DOMINGO 2 DE ABRIL DE 2000
Ť Tras una investigación "sin respiro", varios fueron los triunfos del poeta
Encuentro privado entre Gelman y la joven que, todo indica, es su nieta
Ť Profunda alegría en Uruguay, resultado de una "inmensa búsqueda de la verdad"
Stella Calloni, corresponsal, Buenos Aires, 1o. de abril Ť Todos dicen hoy que el rostro de Juan Gelman -uno de los grandes poetas contemporáneos- había cambiado tras recibir la noticia del presidente de Uruguay, Jorge Batlle, y al saber que su desesperada demanda en búsqueda de su nieta nacida en cautiverio y apropiada por los militares, en este caso uruguayos, parecía llegar a su fin después de casi 23 años.
En algún lugar de un barrio tranquilo de Montevideo, el poeta y su esposa Mara pudieron ver el rostro imaginado de la joven que sería hija de María Claudia Irurueta Goyena y Marcelo Gelman, nuera e hijo del poeta. El encuentro fue sin prensa y Gelman advirtió que todo lo relacionado con la joven se mantendrá en absoluta reserva.
Aunque -como dijo el presidente- falta realizar la prueba genética usual en estos casos, hay enorme seguridad sobre la verdadera identidad de la joven, quien deberá recorrer otro camino: recuperar su identidad o mantener, el tiempo que sea necesario, su vínculo con la familia en la que creció y a la que reconoce amar.
Juan Gelman emprendió con su actual esposa Mara Lamadrid el camino de una investigación casi desesperada para encontrar las huellas que estaba buscando desde hace más de 23 años; fue atando cabos, hundiendo sus manos en las miserias y los horrores de la Operación Cóndor.
La investigación no dejó respiros y cuando ya el poeta tuvo suficientes datos, fue a ver al entonces presidente Julio María Sanguinetti, a quien dejó toda la documentación recabada. Luego, esperó durante un buen tiempo la respuesta que no llegó.
Despertar del letargo
Así comenzaron las cartas abiertas, como la de octubre de 1999 a Sanguinetti, y la tardada respuesta de éste, en noviembre, mientras la solidaridad hacia el poeta que creció por el mundo entero hizo despertar a muchos de su letargo.
El 5 de noviembre Sanguinetti respondió que el nieto o nieta de Gelman no había nacido en Uruguay, y sostuvo: "No desapareció ningún niño en territorio uruguayo". Además, negó que hubiera existido la Operación Cóndor, precisamente en momentos en que ya está documentada en diversos países y con dolorosos casos que responden a ese plan siniestro.
El 7 de noviembre el senador uruguayo Zelmar Michelini, cuyo padre fue secuestrado y asesinado en Argentina durante la dictadura militar, escribió al premio Nobel de Literatura alemán, Günter Grass, acusando a Sanguinetti de "negar hechos demostrados hasta la saciedad por investigaciones imparciales, por archivos de inteligencia estadunidense: la coordinación represiva entre las dictaduras del Cono Sur, los asesinatos y desapariciones y el secuestro de hijos de desaparecidos".
Esto fue en agradecimiento a la carta que Grass escribió a Sanguinetti exigiendo una respuesta a Gelman. A lo largo de 10 años de gobierno, Sanguinetti nunca recibió a las madres de los desaparecidos.
Gelman escribió otra larga carta en noviembre que tituló: "Una respuesta a la respuesta del Dr. Julio María Sanguinetti", en la que detallaba todos los datos que son conocidos sobre la participación de militares uruguayos en la Operación Cóndor.
Entre estos datos se identifica al teniente coronel José Ninno Gavazzo, jefe de la dotación que, en el contexto de Cóndor, secuestraba, torturaba, asesinaba a compatriotas suyos. Porque se sabe que el militar estuvo al frente del operativo en que fue robado Simón Riquelo, de 20 días de edad, hijo de uruguayos. El niño Riquelo que menciona Gelman es hijo de Sara Méndez, ahora querellante en los juicios contra Cóndor, en los que podrían ser condenados en Argentina los militares uruguayos, cuyos nombres también detalló el poeta.
Pero Gelman ganó otra batalla en Argentina. Además de investigar con Mara para escribir un libro sobre los hijos de los desaparecidos, también reunió elementos sobre la documentación que está en los juzgados aquí, dormida en la siesta de la impunidad, lo que le permitió conocer más testimonios de Automotores Orletti que se había convertido en su obsesión, porque en aquel garage situado en un barrio tranquilo de Buenos Aires, muy cerca de las vías de tren, lo que aminoraba los gritos de los torturados entre los que habían estado su hijo, Marcelo Gelman, y su esposa embarazada, María Claudia Irurueta Goyena.
Eran dos adolescentes secuestrados, entre tantas otras víctimas que pasaron por Orletti, y de cuya existencia se conoció a través de los escasos sobrevivientes. Desde allí se les "trasladaba" a la muerte, como en el caso de Marcelo, un tiro en la nuca a quemarropa, y su cadáver sumergido en cemento.
Cuando encontraron los restos de Marcelo se hallaron también los de una mujer embarazada, asesinada con su hijo en el vientre. Al parecer, era la esposa de un policía joven al que se vinculó a la organización Montoneros, de Argentina.
Gelman escribió una carta abierta al general Martín Balza, siendo éste jefe del ejército argentino, reclamándole por la presencia en esa institución, en un alto cargo, del general Eduardo Rodolfo Cabanillas, quien había actuado como subjefe en Orletti.
Como resultado de esto Cabanillas fue pasado a retiro, y a la vez, volvieron a salir a la luz historias de Orletti, y de figuras como la de Aníbal Gordon y su banda de criminales, nacida con los paramilitares y parapoliciales de la Triple A.
Otro de los efectos de la búsqueda de Gelman fue poner en escena la historia de la represión en Uruguay, que muchos pretendían ignorar. Se pensaba que con la Ley de Caducidad el problema de aquellos años de dictadura y terror había terminado. Pero estaba allí y ahora se busca un camino de solución, que no podría ser el de que los familiares cobren indemnización, aceptando como muertos a los desaparecidos.
Batlle, como dijo Gelman, demostró sensibilidad: cruzó los datos del poeta y su actual esposa con los de sus propias fuentes, y las coincidencias llevaron hacia una casa y hacia una joven.
En Argentina hay casos de niños encontrados ya adolescentes que comparten sus días con la familia biológica y la adoptiva, especialmente cuando se trata de personas que no han tenido responsabilidad en el crimen de los padres. También hay otros que han vuelto con sus verdaderas familias.
En Uruguay todos se aprestan a dar la lucha por la verdad. La central sindical del PIT-CNT que recabó firmas en apoyo a Gelman, saludó su presencia en Uruguay y manifestó su "profunda alegría ante los sucesos. Esta alegría, que una vez más es el resultado de una inmensa tarea realizada desde la sociedad civil, y como lo fue en este caso, contó con la oposición del gobierno de Sanguinetti".