DOMINGO 2 DE ABRIL DE 2000

Ť Rosa Montero aborda en su libro los amores que cambiaron la historia


Pasiones, historias luminosas y terribles de parejas célebres

Ť Los duques de Windsor, León y Sonia Tolstoi, y John Lennon y Yoko Ono, entre los casos

Miryam Audiffred Ť Extraviar la inteligencia y convertirse en un imbécil elevado a la décima potencia es cosa fácil. Basta amar apasionadamente para transformar la cotidianidad en una interminable cadena de ridículos, porque "la pasión no madura y jamás aprende", asegura la española Rosa Montero.

Para la escritora madrileña, nacida en 1951, el amor logra que cualquier persona sea capaz de interpretar a la perfección un repertorio de indignidades nunca imaginado. Todo por el miedo de quedarse solo, consigo mismo.

Pero también hay muchas cosas por descubrir. Por eso, la autora de La función Delta (1981) y Bella y oscura (1993) se lanzó a la tarea de recuperar aquellos amores y desamores que han cambiado la historia.

Si hace cinco años la también periodista y creadora de la serie televisiva Su media naranja se aventuró a desentrañar míticas figuras femeninas, como Agatha Christie, Simone de Beauvoir, Camille Claudel y Frida Kahlo -de quienes resaltó su coraje para escapar de destinos tan estrechos como una tumba-, ahora publica 18 ensayos que penetran en las profundidades de varias relaciones pasionales, en las que el amor se revela como droga, dolor y frustración.

Trata de no acercarse a los lugares comunes y, con tal premisa, toma una instantánea de los amores que rozaron a los duques de Windsor, a León y Sonia Tolstoi, a Liz Taylor y Richard Burton, a Evita y Juan Perón, y a los célebres John Lennon y Yoko Ono, entre otros.

montero Además aparecen amores doblemente prohibidos, como la relación entre Oscar Wilde y lord Alfred Douglas, y el incestuoso caso de la escritora Anais Nin, que fue amante de su padre, el compositor Joaquín Nin.

Así, Pasiones -texto publicado con el sello de Alfaguara- recoge historias luminosas y terribles de personajes más o menos famosos, parejas de la antigüedad o coetáneas que rozaron el cielo y el infierno, y dejaron en claro que "el amor feliz no tiene historia" y que "sólo el amor amenazado es novelesco".

Un juego de prestidigitación

''El alma del amante vive en un cuerpo ajeno'', escribió Catón hace más de 2 mil años. No obstante el paso del tiempo, sus palabras pueden sentirse en cualquier relación contemporánea. Tal es la inmovilidad de los sentimientos humanos, que Rosa Montero está segura de que la pasión es un juego de magia. "Es un acto de prestidigitación que nos hacemos a nosotros mismos y una droga que ilumina al mundo de colores y genera efectos secundarios tremendos. Pero también es un producto de nuestro invento, porque cuando amamos lo que realmente nos obsesiona no es una persona sino la imagen que nosotros mismos inventamos de ella''.

De ahí que el amor-pasión esté condenado al fracaso o a su transformación en lo que la autora de La vida desnuda (1994) ha bautizado como el ''amor heroico'', es decir, aquel sentimiento que lucha por mantenerse con vida día con día. ''Creo que existe la posibilidad de luchar por un amor cotidiano y también creo que la batalla es casi titánica, puesto que es necesario superar la rutina y tener la firme decisión de asumirse como un minero. Porque el amor es una mina a la que hay que bajar constantemente para sacar tesoros, mientras deseamos que éstos nunca se terminen''.

Montero habla vía telefónica desde España y sus palabras recuerdan a Lucía Romero, la protagonista que en La hija del caníbal -obra con la que ganó el Premio Primavera de Novela 1997- cierra los ojos ante el desplome de su relación amorosa, todo por la presión de la costumbre.

Pero sea un invento, una trampa o un espejismo -como la propia escritora lo comenta- ''desgraciado aquel que no conozca la pasión, porque es uno de los grandes sueños del ser humano''.

Creadora de textos que han sido traducidos al alemán, italiano, inglés, danés, sueco y turco, entre otros idiomas, la periodista del diario El País y colaboradora del suplemento El País Semanal, expresa que el objetivo de Pasiones fue reivindicar que los ''seres humanos nos sigamos engañando con la pasión'', sin importar el sexo, la edad o la clase social a la que se pertenezca.

"Me parece que todos somos susceptibles a esa sensación, aunque tradicionalmente a la mujer no se le haya permitido contemplar el disfrute del cuerpo como algo natural, lógico, necesario y lícito''.

Quitarle a la mujer su propio cuerpo puede ser uno de los mayores crímenes posibles. Si bien ''al descubrir el amor descubrimos nuestra peor desgracia'', vale la pena sentir cómo un vivaz fuego recorre poco a poco las venas, incendiándolo todo hasta dar inicio a la vida auténtica, a esa realidad que empieza justamente donde el cuento acaba... ''más allá del colorín colorado y fueron felices para siempre''.

Por lo pronto, Rosa Montero no piensa viajar a México, porque está sumergida en la creación de una nueva novela que, en sus palabras, retrata 24 horas de la vida de una mujer. ''Será como hacer una visita a los infiernos cotidianos, pero también será una forma de demostrar que siempre hay maneras de labrar nuestro propio destino'', dice.

Pasiones ya está en las librerías del país y es muy posible que tengamos más noticias de la escritora en el transcurso del año. El director cinematográfico Antonio Serrano, quien dirigió Sexo, pudor y lágrimas, así como la telenovela Nada personal, está haciendo una adaptación de La hija del caníbal, la que -comenta Montero- no tiene idea de cómo va; no obstante está segura de que con una obra literaria se puede hacer una estupenda película. ''Voy a confiar en la libertad del director''.