturar y transmitir el espíritu de una "españolada", comedia de pandero y butifarra, lo lleva a reproducirla fielmente, impidiendo un verdadero distanciamiento crítico, sin el cual el producto llega parecerse demasiado al modelo, hasta volverse su actualización ociosa. Esto no sucede ni por asomo en el antecedente mayor de esta cinta, Ser o no ser (1941), de Ernst Lubitsch, donde la sátira cumple cabalmente su cometido. Basta recordar allí la descripción de una representación de Hamlet frente a oficiales nazis. Los actores son tan malos que un oficial observa con ironía: "Ustedes han hecho con Shakespeare lo que nosotros hicimos con Checoslovaquia".
Lo que Trueba hace con sus actores no es muy distinto. Un Jorge Sanz muy sobreactuado interpreta al galán engominado y pusilánime que profesa simpatías por los nazis y termina escarmentado. Hannah Schygulla y María Barranco, estupendas actrices, están aquí desperdiciadas en la rígidez de sus respectivos papeles como esposas de Goebbels y del embajador. Loles León (Trini) repite rutinariamente los clichés de la cómica del cine franquista (Isabel Garcés o Gracita Morales). La interpretación de Penélope Cruz es por supuesto lo más rescatable, pero la trama y ocurrencias de los guionistas Miguel Angel Egea y Rafael Azcona (estupendo escritor en mejores tiempos) no le permiten un mejor lucimiento en sus infortunados encuentros con Goebbels. Pero lo verdaderamente fallido en la cinta de Trueba es su evocación histórica, su alusión al episodio conocido como "la noche de los cristales" y sobre todo la presentación de la entrada de un campo de concentración con la insignia Arbeit macht frei (El trabajo os hará libres) como letrero luminoso, con un prisionero liberado por tratarse de un error, etcétera. Si La vida es bella, de Roberto Begnini le pareció a usted una cinta burda y tramposa, prepárese para lo que este cine español "de calidad" puede reservar en la materia. Por lo demás, retomar y jugar con el final de Casablanca sin eficacia dramática o humorística (al opuesto de Sueños de seductor, de Woody Allen), es capricho de guionista no secundado por inspiración de autor. La niña de tus ojos, la cinta más floja de esta Muestra.
Ť Carlos Bonfil Ť