ASTILLERO Ť Julio Hernández López
Unos 2 mil 500 profesores provenientes de todo el país se quedaron este sábado sin la coleccionable oportunidad de escuchar al jefe máximo de la burocracia educativa, Miguel Limón Rojas, diciendo, como lo ha hecho en otras ocasiones discursivas, "hayga" en lugar de "haya".
Pero no fue tal ausencia la única notable en la ceremonia inaugural del tercer Congreso Nacional de la Educación, que comenzó el citado sábado 8 y termina hoy, todo en la ciudad de México. Fue todavía más importante la ausencia de quien es jefa máxima del sindicato magisterial y de buena parte del aparato burocrático que formalmente dirige el secretario Limón Rojas: Elba Esther Gordillo Morales.
La causa de que el secretario Limón y la lideresa Gordillo no hayan podido pasar lista de asistencia frente a los delegados magisteriales reunidos en el citado congreso, que es organizado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, fue la protesta enérgica de docentes de varias entidades, como Guerrero, Oaxaca, Guanajuato, Michoacán, Morelos, Zacatecas, Hidalgo y el Distrito Federal.
La inconformidad de los maestros llamados disidentes (para contraponer tal denominación con la de institucionales o charros que se adjudica a sus adversarios) se expresó tanto en las afueras del Centro Médico Nacional Siglo XXI (en cuya unidad de congresos se realizaba el educativo) como en su interior (luego de arremeter con violencia contra los guaruras que pretendían impedir su paso al pleno en el que el secretario formal del SNTE, Tomás Vázquez Vigil, se apresuraba a leer un discurso inaugural, cuya escenificación había adelantado una hora, con la esperanza de salvar las protestas de sus supuestos representados) y luego en diversas calles de la ciudad de México (hay un plantón permanente en la calle Venezuela, frente a la sede del SNTE).
Cabe mencionar que, aun cuando de una manera genérica se suele englobar las acciones de estos maestros inconformes bajo las siglas de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (la CNTE), ésta no es sino una de las varias, y a veces encontradas, formas de organización de tales mentores, quienes planean estar en la ciudad de México para participar mañana en la jornada de lucha contra las privatizaciones y realizar el 12 un paro nacional de labores.
La nueva cacique magisterial: Elba Esther Gordillo
Pero, poniendo aparte deleites lingüísticos como los que suele ofrecer el secretario Limón, o tropiezos y apresuramientos como los del líder formal, Vázquez Vigil, se puede ver que el verdadero blanco de la protesta magisterial es la maestra Gordillo Morales, quien ha ido reconstruyendo con paciencia y eficacia el estilo de gran cacicazgo de su mentor original: Carlos Jonguitud Barrios.
Elba Esther ha establecido ya un neocacicazgo inocultable: tiene como encargado de la Secretaría General del SNTE a un líder de papel, el profesor Vázquez Vigil; coordina el verdadero centro de poder sindical que es la Comisión de Acción Política del propio SNTE y, sobre todo, vincula el aparato magisterial con el PRI y sus intereses por medio del puesto formal de dirigente del sector popular (la Confederación Nacional de Organizaciones Populares, la añosa CNOP) y del menos específico (pero no menos eficaz) que su hija Maricruz Montelongo ejerce en la campaña de Francisco Labastida.
Tal poder concentrado (al estilo de quien se hacía llamar presidente vitalicio de Vanguardia Revolucionaria del Magisterio, Carlos Jonguitud, que sigue con vida física pero no política) atenta no sólo contra los intereses específicos (gremiales, laborales) de los maestros mexicanos, sino, sobre todo, contra el tránsito pacífico que la sociedad busca alcanzar pasando del autoritarismo tradicional (en el que el corporativismo del SNTE ha sido un elemento esencial) a una democracia real.
Herido de gravedad por la tendencia importante de mexicanos que buscan la alternancia del poder como fórmula transformadora y salvadora, el sistema político dominante (el PRI-gobierno) está apostando a sobrevivir mediante el uso intensivo de cuando menos tres instrumentos básicos: el de los medios de comunicación proclives al régimen, para crear escenarios de ilusión en los que presuntamente ganaría el tricolor la próxima Presidencia (y tratar de legitimar, mediante esos falseamientos mediáticos, los resultados electorales oficiales, que serían impuestos a sangre y fuego, de ser necesario); la utilización en el medio rural, sin recato, de Progresa, Procampo y todos los mecanismos de asistencia social que garanticen control clientelar a favor del PRI, y, en el ámbito urbano, el despliegue de planes de adulteración electoral en el que participarían de manera especial las brigadas magisteriales gordillistas (recuérdese que días atrás fueron encontradas en un edificio del SNTE credenciales de elector y listas de presuntos militantes priístas, asunto que fue reportado a la fiscalía encargada de estos asuntos, para su investigación).
Como se ve, la lucha de los maestros por su democracia interna, y contra los nuevos cacicazgos, no se queda sólo en su ámbito gremial. Es tanta la importancia de los profesores, y tanta su influencia política y social, que sus problemas incumben también a esferas tan importantes como las de la democracia entera del país y de la limpieza de las prácticas electorales que se habrán de realizar el 2 de julio.
Del horario de verano al horario de la justicia
El cardenal Norberto Carrera Rivera ha tenido la muy oportuna ocurrencia de considerar sospechosa la consignación por peculado que el procurador Samuel del Villar ha hecho contra el ex regente Oscar Espinosa.
Según la información difundida ayer en noticieros de radio, luego de la misa dominical que ofreció el mexicano que está en la lista de los posibles aspirantes al papado que deje Juan Pablo II, es sospechoso que la acusación haya tardado casi tres años en ser realizada. Ello haría desear que tal decisión de orden judicial no tuviese tintes electorales.
Las palabras de don Norberto le colocan con un gran tino en el bando de quienes hoy luchan por desacreditar el esfuerzo hecho por Del Villar para conseguir evidencias sustentadas de las pillerías que muchos suponen cometieron Espinosa y su equipo, pero que no son fácilmente demostrables. Ciertamente, la Iglesia no ha dado antes grandes muestras de celeridad para emitir sus juicios o para consignar sus dudas. Recuérdese que apenas unas semanas atrás el Papa polaco pidió perdón por causas y hechos de muchísimos siglos atrás. Y, en el caso mexicano, personajes de la lucha cristera apenas habrán de ser elevados a los altares dentro de pocas semanas (justamente cuando los ánimos electorales de los mexicanos más encendidos estén y cuando más materia de distracción necesitarán), y asuntos como el de Juan Diego todavía generan alta polémica.
Pero, eso sí, en el reloj de las premuras políticas, al señor cardenal le parece mucho el tiempo pasado entre las supuestas fechorías de Espinosa y la consignación hecha por Del Villar. En estos casos, cada cual lee en el reloj la hora que más le conviene.
Astillas: Ha renunciado Víctor López Cruz a la Secretaría General del PRI de Tabasco, en protesta por las irregularidades que -dice- hubo en el proceso de elección de Manuel Andrade como candidato a gobernador de esa entidad. López Cruz fue el coordinador de la campaña de Labastida en el estado, y llegó a esa segunda posición en importancia del Comité Directivo Estatal en negociaciones de supuesta integración de los equipos del sinaloense y del máximo jefe tabasqueño. Corre la versión, que no debe desdeñarse, de que la maniobra explícitamente encabezada por Esteban Moctezuma, de sacar a Arturo Núñez del golpeteo inmediato de Tabasco, y de preservarlo en un cargo etéreo, pretende evitar ajustes de cuentas políticamente sangrientos antes del 2 de julio. En cuanto llegase esa fecha clave, en la que supuestamente quedaría el poder pleno en manos de Labastida y de sus operadores, como Moctezuma, se intentaría anular el proceso de Tabasco y, una de dos, o hacer uno nuevo, o instalar de plano a Núñez como candidato sustituto. Eso dicen.
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