MARTES 28 DE MARZO DE 2000
Ť Chicuelinas gruperas en La Expo
La Torera puso a bailar a más de 20 mil leoneses
Arturo Cruz Bárcenas, enviado, León, Gto. Ť La charcheta (o armonía) suena a las tres de la mañana del ya domingo 26 de marzo. Son casi tres horas de concierto y Bruno de Jesús Jiménez, el vocalista de Banda Torera, grupo de Ameca, Jalisco, formado hace dos años, se baña por segunda ocasión con cerveza, acto que provoca una gritería ensordecedora entre el público que ha hecho una entrada de 20 mil 700 boletos pagados en La Expo de esta ciudad.
Ya en pleno acelere, Bruno toma su guitarra y suelta una innovación bandosa que estará en su tercer disco: un popurrí con temas de Miguel y Miguel, entre ellos Sonorita querida, rola de un encuentro "en un camión pasajero, de esos que van pa Sonora", donde un hombre se encuentra a una "señora deveras encantadora". En la superficie de la canción se oye el requinto de Bruno, quien ya descamisado se empina la primera cerveza sobre su cabeza. "šTe seco con mi lengua!", le grita una joven y bella, que por acá abundan, con unos ojazos y unas bocas de tentación. šQué bien llenan los pantalones vaqueros! Gran parte del éxito del grupo descansa en el talento de Mario Pacheco, percusionista cuyos servicios han sido solicitados por otros conjuntos, como Cuisillos. Comenta Bruno: "Ya la gente no escucha sólo la música banda-banda. Quién iba a imaginar que El Recodo iba a tocar un merengue. Las cosas van evolucionando". Ríos de gente se formaron desde las 20:00 horas del sábado 25 de marzo; destacan los miles de jóvenes ataviados con botas, sombreros, listones que atan en sus largas cabelleras o en los brazos. Es la estética que rodea a la onda grupera y que se mimetiza en la fisonomía de las chavas bandosas, en la pinta mezclada de pachuco y ranchero, pantalones bombachos, sombreros de ala ancha, botas puntiagudas.
El Coyote y su Banda han hecho ya su trabajo y han dejado el camino libre y animado a Banda Torera, que en tan sólo dos años ha logrado lo que otros en varios. Lo estrafalario no es raro en los conjuntos gruperos. Y la Torera no es la excepción: los 19 integrantes suben al escenario y ejecutan pases de la fiesta, chicuelinas, hacen como que ponen las banderillas a un astado, como que traen capote e invitan a la bestia a atacar. Todos van con un traje de luces algo villamelón, a decir verdad. Están más cerca de la vestimenta de torero que usó Cantinflas en una de sus películas. Las damas gritan cuando Bruno sube y comienza a brincar, bailar y cantar.
Una de sus ocurrencias es subir a las torres y ahí quitarse la camisa y el pantalón, aventar las prendas a la masa que alza las manos. "Sale caro este acto de Bruno", se quejara Gumercindo Cortez, director del grupo, quien acepta lo que hace el vocalista "porque eso es lo que le gusta a la gente".
El gentío se convierte en una marejada, un ir y venir cuando la Torera interpreta su cover de Te juro que te amo, original de Los Terrícolas. Un coro acompaña a la banda y éste seguirá con Suavemente, de Elvis Crespo. En una pausa los toreros bailan un vals, de puntitas, giros de 180 grados. Se escucha el tema que los hizo famosos y que los llevó a Europa y a Africa: Africanos al ataque, que sus cinco clubes oficiales de fans piden que se toque en las estaciones de radio leonesas y allende fronteras.
Gumercindo Chávez: "Los muchachos demuestran su trabajo arriba del escenario. La gente paga 80 o 100 pesos y tenemos la obligación de darle algo que la divierta, completo. Interpretan 30 canciones por presentación, en promedio, y cada una con diferente coreografía". Esto lo hicieron el año pasado, cuando en la Plaza México dieron uno de los conciertos que más se recuerdan por la entrega del público.
Confiado, Chávez dice: "Me doy cuatro meses para que la Banda Torera triunfe en el Distrito Federal. Vamos a dar un trancazo con el tercer disco, con temas nuevos y algunas versiones de exitos como los de Miguel y Miguel. Vamos a vender más de 500 mil copias, lo aseguro".