DOMINGO 2 DE ABRIL DE 2000
Ť Asistieron 150 mil personas, de acuerdo con los organizadores del FCH
Con 50 rolas rebeldes, Manu Chao puso hasta el full el Zócalo
Ť Cuando interpretó El señor matanza, el cantante francés señaló el Palacio Nacional
Jorge Caballero Ť La presentación de Manu Chao en el Zócalo reunió, de acuerdo con los organizadores del Festival del Centro Histórico, a 150 mil personas.
Fue un concierto/recital/desmadrote como nunca se había visto, con un nivel apocalíptico/fregonsísimo. Los miles de darkis, punkis, alternativos, skins, paristas, antiparistas, skaseros, skaters, poshippies, freaks y demás fans slamearon, brincaron, bailaron, caderearon, disfrutaron de las más de 50 rolas que el músico de origen francés interpretó durante dos horas y diez minutos, en las que se escucharon sus fusiones de la rebelión.
Para encender los ánimos de este concierto estuvieron Los de Abajo y Panteón Rococó; éstos dejaron calientita a la banda, luego de interpretar sus temas clásicos, como Asesinos y Cúrame. Los panteoneros culminaron su actuación con un carnaval, en el que seres mitológicos/fantásticos/surrealistas emergieron y bailaron. Los ánimos no podían estar más encendidos. La voz del sonido dio la primera cifra de la noche: ''Nos informan que hay cien mil almas en la explanada del Zócalo''.
Antes de su aparición, resguardado detrás de los instrumentos, Manu -quien portaba una camiseta blanca con estampados de una estrella roja, una mano negra y las siglas del EZLN- simula tocar la lira y baila a ritmo del reggae. Apareció en medio de la penumbra del escenario, pero los flashes de los fotógrafos descubrieron la figura del ex Mano Negra. ''ƑQué pasa por la calle? Buenas noches México. Este concierto va dedicado para don Gregorio. Pa'todas las familias de estas calles y a las familias de toda la gente que está presa actualmente. Por una educación libre y gratuita. Para mí es un inmenso orgullo estar cantando aquí. Hay que tomar conciencia de que somos muchísimos, entonces debemos de tener mucho cuidado, Ƒo qué, papá?''. Y comenzó con Bala perdida. Los gritos alcanzaron un nivel pleno, el baile comenzó y las catapultas en el mosh pit fueron incesantes. Manu agregó: ''šeh!, México loco, Ƒqué pasa por la calle? Próxima estación: šesperanza!''.
Del público sobresalían dos banderolas: una con el escudo de la UNAM y otra con la efigie del puma y las siglas CGH. El olor a mariguana inundó el ambiente y la escasa policía se mostró tolerante. Había vibra de hermandad. Nadie se manchaba. El agua, la cerveza y la mois llegaron a quien se quiso apuntar. Se rompió la línea estúpida entre las diferentes corrientes musicales: un trajeadito corría el chuby al punk, que a su vez lo roló al skasero y la chora la mató el que se veía ultra.
Ya había interpretado Machine gun, Por donde salga el sol, Peligro y Welcome to Tijuana en versión skaseadita. Manú, eléctrico/inasible, pasa lista: Bolivia, Cuba y México. Las bocinas estuvieron a apunto de estallar con las notas de Radio Bemba y la voz de Chao. Ahora suena Mary Juana, el estribillo fue coreado por todos: "legalícenla, legalícenla". Un fan se subió al escenario y le ofreció al músico un churro. El lo rechazó y puso simbólicamente un cigarro en su guitarra. Siguió la canción dedicada "al gran fumador de mariguana de todos los tiempos, Bobby Marley, y pa'todos los aquí presentes; mucha suerte, papá".
Luego la banda covereó a Titán con Draster. El concierto alcanza un nivel apoteótico. Le siguen Carreteiro, Vaca loca y El viento. El concierto no bajó de nivel. Manu se despidió, pero era evidente que faltaba el encore. A las 22:40 el sonido anunció que ya había en el Zócalo ''150 mil almas''.
Manu apareció de nuevo cantando El tren que se fue, seguida con Día Luna día pena, Sé que no y Monkey. Llegó El señor matanza y en la parte que dice: "esta ciudad es propiedad del señor matanza", Chao señala el edificio de Palacio Nacional. Continuó King kong five. La vista no logró atinar el límite de la alfombra de cabezas que suben y bajan al ritmo de esta clásica rola, que sufrió ligeros cambios, como el estribillo, que se cambió por E...Z...L...N. Las más de cien mil voces acompañaron a Manu. Intercaló otras: Candela tadibobeira, Desaparecido Simón, Beedin Clown, Dos bueyes y Gitana, gitana.
Se despidió: "Buenas noches México. Próxima estación: esperanza. Encantado de estar en estas tierras, de todo corazón". Pero nadie se movió y llegó el segundo encore, a las 23:08. Salió a interpretar la rolísima esperada: Clandestino. Canta otras seis rolas. ''Libertad pa'todos los presos políticos, por una educación libre y gratuita, ahí está el futuro", dijo con un vaso de chela en la mano.