JUEVES 30 DE MARZO DE 2000

Ť Destaca Clinton que Putin desea cooperar con EU en desarme


Rechaza la Duma cuestionar la inmunidad de que goza Yeltsin

Ť Nuevo revés del Partido Comunista ruso Ť Emboscan rebeldes chechenos a una columna federal

Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 29 de marzo Ť Aún no repuesto de la derrota en los comicios presidenciales del domingo, el Partido Comunista (PC) sufrió hoy un nuevo revés al ser rechazada en la Duma, Cámara baja del Parlamento ruso, su iniciativa para cuestionar la inmunidad de que goza el ex presidente Boris Yeltsin.

La actual dirigencia comunista demostró --una vez más: cero y van tres, con el fallido procedimiento de destitución de Yeltsin en mayo del 99 y la victoria de su heredero oficial sobre Guennadi Ziuganov-- su incapacidad para calibrar la influencia real de ese partido y expuso a sus diputados y aliados a un ridículo innecesario.

Porque se empeñaron en presentar en la reunión plenaria de la Cámara, la primera tras el receso motivado por los comicios presidenciales, un punto de acuerdo para someter a consideración de la Corte Constitucional la legalidad del decreto de Vladimir Putin sobre las garantías al ex presidente y sus familiares, emitido minutos después de comenzar su interinato en la presidencia el pasado 31 de diciembre.

El bochorno fue gratuito porque para turnar cualquier consulta a la Corte Constitucional no se requiere una votación en la Cámara y basta que 90 diputados estampen sus firmas en la respectiva solicitud.

Sin tener la fuerza suficiente para conseguir una mayoría absoluta, el PC pretendió darle mayor realce político a su iniciativa, y logró lo contrario. De los 450 miembros de la Duma, 170 de plano no votaron, 144 estuvieron en contra y sólo 136 a favor.

No satisfecho con ello, el PC empezó hoy a recolectar las 90 firmas que se necesitan para obtener el dictamen de la Corte Constitucional, a sabiendas de que carece de sentido cuestionar la legalidad del decreto.

El jefe de Estado, aunque sea interino, está facultado para emitir decretos sobre cualquier materia no esté regulada por ley.

Hasta el momento no hay en Rusia una ley sobre el estatus de los ex presidentes y, en todo caso, la presentación del respectivo proyecto de ley es lo que correspondería hacer a cualquier fracción parlamentaria.

El PC, por lo tanto, buscó más efecto que sustancia, lo cual se está volviendo norma de conducta política de sus dirigentes.

Parece que éstos ya olvidaron, o quizá nunca llegaron a entenderlo, que el PC ganó las elecciones parlamentarias de diciembre pasado debido a que ello convenía a los intereses del Kremlin para destruir, como finalmente lo consiguió, la alianza de Patria Toda Rusia.

Al presentar su iniciativa, el coordinador de la bancada comunista, Serguei Reshulski, no pudo explicar por qué cuestionan hasta ahora las garantías otorgadas a Yeltsin y no lo hicieron antes de su "vergonzoso entendimiento" con la oficialista Unidad, como en su momento, a mediados de enero pasado, fue calificado por el ex primer ministro Evgueni Primakov.

Entonces, comunistas y pro gubernamentales se dieron gusto al repartirse 23 de los 27 comités que tiene la estructura de la Duma y el comunista Guennadi Selezniov volvió a ocupar la presidencia de la Cámara.

Ahora claman justicia y dicen que su meta es mandar a la cárcel a Yeltsin, evidenciando que la inmunidad es el único inciso del decreto que les irrita.

No que el ex presidente tenga prebendas --"garantías sociales" como una de las residencias oficiales del jefe de Estado a su elección y automóvil de lujo blindado de medio millón de dólares, entre una larguísima relación-- que resultan insultantes para los jubilados rusos, sumidos en la miseria y grueso del electorado comunista.

Justo es reconocer que la inmunidad no es extensiva a la famosa hija menor, Tatiana, y demás familiares de Yeltsin, como ha sido señalado por algunos medios que sacan conclusiones a partir del título del decreto. Los familiares se benefician únicamente de las "garantías sociales", aun cinco años después de la muerte del ex presidente.

El controvertido inciso D, conforme a la copia del decreto en poder de La Jornada, dice: "El presidente de Rusia que concluye su mandato goza de inmunidad. El presidente que concluye... no puede ser perseguido ni penal ni administrativamente, detenido, arrestado (sic), sometido a cateo, interrogado o sujeto a revisión personal. La inmunidad del presidente... se extiende a su vivienda y oficinas, medios de transporte, medios de comunicación, documentos y equipaje, así como correspondencia".

Si algo demostró la votación en la Duma es que Boris Yeltsin puede estar tranquilo: en su composición actual, si es que alguna fracción parlamentaria promueve el respectivo proyecto de ley sobre el estatus de los ex presidentes, no hay mayoría para alterar significativamente los términos del decreto de Putin.

Además, una hipotética pero improbable ley que le llegara a quitar la inmunidad a Yeltsin sería bloqueada por el Consejo de la Federación, la Cámara alta, antes de ser vetada por Putin, sin cuya firma ninguna ley puede entrar en vigor.

Mientras tanto, en Washington el presidente Bill Clinton destacó que Putin desea cooperar con Estados Unidos en el tema de desarme, entre otras cuestiones, además de que también está comprometido con las reformas económicas.

Destacó que más allá de las afinidades personales, "las relaciones entre los dos países son muy importantes y es necesario trabajar constantemente para mantenerlas", señalaron agencias de prensa.

En Chechenia, la televisión estatal rusa reportó que una columna de 49 soldados federales sufrió numerosas bajas en una emboscada en las montañas del sureste de esa república caucásica. El mando ruso reconoció sólo cuatro heridos, y aseguró que el comandante checheno Movladi Movsashev fue detenido.