ASTILLERO Ť Julio Hernández López
Pocas cosas se deben decir:
1) No debe perderse de vista el océano de corrupción en el que Oscar Espinosa ha sido sólo un marinerito.
2) La acusación de peculado contra Espinosa afecta los intereses más profundos de un sistema que está dispuesto a todo (lo de menos y lo más fácil es comprar la retractación de un testigo) con tal de mantener sus secretos a salvo.
3) La campaña de medios contra Samuel del Villar pretende crear el ambiente adecuado para que el Presidente de la República decida quitar al procurador incómodo, aduciendo tropiezos relacionados con el cocinero de una de las mayores historias de perversión y vicio que se han difundido en años recientes, la de Paco Stanley y su red de narconegocios.
4) El propio presidente Zedillo ha visto la gravedad del asunto y por ello no ha tenido reparo en meterse de defensor de oficio (él y el Secretario de Gobernación) de Oscar Espinosa, emitiendo juicios sobre el ejercicio de facultades constitucionales que ha hecho un procurador capitalino de justicia.
5) Quien quiera detenerse en el análisis del entretejido jurídico del asunto Stanley-Espinosa estará perdiendo de vista que el asunto del cocinero reculante y del secretario presidencialmente exonerado son parte de un conflicto político mayor, el de la impunidad y la justicia, más allá de requiebros legales y chicanas de oportunidad.
Una historia de ciencia ficción
Es posible que, como los genios malévolos de las películas de ciencia ficción, Bill Gates haya hecho algún desarreglo intencional en las computadoras que usan sus programas, para vengarse de los tropiezos multimillonarios de su empresa con la oficina gubernamental estadunidense antimonopolio.
Sólo así, con esa explicación simple, puede entender este cibertecleador el hecho de que hayan aparecido en uno de sus archivos, juntas por sí mismas, dos notas a las que por más que lo intenta no les encuentra ilación ni sentido pero que, en aras de compartir con sus lectores estos enigmas del más acá, ha de reproducirlas sintetizadas a continuación:
Nota número uno: Diversos medios de comunicación de Sinaloa dieron cuenta de la detención de Ismael Higuera Guerrero, El Mayel, realizada presuntamente la tarde del sábado reciente en Mazatlán. El Mayel es considerado el principal ejecutor de las órdenes de los hermanos Arellano Félix, de quienes se suele decir que viven en territorio estadunidense. Los medios sinaloenses aseguraron que la detención fue realizada por militares y policías, y que el detenido fue enviado en pocas horas a la ciudad de México. Antes de su detención se habían producido ajusticiamientos y aprehensiones diversas que, sin duda, mantendrían en alerta al citado lugarteniente de los afamados narcotraficantes, y a estos mismos. Sin embargo, y de una manera que aumentó las especulaciones, las autoridades de la PGR aseguraron que no hubo tal detención y que inclusive indagarían para saber quiénes habían esparcido tal rumor tan maligno.
Nota número dos: las medidas de seguridad en torno al candidato presidencial priísta, Francisco Labastida Ochoa, se vieron notablemente incrementadas la semana anterior, cuando los guardias del sinaloense se vieron especialmente bruscos e intolerantes. El ex gobernador de Sinaloa ha asegurado que ha recibido amenazas en años anteriores de parte de bandas como la de los Arellano Félix.
San Bill Gates, Ƒqué quieren decir esas dos notas juntas? Ƒcuál es el sentido periodístico que no entiende este golpeador profesional de teclas? Ƒtodo es culpa de las caídas del índice bursátil Nasdaq y del precio de las acciones de Microsoft?
"Violentos, violentos, violentos"
El domingo recién pasado, el presidente Zedillo visitó diversas poblaciones de Chiapas, entre ellas Comitán, donde una estudiante de preparatoria, Tania Ocampo Sarabia, le mostró con gallardía e insistencia una hoja de libreta escolar en la que habría escrito su convicción de que no se han cumplido los acuerdos de San Andrés.
Como hubo intentos de obligar a la estudiante a que ocultara tan rudimentario pero eficaz cartel (intentos que habrían corrido por cuenta del director de la escuela o de elementos del Estado Mayor Presidencial, según las diversas versiones periodísticas publicadas), el propio Presidente de la República intervino para que dejaran en paz a la alumna, con todo y su pequeño reclamo gráfico.
Sin embargo, y como era natural, el doctor Zedillo no dejó pasar la oportunidad para insistir en su postura de que él ha cumplido a plenitud los citados acuerdos, mientras que "otros" no lo han hecho. Conforme se acerque el final de su mandato, el presidente Zedillo necesitará de más enjundia y reiteración para hacer escuchar su defensa respecto del hecho histórico e innegable de que su administración se echó para atrás en el cumplimiento de los acuerdos mencionados. Un adelanto de ese veredicto histórico le fue hecho llegar por la joven estudiante de Comitán (y por otros más de sus compañeros), pues sin lugar a dudas el saldo del zedillismo tendrá entre uno de sus principales puntos oscuros el de ese vergonzoso incumplimiento de un acuerdo pactado.
Como es sabido, tal incumplimiento no queda sólo en los terrenos bravíos del respeto irrestricto a la palabra (al estilo de los tahures de feria) sino que sirvió para prolongar un conflicto que ha costado, entre otras cosas, descrédito internacional, división social, masacres, violaciones, torturas y asesinatos, así como una sangría económica terrible por el puro mantenimiento de decenas de miles de soldados y equipo bélico en la región (más los apoyos presupuestales extraordinarios, que no han servido para mejorar la vida de los indígenas pero sí para aumentar fortunas que llegaron a Chiapas en albores y hoy están en el cenit).
Frente a la historia, el juicio que reciba el presidente Zedillo por su actuación respecto de Chiapas deberá tomar en cuenta el empecinamiento grave del mandatario en mantener una política bélica y desdeñar las vías reales del diálogo y la tolerancia. El presidente Zedillo privilegió la mano dura, la persecución, las opciones militares, todo ello a partir de su convicción personal de que frente a él estuvieron personajes siniestros, manipuladores, intrigantes, a los que no debería tratarse con suavidad ni respeto.
Según una de las notas periodísticas publicadas sobre el caso de la estudiante de Comitán, el presidente Zedillo habría finalizado su inesperado encuentro con la repetición de una palabra, un concepto, que demuestra que hasta el simple alzamiento de una hoja de libreta con reclamos hace pensar al Ejecutivo Federal en escenarios de confrontación directa. Según esas notas, el presidente Zedillo se alejó de la estudiante, luego que ella insistió verbalmente en su señalamiento de que no se habían cumplido los acuerdos, repitiendo la clave de su entendimiento: "son violentos, violentos, violentos". (Por cierto, no debe restársele riesgos graves a la mirada terrible que el gobernador Roberto Albores dirigió a la estudiante Ocampo Sarabia por su actitud frente al presidente Zedillo. La joven Tania aseguró que no le provocaron miedo ni el Presidente, ni los guardias presidenciales, ni el director de su preparatoria, sino la mirada del gobernador Albores. No debemos olvidar cuántos agravios estremecedores se han ejecutado por instrucción de esas miradas.)
Astillas: Ayer cumplió cien días José Luis Soberanes como ombudsman nacional. Los momentos más memorables de este lapso se refieren a su polémica intervención en el asunto de la UNAM y la emisión prematura de un boletín de prensa que hizo sentir que el diálogo entre paristas y autoridades había fracasado antes de que terminara la reunión del caso. Además, Soberanes ha puesto especial atención a los temas de los desplazados chiapanecos, a la difusión de la cultura de los derechos humanos, y a asuntos de indígenas y trabajadores rurales.
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