VIERNES 7 DE ABRIL DE 2000

* Había amenazado con que tarde o temprano los militares volverían a pelear


Destituye Batlle al jefe del Estado Mayor Conjunto uruguayo

* Pretendía "combatir al enemigo interno que se identifica con la doctrina marxista-leninista"

Stella Calloni, enviada, Montevideo, 6 de abril * El presidente uruguayo, Jorge Batlle, dispuso hoy el relevo del jefe del Estado Mayor Conjunto, Manuel Fernández, luego que éste amenazó con que "a la larga o a la corta" los militares volverán "a pelear" con el enemigo interno que se identifica con "la doctrina marxista leninista".

"Vamos a tener que pelear de vuelta. La cosa está pasando de claro a oscuro", declaró al semanario Búsqueda el general Fernández, quien sostuvo además que en los últimos 15 años la posición de los militares no ha variado de aquella que inspiró la cruenta dictadura que gobernó el país entre 1973 y 1985.

Sobre eventuales investigaciones en torno a los detenidos-desaparecidos bajo aquel régimen, advirtió que "si empezamos con esos temas, ahí sí vamos a tener inconvenientes".

Cuando se le preguntó si creía que la idea del centroderechista Batlle era únicamente averiguar el paradero de los desaparecidos sin profundizar sobre las circunstancias y los culpables, respondió: "Yo, como conozco al enemigo, pienso que no. El enemigo tiene por doctrina la vieja marxista leninista. La política de la continuación de la guerra por otros medios. Toda fisura que haya es un elemento que al enemigo le sirve. Le llamo enemigo porque no hemos hecho las paces. Aquí no hubo cese de hostilidades y no hubo absolutamente nada".

Con estas declaraciones quedó claro lo que en algún momento de la campaña electoral del año pasado, con la izquierda como favorita, habían dejado entrever los duros del ejército con sus veladas amenazas por si aquellos "que no llegaron al poder por las armas" lo hacían por el camino de la política.

Pero no todos los militares comparten esta posición y, por ejemplo, el teniente coronel Daniel García manifestó su satisfacción por el reciente hallazgo de la nieta del poeta argentino Juan Gelman, la cual nació en Montevideo, adonde su madre fue trasladada tras ser secuestrada en Buenos Aires por la dictadura argentina.

Según fuentes políticas, Batlle analiza la posibilidad de asumir la responsabilidad estatal por la represión durante la dictadura y, como presidente y comandante supremo de las fuerzas armadas, pedir perdón públicamente.

Sin embargo, habría fuerte resistencia en el ambiente castrense a ir más allá, bajo el argumento que ya "pasó mucho tiempo", o a ayudar a esclarecer el destino de los desaparecidos, pues muchos militares no tendrían la certeza de que su gesto sería "reconocido".

Lo cierto es que Batlle parece dispuesto a producir cambios en este terreno, y por lo pronto el ministerio de Defensa anunció el relevo del general Fernández, a quien además se le impusieron medidas disciplinarias que no fueron precisadas.

Con todo, el estupor que provocaron las declaraciones del militar no lograron tapar el entusiasmo que se vive aquí desde la semana pasada, cuando el mandatario anunció el hallazgo de la presunta nieta de Gelman, buscada por sus familiares desde hace 23 años, tanto en Argentina como en Uruguay.

Este anuncio puso una distancia enorme entre Batlle y su antecesor y compañero de partido, el ex presidente Julio María Sanguinetti, con quien Gelman había entablado una polémica pública, en la cual el poeta contó con el apoyo de intelectuales, artistas, políticos y figuras de todo el mundo.

Aunque Gelman contaba con datos que apoyaban la posiblidad de que su nuera María Claudia, embarazada, había sido trasladada de Argentina a Uruguay tras haber sido secuestrada junto a su esposo Marcelo Gelman, en Buenos Aires, Sanguinetti negó que hubieran desaparecido niños en Uruguay. El caso, finalmente, fue un revulsivo que movilizó a la sociedad uruguaya, y puso nuevamente sobre el tapete el tema no resuelto de los desaparecidos.

Batlle también pareció distanciarse de Sanguinetti con otras medidas, como el traslado del coronel Tomás Casella, quien participó en el sonado caso Berríos (Eugenio), el ingeniero de la policía secreta pinochetista y creador del gas sarín, quien llegó a Uruguay protegido por antiguos cómplices de la Operación Cóndor de coordinación represiva entre dictaduras sudamericanas, pero terminó aquí secuestrado y asesinado en 1995.

Esa historia puso en evidencia la debilidad de los gobiernos tanto de Luis Alberto Lacalle (partido Nacional) como de Sanguinetti (partido Colorado) frente a los desafíos militares, pero al parecer esto estaría cambiando con el gobierno de Batlle, quien al asumir en marzo pasado prometió ocuparse del tema de los desaparecidos y "sellar para siempre la paz entre los uruguayos"