LUNES 27 DE MARZO DE 2000
Ť Concluyó la gira del jefe de la Iglesia católica
Otro mea culpa del Papa, ahora ante el Muro de los Lamentos
Ť Visitó una mezquita y ofreció misa en el Santo Sepulcro
Ť Al despedirse llamó de nuevo a la unidad y a la reconciliación
Afp, Reuters y Dpa, Jerusalén, 26 de marzo Ť Juan Pablo II realizó hoy un gesto sin precedente para la comunidad judía al visitar el Muro de los Lamentos, el lugar más sagrado del judaísmo, donde nuevamente pidió perdón a Dios por los sufrimientos causados a los judíos en el transcurso de la historia.
Con una visita a la mezquita de Al-Aqsa, al Muro de los Lamentos, y una misa en la Iglesia del Santo Sepulcro -los principales lugares sagrados del islam, el judaísmo y el cristianismo- el Papa polaco concluyó su histórica gira de seis días a los lugares santos, que comenzó el lunes pasado en Jordania, y lo llevó a Israel y los territorios palestinos.
El jefe de la Iglesia católica regresó a Roma en un avión de la aerolínea comercial israelí El Al Airlines, tras ser despedido en el aeropuerto Ben Gurion por el presidente israelí, Ezer Weizman, el primer ministro, Ehud Barak, y varios funcionarios.
Juan Pablo II es el primer Papa que reza frente al Muro de los Lamentos, resto del templo destruido por los romanos hace casi 2 mil años. Karol Wojtyla caminó, solo, unos 90 pasos ayudado de un bastón. A un metro de distancia, el Papa leyó un mensaje firmado por él a mano y con su nombre en latín Johannes Paulus II.
El texto, en el que pide perdón a Dios, no a los judíos, es el mismo del mea culpa hecho por el Papa el pasado 12 de febrero y dice: "Padre de nuestros padres, tú elegiste a Abraham y a sus descendientes para llevar tu nombre a las naciones. Nos entristece profundamente la conducta de aquellos que en el curso de la historia han causado sufrimiento a sus hijos y, al pedir tu perdón, deseamos comprometernos con una hermandad genuina con el Pueblo de la Alianza".
Según la costumbre judía, Juan Pablo II colocó el mensaje en una de las grietas del muro, lo bendijo, y rezó en silencio con su mano derecha sobre el muro, mientras a unos metros de él varios judíos realizaban sus propias ceremonias sin prestarle mayor atención.
El mensaje del Papa fue retirado por las autoridades israelíes, y trasladado a Yad Vashem, el Memorial del Holocausto, donde el jueves pasado lamentó la muerte de 6 millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
Horas antes, el Papa fue recibido ante la Cúpula de la Roca, en la Plaza de las Mezquitas, por el mufti de Jerusalén, Ekrima Sabri, y el principal responsable palestino en Jerusalén este, Faisal Husseini. Juan Pablo II no entró a la mezquita de Al-Aqsa. La visita al lugar se realizó en medio de un fuerte dispositivo de seguridad por parte de elementos de las fuerzas de seguridad israelíes.
Sabri confió en que la presencia del jerarca católico servirá como apoyo a las reivindicaciones palestinas sobre Jerusalén este, y le pidió ayudar a poner fin a la ocupación israelí en Jerusalén. En una entrevista con el diario italiano La Reppublica, el mufti acusó a los judíos de exagerar el número de muertos en el Holocausto "para conseguir la solidaridad del mundo".
Poco después, Juan Pablo II ofició una misa en la Iglesia del Santo Sepulcro, sitio en el que Jesús fue enterrado y resucitó de acuerdo con la Biblia, en la que nuevamente llamó a la unidad y la reconciliación. Horas antes de partir con destino a Roma, Wojtyla pidió regresar al lugar, en una escala no prevista en su agenda, y oró en silencio y sin acompañantes por unos minutos.
Aunque en general el último día de la visita del Papa transcurrió en calma, la policía israelí arrestó a un joven ultraortodoxo judío que gritaba consignas en su contra en la explanada del Muro de los Lamentos. Otros seis ultraderechistas israelíes fueron detenidos cuando se dirigían al muro para protestar contra la presencia de Juan Pablo II.