DOMINGO 2 DE ABRIL DE 2000

Ť Exhibe en el Rufino Tamayo Hagiografía, hasta hoy


El cuerpo, fragmentado por lo virtual: Ernesto Pujol

Merry Mac Masters Ť A diferencia del cine, el video, la música y los medios de comunicación (entiéndase la publicidad), pareciera que la plástica carece de un peso en la cultura. Aunque Ernesto Pujol (La Habana, 1957) considera "preocupante" esa situación, confía en que la instalación es uno de los pocos medios que salvan a la plástica de un total cansancio.

Este medio relativamente nuevo en la historia del arte, explica el residente en Estados Unidos desde hace 17 años, gozará de una vigencia prolongada, porque "responde a nuestra identidad como consumidores".

''Vivimos en un mundo sobrepoblado de objetos, que incluso ha llegado al punto de considerarlos descartables. Hay personas que empiezan a hablar de la época posobjeto. La instalación es fiel al momento porque se basa en esa realidad. Recrea el ambiente que nos rodea a la manera de objetos encontrados o nuevos que acabamos de hacer. En ese sentido confunde a todo el mundo, porque a veces un cuarto de instalación no es nada diferente a una tienda o al supermercado o al shopping center, o al cuarto en que vivimos y dormimos, o el de nuestra hija, que está lleno de muñecas, o a la pastelería repleta de pasteles".

Pujol advierte que la instalación tendrá que formalizarse, porque la frontera con la escultura contemporánea es difusa. Hay personas que piensan que la escultura ha dejado de ser un medio para transformarse en instalación, apunta.

El instalador cubano fue "entrenado" como pintor. Así que al componer imágenes, lo hace desde el punto de vista de la pintura y eso es lo que sugiere su obra.

Hagiografía (que es el estudio de la santidad) no es un proyecto "a la ligera" sino un ensayo visual sobre lo que sucede con el cuerpo cuando vive una vida mística en la tradición europea cristiana. La instalación, montada en el Museo Rufino Tamayo, consiste en un "ambiente" que combina 18 imágenes fotográficas a la manera de cuadros antiguos, como la pintura española del siglo XVII, incluso, la tradición mexicana virreinal conocida como el género de las monjas coronadas, pero impresas digitalmente.

La pieza también utiliza mobiliario colonial, iluminación teatral puntual y sonido ambiental mediante una grabación cantada en latín del juicio de Juana de Arco. Hasta hay una banca de iglesia para el espectador.

Protagonista de sus retratos performativos y sin ningún afán de parodia, Pujol presenta un cuerpo "formal", incluso "tieso", del cual solamente se le ven, casi a manera victoriana, la luna de la cara, unas manos cruzadas en una posición muy discreta y tal vez, en el caso de los monjes, un pie desnudo. Se trata de un cuerpo que "ya no conocemos porque en nuestra cultura, sobre todo en Estados Unidos, el cuerpo está desparramado, sin fronteras, si acaso fragmentado por lo virtual, por la Internet".

(La instalación Hagiografía se exhibe en el espacio Sala 7, proyectos contemporáneos, en el Museo Rufino Tamayo, Paseo de la Reforma y Gandhi, Bosque de Chapultepec. Hoy, domingo, último día.)