MARTES 11 DE ABRIL DE 2000
* El silencio del universo, exposición de la artista en la Galería Pecanins
Beatriz Zamora: para ser felices es necesario adquirir conciencia cósmica
* La ganadora del Premio Nacional de Pintura 1978 pagó caro su fe en el color negro
* Belleza y verdad son dos motivos torales para continuar con mi plástica, afirma
Merry Mac Masters * Para Beatriz Zamora (ciudad de México, 1935), ''todo es negro". Lo que ocurre es que ''no lo vemos". Y la pintora explica: ''Dicen que 98 por ciento de todo el universo es materia oscura. Y si como es arriba es abajo, también somos eso. Pero como vemos de aquí para acá (de los ojos hacia afuera), observamos la luz, pero no donde está lo negro. Pero si somos seres cósmicos está en nosotros. Esa es una de las cosas por las cuales la obra (la suya propia) ha seguido y seguirá, porque tiene la referencia esencial en todo.
''La conciencia cósmica es una de las más importantes que deberíamos adquirir para poder ser felices, sanos... Si tenemos una conciencia elemental de las circunstancias que suceden en esta ciudad o en el mundo, pues es muy limitada y, las personas, tienen problemas muy graves. Pero, son sus propias limitaciones y dentro de ella está toda esa eternidad. El negro es de eternidad."
El amor, medicina universal
A Zamora se le reveló el negro en 1977, después de un proceso de búsqueda interna, espiritual y física que se gestó desde 1963. Su antecedente inmediato fue La tierra, serie que le enseñó lo innecesario de trabajar los demás colores porque el negro incluye a todos. Entrevistada, habla de ese momento determinante:
''Haz de cuenta que estaba en el Zócalo y de pronto me vi rodeada de toda la humanidad, con sus dolores, sus enfermedades y sus vicios. Me desintegraba de dolor, pero ese mismo sentimiento de pronto se convirtió en una espantosa y terrible compasión por ese ser humano tan desgraciado. Allí me sentí comprometida con toda la humanidad. Había visto su mal y tenía que encontrar la medicina. Eso no es una llamarada de petate que te dura un rato y se acabó. No. Eso persiste para toda la vida. Eso me dio la fuerza para sacrificar absolutamente todo lo que no era esencial para sobrevivir. Ahora sé que la medicina universal es el amor, pues de allí nace el negro."
La artista pagó caro su fe en el negro. Ganadora del Premio Nacional de Pintura 1978, efectuado en el Museo del Palacio de Bellas Artes, su cuadro El negro no. 4 recibió una terrible agresión. Fue tirado al piso por un grupo de artistas inconformes, cuyo objetivo era lanzarlo por la escalera y aniquilar a Zamora. A pesar de haber sido golpeada con un extinguidor, por el pintor Enrique Guzmán, no le pasó nada a la obra realizada con carbón vegetal y resina. ''Esa misma noche un grupo de vándalos entró a la casa de Beatriz, rompieron las puertas de su casa y las de los vecinos, buscándola por todos lados con la idea de matarla", escribe Eduardo Rubio en su libro Beatriz Zamora. Historia de una artista excepcional (Ediciones Castillo, 1994). Después, se dejó correr el rumor de que sería quemado todo lugar en donde expusiera. Zamora acabó por irse de México.
En Nueva York no le fue mejor a pesar de tener el apoyo del crítico de arte Robert Rosenblum. El problema era el mismo que en México: por ser una obra fuerte, impactante, sin una aparente referencia histórica, no la comprendían. Nunca pudo exponer y mucho menos vender. Luego, al término de ocho años, las autoridades estadunidenses ya no le quisieron renovar su visa y Zamora tuvo que regresar a México, ''peor de como me fui, sin casa, sin dinero, sin nada". Es más, decidida a ''no volver a pintar en México". Pero, pasó el tiempo y ''un día pensé, bueno, si es mi país... Además, tenía dos porqués fundamentales que eran la belleza y la verdad. Gustara o no, tenía que seguir haciendo lo mismo".
Más de dos mil cuadros de El negro
Beatriz Zamora encontró a la fábrica de negro de humo donde le regalaron ese derivado del petróleo y se puso a trabajar otra vez. (Como numera sus cuadros ya lleva más de dos mil de la serie El negro.) ''Después, entendí que me habían echado de Nueva York para que hiciera el corazón en México que le pertenece", dice al referirse a uno de los planteamientos del negro. Este ųprecisa la pintoraų es un absoluto que se puede trabajar por ''infinitos" que ella denomina ''planteamientos". Cada cual tiene su técnica, su forma, su material, su contenido que es el mismo negro. Para hacer todavía más comprensible ese absoluto, lo divide en tres partes: ''Pasado, presente y futuro, y sus tiempos sucesivos que me darán otra vez ese absoluto". El año pasado, Zamora obtuvo el tercer lugar del Gran Premio OMNILIFE 99, Salón de Octubre, en Guadalajara, Jalisco.
(El silencio del universo, se titula la exposición de 54 obras ųdiez cuadros recientes, tres realizados con carburo de silicio, uno craquelado de tres metros y 40 de pequeño formato de diferentes épocasų de Beatriz Zamora que hoy, a las 19:30 horas, se inaugura en la Galería Pecanins, en Durango 186, colonia Roma.)