* Libre, fluye la droga
Infierno o paraíso, las dos versiones que corren en
las Islas Marías
Alonso Urrutia, enviado /I, Islas Ma-rías, 10 de abril * Dice la conseja popular: ''en las Islas Marías los reos son libres buscando su libertad''.
Tan lejos de la leyenda negra que las persigue desde aquellos tiempos de Los muros de agua, de José Revueltas, como del paradisiaco espacio de readaptación social que pregona hoy su director, Juan Manuel Herrera, en el penal federal co-existen los viejos métodos de sometimiento de internos con innovadores conceptos de rehabilitación. "La leyenda negra de las Islas Marías quedó atrás hace 30 años", afirma convencido Herrera con tono que evoca recuerdos históricos.
Sus remembranzas aún las padecen los reos que las denuncian hoy: "esta administración es un terror", clama uno de ellos, desde una especie de separo que oficialmente es denominado Área de Toxicomanía, o La Borracha, como popularmente la conocen los reos y desde donde se hace la delación de los malos tratos, abusos y hasta tortura.
Así, la vida en las Islas Marías transcurre entre reos bien portados que purgan condenas con sus familias en semi-libertad e internos rebeldes que enfrentan los "métodos de corrección"; entre infantes oriundos de este penal que cursan la primaria o la telesecundaria y multihomicidas a punto de entrar a la senectud; entre el baile popular del fin de semana y la clandestina distribución de droga, bajo el auspicio de altos mandos del penal, como bien lo saben los reos.
Entre gitanos no se leen las manos
Cae la tarde del sábado en las Islas Marías. En la plaza de Balleto ųuna especie de capital de la isla María Madre, asiento del penalų hay verbena popular. Es momento de relativo relajamiento penitenciario. Puestos de dulces amparan también la venta de mariguana. José Medina llegó a las Islas Marías hace cinco años, convicto por narcotráfico.
"Vine por culpa de la droga y aquí mero te la venden", reclama mientras saca un papel que le llama paloma y es su dosis de droga de hoy. Unos cuantos gramos, apenas para entretener la adicción.
Su puesto de paletas lo llama The Fantasy Island. El dibujo parece expresar sólo sus fantasías: aviones que sobrevuelan la isla y lanzan paquetes; algunos más que ya flotan en las costas y algunos dibujos del consumo de droga en La Colonia, como se le dice a la isla con la benevolencia oficial.
No dice más, pero el recuadro ilustra otras versiones. Desde La Borracha, otros reos lo afirman sin ambages: en las noches aparecen paquetes flotando en la playa, son los que se distribuyen en la isla.
Con el temor de represalias omiten sus nombres, pero señalan responsables: Esteban Ramírez, subdirector técnico del penal conoce y auspicia el tráfico de drogas que se materializa en los puestos callejeros.
Algo saben estos reos de cómo comercializar la droga, si dos de cada tres presos purgan sentencias por narcotráfico.
Ramón Castro llegó a las Islas Marías para terminar los cinco años que le faltan porque lo agarraron con un cargamento de 400 kilos mariguana que tenía allá por San Luis Río Colorado y por el cual ganaría 90 mil pesos.
Baterista de Los Dorados del Norte ųuno de los ocho grupos musicales de la islaų ha forjado sus virtudes musicales en el penal. Imposible no advertir una suerte de ostentoso escapulario que no trae un santo como tal, pero si la imagen de un buen hombre para él: Jesús Malverde, de quien dice supo ayudar a la gente.
Es de los pocos que asume su culpa. La mayoría de los mil 199 recluídos por crimen contra la salud responden con algo de reticencia sobre lo que se les acusa: delito federal.
Medina, el propietario de The Fantasy Island, como el resto de los narcotraficantes, reclama que no tienen ningún beneficio. "Por más bien que se porte uno, no le bajan la pena". Y es que cuando recién llegó se concretó la reforma legal que prohíbe la reducción de pena a quien cometió delitos contra la salud.
Pero Medina reniega de su suerte y culpa a la autoridad del penal de su insensibilidad y reclama enseñando su paloma: "Ƒesto es readaptación? Si ellos me la venden".
Readaptación total y plena
Con diez meses en la isla y ex colaborador de Patricio Chirinos en Veracruz, Herrera considera que el penal es un modelo de readaptación. El concepto de "libertad restringida o semilibertad" es la clave. Y es que en las Islas Marías los derechos se ganan y quienes vienen aquí, "son voluntarios".
En La Colonia se vive bajo un régimen de "libertad reglamentada", cuyo objetivo ųasegura Herreraų es favorecer el proceso de readaptación social de los "colonos-internos". La isla María Madre es "un nuevo concepto en el sistema penitenciario mexicano y aunque presos al fin, los internos gozan de una libertad que no se otorga en otro centro".
Los reos que viven con sus familias se lo han ganado con su comportamiento. Con un costo promedio de 70 pesos diarios por cada interno, quienes habitan con sus familias tienen garantizado escuela y comida para sus parientes.
Para avalar sus dichos, ofrece un recorrido por los talleres y obras, el lado amable de la isla. En el lugar donde los mil 688 internos hacen su melga ųtrabajo penitenciarioų, los sentimientos son encontrados.
Quienes lo hacen en los talleres ubicados en Balleto ųde torno, cultivos, producción de mielų afirman que los tratan bien, pero que no hay "beneficios". Contrastes que los conducen a la desesperanza frecuentemente.
Homicidas o narcotraficantes en su mayoría, tienen restringidos o proscritos sus derechos de intercambiar trabajo por la reducción de sentencias. Por eso preguntan: Ƒdónde están los beneficios de la readaptación?
Orgulloso va Herrera mostrando las bondades del penal que le hacen jurar que "hay una readaptación total y plena". A su juicio, homicidas y narcotraficantes salen del penal totalmente readaptados, muy pocos reinciden en esto de la delincuencia.
Se visita la clínica del IMSS-Solidaridad que define como modelo nacional, la casa de la cultura, las obras de la planta potabilizadora de agua, la mansión que se construye para albergar en lo futuro al director del penal y la biblioteca José Revueltas, el más célebre de los internos que hayan venido.
Arnulfo es el encargado de la biblioteca. También homicida, describe la actividad literaria de la isla según la cual el best seller es Los muros de agua. Es el único que no está en exhibición y se guarda bajo llave.
ųƑY ya no hay de aquellos abusos que Revueltas decía en su libro?
Echa un vistazo para corroborar que el numeroso personal que vigila la visita de prensa se ha alejado lo suficiente para comenzar a dar la otra cara del penal. Se queja del rancho y de la obstaculización, casi proscripción de cualquier contacto con organismos de derechos humanos.
"Hay malos tratos", susurra. Es apenas la primera señal de las denuncias clandestinas de los internos. Pronto comenzarán a multiplicarse.