La Jornada domingo 26 de marzo de 2000

Angeles González Gamio
Sabroso y tupido

El Festival del Centro Histórico de la Ciudad de México -que se inició el pasado jueves- ha venido realizándose desde hace cuatro años bajo la dirección del ingeniero Roberto Vázquez. Ahora que cumple 16, incrementa la presentación de espectáculos en las calles y plazas públicas para que todo el que tenga interés pueda disfrutarlos gratuitamente. Esto no es poca cosa, pues el nivel de algunos implicaría pagar boletos de alto costo para admirarlos en espacios cerrados, como el Palacio de Bellas Artes, el antiguo Colegio de San Ildefonso, el que fuese Palacio de la Inquisición o el museo Franz Mayer.

La verdadera importancia de este festival es que atrae la mirada de miles de personas sobre este sitio maravilloso que es el Centro Histórico de la Ciudad de México, tan frecuentemente vilipendiado: que si los ambulantes, que la basura, el tráfico, la inseguridad, etcétera, olvidándose de las bellezas arquitectónicas que conserva, al igual que sus múltiples atractivos gastronómicos, culturales, de esparcimiento y comerciales. Por algo ha sido declarado por la UNESCO patrimonio de la humanidad.

El fastuoso acto con que se inauguró, La flauta mágica, última ópera del genial Mozart, se presenta nuevamente mañana y el jueves en el Palacio de Bellas Artes, en donde también actuará Rizonanze, dirigido por el italiano Carlo Chiarappa. El hermoso Colegio de San Ildefonso será el marco para la música de Trilogy, hoy, a las cinco de la tarde; el jueves para un recital de piano y en la calle una exposición de pintura. Dos de los templos más bellos, La Enseñanza y Santo Domingo, no se quedan atrás; el primero con un concierto de chelo y piano, y el segundo con deliciosos coros infantiles.

El teatro también tiene su lugar, en el Hidalgo, el Jiménez Rueda y la Pinacoteca Virreinal, en donde todavía se pueden admirar excelentes obras de los mejores pintores de la época; digo todavía porque parece ser que ya está tomada la decisión de sacar de allí esa expresión artística que se encuentra tan en su lugar, para convertirlo en una sede para exponer arte alternativo.

Como siempre, la gastronomía tiene un sitio importante, conjuntando el placer degustativo con el estético por la belleza de los lugares en que se realizan los convites: la Academia de San Carlos -edificio neoclásico, adornado con réplicas de las esculturas más importantes del museo del Louvre, ubicado en París- ofrece De Chile, de Dulce... y Atole con el Dedo; como se imaginarán, son tamales de todas clases: de rajas, como en Jalisco; en hoja de plátano con pollo y chile guajillo de la Sierra de Xicontepec; cilindros de chipilín, de Chiapas; corundas purépechas con crema y queso; tamales rellenos de nata y acitrón, todo ello acompañado con atole de chaqueta, champurrado de piñones y guayaba y chocolate de la churrería El Moro. Esto nos trae a la mente la despedida de la suculenta crónica Itacate, con la que nos deleitaron durante cuatro años Cristina Barros y Marco Buenrostro. šLa vamos a extrañar!

Continuando con la gastronomía, el que fuese Palacio de la Inquisición y después Escuela de Medicina, ubicado en la Plaza de Santo Domingo, agasaja con el coctel sugerentemente titulado Las Tentaciones del otro San Antonio. El palacio de Bellas Artes recibe con tres elegantes festines nocturnos: la Cena Azul, Rojo; la Cena Café Royal, y Estrellas y Flores. Y no podía faltar el tentempié, en la Taberna del Quijote, que hospeda el museo Franz Mayer. Nuevamente se aprovecha el imponente claustro de la Merced, esa joya morisca tan abandonada y poco conocida para la comida-buffet, que se llevará a cabo el domingo 9 de abril, como homenaje al frijol. šHasta postre ofrecen de esta mexicanísima leguminosa!

Y la fiesta continúa en plazas y calles; muy principal: el Zócalo, en donde hoy a las ocho de la noche Paquito D'Rivera y la orquesta Filarmónica de la Ciudad de México brindan el Concierto Gershwin-Lecuona. Pero este es sólo el principio, después viene, en el mismo sitio, Giselle, con la Compañía Nacional de Danza; continúa la Misa Mozart K427, con la orquesta Sinfónica Carlos Chávez y el Coro de México. Más alivianado, el Mingus Big Band de Estados Unidos. Nuestro país también tiene su lugar con el Ballet Folclórico, la Sonora Santanera y Café Tacuba, ese formidable grupo de rock que ya tiene un lugar importante en otros países del mundo. Y como broche de oro en esta magna plaza se clausura el festival el jueves 13 de abril con el espectáculo de luz y sonido Cadencia Lunar.

Un atractivo adicional es el Congreso de Arquitectura, que congrega a magníficos exponentes de México y el extranjero, quienes sesionarán en el Teatro Metropólitan. Además, habrá interesantes conferencias y recorridos guiados por connotados historiadores, como Manuel Ramos Medina y José Rubén Romero. Por ahí nos encontramos.

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