DOMINGO 9 DE ABRIL DE 2000
Ť La mayoría por estrangulamiento; se contabilizan más de 600 en esta década
Yucatán reporta alta incidencia de suicidios; 115 en poco más de un año
Ť La tasa supera la media nacional; hay 4 muertes de este tipo por cada 100 mil habitantes: INEGI
Luis A. Boffil Gómez, corresponsal, Mérida, Yuc., 8 de abril Ť José acudió a la casa de su esposa, de quien se estaba divorciando, para visitar a su pequeño hijo de siete años de edad y llevarlo a pasear. Sería la última ocasión que ella los vería con vida.
Al llegar a su domicilio de Caucel, comisaría de Mérida, José -albañil de profesión- dio a tomar al pequeño Damián herbicida con jugo de naranja y después ingirió otro tipo de veneno con refresco. El hombre estaba deprimido por su fracaso matrimonial y no soportó estar lejos de su pequeño.
Este es apenas uno de los 115 casos de suicidio en la entidad reportados en 15 meses. Durante 1999 se registraron 100 y en el primer trimestre del año 2000 hubo cinco en enero, seis en febrero y cuatro en marzo.
En la década pasada, sólo en 1996 se habían reportado más suicidas que en 1989; pero ahora la cifra superó el centenar de fallecimientos por esa causa.
Datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) indican que Yucatán cuenta con más de un millón 600 mil habitantes y calcula 64 suicidios o intentos de suicidio anualmente. Hasta 1998, el registro promedio era de uno a la semana, seguido de dos o tres intentos. Actualmente las cifras se disparan.
La Procuraduría de Justicia del estado y el Hospital Psiquiátrico Yucatán manejan porcentajes similares: la tasa de suicidios supera la media nacional que es de dos personas por cada 100 mil habitantes; en tierras del Mayab, el promedio es de cuatro o cinco por cada 100 mil que optan por quitarse la vida. Si se toma en cuenta la población general del estado, la cifra es alarmante.
Hasta agosto del año pasado, la tendencia era de al menos un suicidio a la semana y dos intentos. Mensualmente, las cifras se triplicaron. En noviembre, las estadísticas de la PGJE marcaron un promedio de 8.8 suicidios mensuales con tendencia a incrementarse al cierre del año.
Estos antecedentes apenas son explicados por los especialistas. Se puede hablar del alcohol y de los problemas familiares pero no a la ligera. Uno de los escasos estudios del problema, a cargo de Arsenio Rosado Franco, director del Centro Integral para la Salud Mental indica que en una muestra de 758 personas, divididas en grupos de edad y sexo, 13 por ciento de los suicidios se relacionan directamente con estados depresivos profundos.
Cifras mortales
Pero el alcoholismo también es factor fundamental. Otro diagnóstico del mismo nosocomio realizado a 100 personas, que tienen graves problemas con su manera de beber, demostró que 49 por ciento se inclinó, al menos una vez, a quitarse la vida. Estas personas sufren de alucinosis alcohólica.
Las cifras del INEGI no son nada gratas. De 1990 a 1998, un total de 534 personas se quitaron la vida en Yucatán, de las cuales 392 fueron hombres (73 por ciento) y 142 mujeres (27 por ciento). Con tendencias irregulares, pero hacia el crecimiento, en los últimos años la tasa de suicidios en el estado reportó, en 1991, un total de 46 casos; en 1992, 38; al año siguiente 54; en 1994 hubo 69 muertes; 71 en 1995, en 1996 se registraron 89 casos y en 1997 un total de 73 personas decidieron terminar con su vida. Durante 1999 se reportaron 100 casos, pero el registro global marca 634 muertes suicidas, sin contar los 15 casos de enero a marzo de este año.
Según la dependencia, definir las causas del suicidio es algo problemático y en más de 40 por ciento se ignoran las razones fundamentales. Sin embargo, el INEGI subraya que el disgusto familiar es la incidencia más directa con 14 por ciento de recurrencia, mientras que los números restantes se dividen en problemas amorosos, enfermedades graves e incurables; incluso, remordimientos.
El método más utilizado por los suicidas es el ahorcamiento (70 por ciento); el 9 por ciento "prefiere" el envenenamiento, mientras que 6 por ciento recurrió a alguna arma de fuego. El porcentaje restante (en su mayoría hombres) optó por cualquier otro método violento para terminar con su existencia.
Aunque no se puede establecer un patrón general, los suicidios son más frecuentes a finales de cada año, pero en julio y agosto suele haber fuertes tendencias, aunque en abril y noviembre de 1997 se reportó un promedio, respectivo, de 12 casos de suicidio, los más altos en un lapso de 30 días, durante la presente década.
En análisis aparte, los Servicios de Salud en el estado tienden a minimizar el problema, fieles a la política de su titular Iván Aguilar Vivas, quien se caracteriza por su famosa frase: "aquí no pasa nada".
Un dato curioso, pero necesario de tomarse en cuenta (con las reservas naturales), el origen de los suicidios en Yucatán data de la época prehispánica, concretamente con la diosa X'tab. De ahí que el método más común sea el ahorcamiento, aunque también predomina uno peculiar que es lanzarse a un pozo. Recuérdese la tradicional ceremonia maya de arrojar a las doncellas al cenote de los sacrificios en la antigua Chichén Itzá.
Problemas familiares
Natividad Hoil Euán llegó alcoholizado a su domicilio en un fraccionamiento popular y agredió a su esposa Diana Amaya y a sus hijos. La mujer y sus vástagos se encerraron en sus habitaciones mientras el sujeto destrozaba muebles y cuanta cosa se le cruzaba en el camino. Se metió al dormitorio de donde no saldría con vida. Horas después, su familia lo encontró colgado de una cuerda de plástico.
De la misma manera cortaron sus vidas Rubén García Martínez y Javier Osorio Arena, quienes fueron hallados colgados en sus cuartos. Ambos eran de extracción humilde, ingerían bebidas alcohólicas y enfrentaban problemas familiares.
Hay casos extremos. Un menor de Umán se ahorcó después de que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente le decomisó un pequeño venado por considerarlo especie en extinción. Semanas después, en Tunkás otro pequeño se suicidó aparentemente por el acoso de sus compañeros de escuela. Colgarse de una cuerda fue el remedio a sus incipientes penurias.
Las cifras recabadas precisan que el mayor número de muertes de esta naturaleza oscila en dos grupos: de los 18 a los 25 años de edad y en personas de más de 60. Según el director del Hospital Psiquiátrico Yucatán, Gaspar Baquedano López, en el primer objeto de estudio los jóvenes sufren de fuertes cargas emocionales como terminar una carrera y no conseguir empleo; un matrimonio frustrado, la adquisición de una vivienda y demás responsabilidades que resultaron ser una pesada carga para ellos.
Para los ancianos, el síndrome de klinex ("lo utilizado se tira y ya") es demasiado para soportar. Marginación, desempleo e inactividad conducen a las personas mayores al suicidio en cualquiera de sus modalidades.
El especialista alude a los mitos y advierte. "Es falso que quien habla de quitarse la vida no lo hará; tarde o temprano, los estudios precisan que quien habla de ello es porque sí lo cumplirá", aclara y sostiene otras dos tesis: al potencial suicida no hay que humillarlo ni burlarse de él y menos retarlo porque se puede acelerar su muerte.
Quienes han intentado quitarse la vida por lo menos en una ocasión sin conseguirlo tienen 60 por ciento de posibilidades de volverlo a intentar en comparación con la persona que nunca ha experimentado semejante inquietud. Por lo general, alguien que falla en su intento por matarse "no escarmienta". El año pasado unas 40 personas fracasaron.
Salvar vidas
Ante este grave panorama, en 1996 se instituyó el programa Salvemos una vida, dirigido por el Hospital Psiquiátrico, pero auspiciado por un comité ciudadano de damas y profesionales voluntarios. El proyecto reclutó mayor personal para cubrir sus tres vertientes: atención telefónica, correo electrónico y pláticas a grupos de riesgo.
El director del área de investigación del Psiquiátrico Yucatán, Arsenio Rosado, puso un toque más de alerta a la complicada situación. En las poblaciones yucatecas de Kopomá y Sitilpech un alto porcentaje de la población presentó cuadros depresivos que llevan al suicidio. En la primera, 12 por ciento de los habitantes sufre algún grado de depresión, mientras que en la segunda el promedio es 20 por ciento. Esta última equivale a que 13 de cada 100 mil personas son tendientes al suicidio, el doble del registro mundial que se ubica entre tres y seis por ciento.
Tradición ancestral o no, vinculada a X'tab (deidad del suicidio) entre los mayas prehispánicos, pero los expertos se inclinan más por los problemas sociales contemporáneos. Lo único cierto es que la década que culmina en Yucatán bien puede llamarse la "década del suicidio". Más de 600 muertes lo confirman y el problema parece no tener fin.