JUEVES 30 DE MARZO DE 2000
Ť Su compañía ofrecerá Love poems y 4:14 a.m. en el Festival del Centro Histórico
Erkert: todo creador puede ser un activista, tal vez el mejor
Ť Los bailarines somos entes políticos y debemos combatir los desequilibrios sociales, advierte
Ť Marcela Rodríguez y Horacio Franco, músicos mexicanos, participaron en una de sus obras
Miryam Audiffred Ť Y en el principio... la danza como acción política. No hace falta saber más. Basta conocer esta premisa para comprender el camino recorrido por los movimientos corporales de la compañía Jan Erkert & Dancers, que en su primera visita al país presentará dos de sus más recientes obras: Love poems y 4:14 a.m.
Estrenadas en 1998 y 1999, respectivamente, las piezas que interpretará este grupo de danza contemporánea en el contexto del Festival del Centro Histórico dejan ver que ''todo creador puede ser un activista, tal vez el mejor del mundo".
Y es que para Jan Erkert, directora artística de la agrupación, la danza debe ser asumida como una actividad que no tiene dos caras. ''Debemos creer que todos los bailarines somos entes políticos y que nuestra principal función es alimentar el coraje de todas las personas que quieren dar fin a los desequilibrios sociales y ecológicos que afectan al planeta".
En sus 20 años de existencia, además de producir piezas dancísticas que por su calidad técnica y estética son dignas de cualquier catálogo que ostente el título de Expresiones de las Bellas Artes, Jan Erkert & Dancers ha puesto sus ojos en la vida cotidiana y sobre todo en los grandes dolores de la humanidad.
Involucra a la comunidad en su creación, sean inmigrantes, mujeres maltratadas o vigilantes ecológicos. Por ejemplo, Turn Her White With Stones -con música de Lauren Weinger- partió del contacto de los siete miembros de la compañía con un grupo de mujeres camboyanas.
México, un punto de partida
Al igual que las coreografías Unweavings y Streaming, las piezas que mostrarán en México -y con las que, por cierto, cerrarán una larga gira- no son más que el espacio en el que los bailarines de la compañía se transforman, rítmicamente, en los habitantes de un territorio sin nombre, no obstante que exista una historia conocida detrás de cada pausa y sonido.
4:14 a.m. -explica Erkert- nació de una visita a Tepoztlán (en 1995) y del contacto con dos mujeres indígenas de la región, que la llevaron de la mano al mundo espiritual y le mostraron los deleites vaporosos que hay en cualquier baño de temazcal.
''A través de estas viejas pero hermosas mujeres -la coreógrafa recuerda que tenían entre 80 y 100 años-- me di cuenta de la fortaleza que podemos adquirir si estamos en paz con nosotros mismos y nos mantenemos en contacto con nuestra alma."
Como toda viajera de las profundidades del cuerpo y de la edad, la coreógrafa transformó estas sensaciones en el punto de partida de una obra que explora los universos del sueño y del tiempo, en compañía de la música de los mexicanos Marcela Rodríguez (compositora) y Horacio Franco (flautista).
En palabras de Erkert, definir esta pieza es tan fácil o tan difícil como ''danzar pensando en todo y en nada al mismo tiempo". Es interpretar un rito obsesivo que se recompone una y otra vez.
La historia de Love poems es más sencilla, pero no por eso menos interesante. Con música de Claudia Howard King, surge de la lectura de una serie de poemas japoneses escritos hace cerca de mil años. ''Se trata de una puesta en escena totalmente visceral, pues retrata el comportamiento del corazón -aclara.
''De la misma forma que éste se acelera al sentir maripositas en el estómago, así se modifican los movimientos de cada uno de los bailarines mientras, a sus espaldas, las letras milenarias se dejan vislumbrar."
Dos décadas son mucho tiempo. Por eso, Jan Erkert reconoce que el mayor reto es lograr que la compañía mantenga su frescura y juventud, las que -señala- han conseguido por medio del diálogo intercultural.
Y este contacto lo mantienen con vida todos sus miembros mediante la impartición de clases en varios países y, sobre todo, ''abriendo muy bien los ojos ante los lenguajes dancísticos que se generan constantemente".
Brindar aquí una lista de los reconocimientos obtenidos por esta compañía y su directora sería imposible, tanto como hablar de sus presentaciones en China, Alemania, Israel, Japón y Nicaragua, entre otros.
No obstante el correr del tiempo y de sus numerosos éxitos, Jan Erkert aún cree que está viva la herencia de su padre, quien era ingeniero automotriz.
Y es que si él disfrutó toda su vida arreglando Mustangs o Thunderbirds clásicos, ella goza y seguirá gozando con la ''ingeniería del cuerpo". Sobre todo ahora que sus piernas y sus brazos se han consolidado como uno de los laboratorios dancísticos más relevantes de Estados Unidos.
(Jan Erkert & Dancers se presenta hoy y mañana, a las 20:00 horas, en el teatro Jiménez Rueda, en avenida de la República 154, colonia Tabacalera.)