PAGINA 9 Ť Lourdes Galaz
El mundo de cabeza
Ť Ideologías fuera de moda y electores oportunistas Ť Cuentas alegres del think-tank de Labastida Ť La Iglesia, en busca del liderazgo perdido Ť La abstención política: un pecado
Seguramente los think-tanks de los candidatos presidenciales ya lo tienen presente: los electores no valoran las ideologías, sino los resultados y beneficios a corto plazo. Y hoy en México esos resultados, a decir por propios y extraños, están muy influidos por la mejoría de la situación económica: el nivel de inflación va a la baja, hay mayor empleo, sube la bolsa, bajan los tipos de interés para las hipotecas, el FMI reconoce los logros de la macroeconomía, en los mercados financieros neoyorquinos se mejora el costo y el perfil de la deuda nacional y los países del primer mundo (Unión Europea) incluyen a México entre sus socios. ƑQué más para reconocer que esta nación va mejor que bien? Por si fuera poco, se anuncia que el mexicano Ernesto Zedillo fue elegido como el Hombre del Año 2000, por ser el "creador del México moderno" que se "encamina hacia un fuerte crecimiento económico, la madurez política y una relación de mayor equidad con Estados Unidos". Ni más ni menos, dice la revista Latin Finance, promotora del reconocimiento a Zedillo, que auspicia el Chase Manhattan Bank. ƑY esto qué significaría en un mundo donde las ideologías son lo que menos cuenta y los beneficios inmediatos son lo más importante para el ciudadano que en unos meses más tendrá que ir a las urnas? Pues dicen los politólogos oficialistas que los mexicanos votarán por la continuidad, por un gobierno que les garantice la salida de la crisis, más empleo, mejor educación, mayor bienestar y hasta el ingreso de la familia a Internet, ya considerada como la clave para resolver la pobreza global, fortalecer a los individuos, revolucionar el comercio y hasta llevar la democracia a los confines del planeta. Son las cuentas alegres que se hacen los asesores del think-tank de Francisco Labastida.
ƑY a qué viene tanto optimismo?, preguntarán algunos. Nada, que el mundo está de cabeza... y no hay que confiarse de nadie. Una victoria en las urnas no es sólo producto de una buena coyuntura económica. En los últimos meses se han celebrado elecciones y cambios de gobierno en distintas latitudes que bien valdría estudiar. Por ejemplo, el proceso democrático que llevó al poder al socialista chileno Ricardo Lagos; las elecciones argentinas que echaron de la Casa Rosada al justicialismo encarnado(Ƒ?) en Carlos Menem; los comicios en España que pusieron fin al liderazgo moral y cultural de los progresistas hispanos y fortalecieron en el gobierno a la derecha con el triunfo de José María Aznar. El hispano se ganó cuatro años más de residencia en el Palacio de La Moncloa, con propuestas economicistas ("al bolsillo") a los españoles. Con el ingreso a la Unión Europea (impulsado por un régimen socialista, ciertamente), en los últimos años el gobierno español logró mejorar los niveles de vida: el 88 por ciento de la fuerza laboral tiene empleo y cada vez más españoles cuentan con "piso en Madrid y chalet en la playa"... Hoy domingo hay elecciones en la nueva Rusia y nadie duda que la mayoría de votos será para Vladimir Putin, candidato de la oligarquía rusa que le apostó todo a la continuidad y a tener la garantía de que no habrá vuelta atrás, ni revisión de las privatizaciones y las subastas amañadas de los bienes del Estado soviético, totalmente desmantelado en los tiempos de Boris Yeltsin... Y es que el mundo está de cabeza y los electores de aquí y de todas partes hace tiempo que no ven ni sienten más allá de su nariz.
Con la modernidad las ideologías se hicieron viejas y los políticos hacen piruetas en el aire sin red de protección. Bueno, hasta quieren refundar el modelo de la economía social de mercado a base de Internet, como recién lo acordó el Consejo Europeo allá en Lisboa, unos días después del anuncio de la Iglesia católica -en pleno jubileo- de que quiere recuperar en todo el mundo el liderazgo moral que hace tiempo perdió. Hoy frente a una carencia de líderes y con ideologías outside, la Iglesia intenta competir con el dinamismo de la llamada nueva economía -la que impulsa revolucionariamente la tecnología de la comunicación y de Internet- usando un discurso positivo desde el catolicismo. Ya el papa Juan Pablo II pidió perdón al mundo por los errores y horrores de su Iglesia. Acá en la nuestra, la Conferencia del Episcopado Mexicano en una carta pastoral no sólo pide perdón sino que llama a valorar la influencia del catolicismo en la vida nacional... y vaya que la tiene. La jerarquía eclesiástica se manifiesta por salvar la democracia y critica la economía de libre mercado que deja al margen del desarrollo a millones de individuos. La carta pastoral -pretende ser la guía moral de los mexicanos en los siguientes 50 años- tiene mucho que ver con el momento político, con las elecciones próximas, y aun así los obispos, que no piden perdón por la intromisión en los asuntos públicos, sí critican al sistema político mexicano y urgen a la transición del poder. Llaman a los ciudadanos a participar en las decisiones. "Votar es una obligación de los católicos", dice la Iglesia; la abstención política hoy es pecado (vale aquí la frase de un priísta irredento: cuando el pueblo vota, pierde el partido). Tampoco los obispos piden perdón a la sociedad, mucho menos a los pobres, que suman varios millones de mexicanos olvidados... Vale la lectura del más prolífico de los teólogos de la liberación, el brasileño Leonardo Boff. Sostiene que "el primer perdón que tendría que pedir la Iglesia sería hacia los pobres, que fueron los primeros defraudados" por el Papa y sus obispos. Dice que los más ofendidos en las últimas décadas -las del neoliberalismo salvaje- han sido los cristianos pobres. Primero, porque no han sentido a la Iglesia como aliada... "Los cardenales y la mayoría de los obispos trabajan junto con los opresores y jamás han sentido al Papa y a la jerarquía católica como alguien que está incondicionalmente con los pobres", dice Boff, uno de los fundadores de la Teología de la Liberación y como tal uno de los perseguidos por el Vaticano... Y es que el mundo anda de cabeza.
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