LUNES 10 DE ABRIL DE 2000

* Sufrimiento, el mayor gozo, definió Monsiváis


"Hoy voy a la vida", canto de Chavela Vargas en el Zócalo

* Unas 25 mil personas se congregaron para oír a la cantante

Jaime Whaley y Arturo Cruz * "No hay mayor gozo que el sufrimiento, y en el último canto nos vamos", expresó Carlos Monsiváis al fin del concierto que ofreció ayer por la noche Chavela Vargas, ante unas 25 mil personas en el Zócalo capitalino. El cronista definió así, para un diccionario, a "Vargas, Chavela: hemiciclo a José Alfredo Jiménez; voz que se reaviva con las generaciones; voluntad para vivir como le da su regalada y republicana gana; su herencia está ya contenida en sus discos; representa el México a pedido; ella canta y México la acompaña".

La cantante se presentó dentro del Festival del Centro Histórico de la Ciudad de México, que finalizará el próximo jueves 13 de abril con una celebración popular en la Plaza de la Constitución, que incluirá juegos pirotécnicos, música en vivo, acróbatas y mojigangas.

La espera no fue larga. El reloj de la Catedral marcaba las 20:10, y Chavela subió al escenario con su típico atuendo: un jorongo negro con grecas anaranjadas, un collar ambarino, pantalón de pana y saco negro. Y botines del mismo tono.

"Y ponme la mano aquí, Macorina, ponme la mano aquí...". Fue el estruendo, la resonancia por una voz cuyos ecos llegaron a lo más profundo del sentimiento. "Y ponme la mano aquí...".

Siguió un sepulcral silencio. La llorona, la del hermoso huipil. La tequilera (faltó el bendito néctar del agave azul, la verdad, para estar más a tono). "Somos un sueño imposible", con esa voz que hipnotizó a Joaquín Sabina. "No vuelvo a amar, con tan profundo anhelo, no vuelvo a amar, šjamás, jamás, jamás!", que llegó hasta los oídos de Rosario Robles, jefa de Gobierno del DF, y de Alejando Aura, titular del Instituto de Cultura. Unieron sus voces a las de los otros 25 mil que comprendieron que la canción mexicana es universal cuando es bien interpretada.

La bien pagá, acompañada por el Mariachi 2000. "Me cansé de rogarle, me cansé de decirle que yo sin ella de pena muero", de la poética josealfredezca. "šUn momento! šNunca en la vida me había sentido tan emocionada!". La Vargas dejó atrás la canción y se dirigió a su gente: "Y con ésta no digo adiós, sino hasta luego"; cerró los ojos, se cubrió la cara. Volaron las notas de Volver, volver, tema con la que envió el mensaje sutil de que no se va, que se queda.

"Vengo de donde viene mi amigo el viento, de la luz que probaron los cerros; no pregunten quién soy, porque no se los voy a decir", letra significativa en la vida de la cantante: "A puro valor (haciendo un apóstrofe ahuecando las palmas de las manos y haciendo como que se sopesa algo); cuando a Cristo recé, ni mis rezos llegaron; šantes iba a la pinche muerte! šHoy voy a la vida!".

 

Y salió del escenario

 

Chavela se salió del escenario. Fue a llorar sobre el hombro de una dama. Su sentimiento fue compartido con un aplauso. Regresó y cantó el himno del enamorado que se va para no hacer daño a su amada: Cruz de olvido, de Záizar. "Con el atardecer me iré de aquí, me iré sin ti; me alejaré de aquí, con un dolor dentro de mí...".

Aída Gómez, directora del Ballet Nacional de España; Liliana Felipe, Marcela Rodríguez y Jesusa Rodríguez, así como el mencionado Carlos Monsiváis, le hicieron llegar sendos ramos de rosas rojas.

Jesusa y Liliana le dedicaron una de sus sencillas y creativas composiciones: "Si las noches son largas y va a amanecer; si la luna está en vela, pos que cante otras vez Chavela Vargas".

Jesusa hizo una reverencia ante la sacerdotiza del canto popular, que envió un mensaje a los jóvenes: "En la vida todo es posible; pertenezco a este mundo, štodo se puede! Les dejo de herencia mi libertad. šQue Dios los bendiga!".