ASTILLERO Ť Julio Hernández López

JUEVES 13 DE ABRIL DE 2000

* Astillero *

* Julio Hernández López *

El sistema judicial y político está siendo peligrosamente estremecido por los apellidos Arellano Félix.

 

Luego de una larga tregua (necesariamente acordada y sostenida con una parte de los poderes institucionales de este país), el grupo de los hermanos Arellano Félix ha sido tocado en los meses recientes de una manera evidente. No sólo en el terreno natural de las detenciones (o secuestros) y los ajusticiamientos entre policías y narcotraficantes (terreno en el que finalmente puede llegarse a entendimientos, sobre todo cuando se atemperan las presiones estadunidenses que reclaman a las autoridades mexicanas acción verdadera contra la banda a la que consideran protegida por segmentos estratégicos de este lado), sino, sobre todo, en el plano político (en el que no son tan expertos como en el otro, y cuyas oscilaciones suelen producirles angustias y temores extremos). Recuérdese, por ejemplo, el hecho insólito de que un candidato presidencial priísta haya mencionado a tales hermanos Arellano Félix como responsables de parte de las graves amenazas que relata haber recibido cuando era gobernador de Sinaloa.

 

Las reacciones violentas de los hermanos Arellano Félix al sentirse atacados (y acaso traicionados) han alcanzado, como es natural, diversos niveles del aparato federal de procuración de justicia, pero también han generado sobresalto en el equipo de campaña de Labastida, pues sabido es que el narcotráfico ha infiltrado hasta niveles impensables las estructuras institucionales del país y, sobre todo, el tejido político cupular del PRI. Aun cuando la única verdad oficial sobre el caso Colosio descansa en la autoría solitaria de Mario Aburto, en la élite tricolor y en el ánimo popular domina la percepción de que el ámbito ejecutor, y las maniobras de posterior encubrimiento de aquel crimen pertenecen a esa franja de densos intereses en la que confluyen el poder priísta y el narcotráfico.

 

En estos momentos de tensión política y de difíciles augurios políticos para esa élite tricolor, el asunto de los Arellano Félix agrega elementos de preocupación grave. Ni siquiera los amagos guerrilleros sugieren escenarios tan peligrosos como los del estallido de una guerra abierta contra la organización de narcotráfico más importante y más protegida del país.

 

Un mensaje directo

 

Ayer, por ejemplo, en La Rumorosa, que es una parte del tramo carretero que conecta a Tijuana con Mexicali, convergieron dos hechos que confirman el nivel de confrontación al que se ha llegado con el grupo de los Arellano. En la madrugada fue encontrado en el fondo de un precipicio un vehículo en el que viajaban dos agentes federales, Oscar Pompa Plaza y el capitán Rafael Torres Bernal, y nada más y nada menos que José Luis Patiño Moreno, quien era director de los agentes del ministerio público especializados y, además, el comisionado del gobierno federal mexicano para combatir al grupo de los Arellano Félix. Los indicios disponibles muestran que los tres fueron agredidos físicamente antes de morir, y es de suponerse que se pretendió aparentar un accidente automovilístico o, simplemente, que se usó ese sistema carretero para deshacerse de los cuerpos.

 

Un general confirma lo

que la PGR niega

 

Horas más tarde, en esa misma región de La Rumorosa, se produjo una declaración insólita. El general Rigoberto Castillejos Adriano, quien es el jefe de la Región Militar que incluye Baja California, confirmó lo que la PGR se había empeñado en negar hasta por medio de boletines oficiales de prensa: en Mazatlán fue detenido varios días atrás Ismael Higuera Guerrero, El Mayel, quien es considerado el operador principal del grupo de los Arellano Félix.

 

El general Castillejos dijo que El Mayel había sido detenido en la tercera región militar, con base en Mazatlán, Sinaloa (asunto del que Astillero había dado cuenta, sobre todo con base en reportes de periodistas de aquella entidad). Según esa información, el citado lugarteniente de los afamados hermanos había sido apresado y luego conducido al Distrito Federal. La PGR dijo, el 5 de abril, en comunicado oficial, que no había ninguna detención y que investigaría el origen de tales versiones infundadas.

 

El recuento de desgracias recientes no puede dejar a nadie tranquilo (y no sólo se habla aquí de las autoridades encargadas de combatir el narcotráfico, sino también de la seguridad física de los principales personajes políticos oficialistas del momento). Desde que en un ámbito de campaña del PRI se mencionó el apellido Arellano Félix como enemigo, se ha detenido al cerebro financiero, Jesús Labra, y al operador Ismael Higuera, y apareció asesinado el abogado de Labra, Gustavo Gálvez, luego de entrevistarse con su cliente en el Distrito Federal. En respuesta, ayer asesinaron al comisionado para encabezar esa lucha. Hoy y mañana, los niveles donde se libre esa guerra pueden ser más altos.

 

Los sustos que provoca El Pejelagarto

No se necesita ningún entrenamiento especial en artes del espionaje (ni pedirle consejo al diputado perredista Gilberto López y Rivas) para entender que se ha desatado una ofensiva contra la fuerza del sol azteca en la capital del país y, en especial, para impedir el enfilamiento claro de triunfo que ha alcanzado Andrés Manuel López Obrador.

 

Los elementos de esta obra digna del mejor policía chino son, cuando menos, los siguientes: 1) El montaje hecho en la cárcel de Puebla para difundir la retractación del testigo Luis Gabriel Valencia en el asunto de Francisco Stanley (a nivel nacional y en un explícito hermanamiento de intereses entre Televisa y Televisión Azteca, que sólo puede lograrse en este país mediante órdenes expresas superiores, apelantes a algo así como mal entendidas razones de Estado), 2) la campaña de desacreditación contra Rosario Robles, 3) el fortalecimiento intencional de la figura de Oscar Espinosa, mediante apapachos presidenciales y exhibiciones de poder, y 4) la pretensión de negarle el registro como candidato a López Obrador, aduciendo que no tiene el tiempo suficiente de residencia en la capital del país para pretender gobernarlo.

 

Por cierto, y nada más para mostrar el grado de preocupación que ha generado en el PRI el avance de López Obrador, está la declaración de la mismísima presidenta formal del comité nacional priísta, Dulce María Sauri de Riancho, quien ayer dijo en rueda de prensa que Jesús Silva Flores, mejor conocido como Jesús Silva Herzog, va adelante en las encuestas de opinión que conoce ese partido, "aunque por direrencias pequeñas sobre sus más cercanos competidores". Esas pequeñas diferencias son las que están generando las grandes campañas contra López Obrador.

 

Mentes colonizadas

 

Los promotores de la candidatura de Vicente Fox invitan por Internet a visitar el sitio del New York Times en el que se publicó una entrevista con el guanajuatense. La manera como tratan de incitar tal lectura revela la estructura mental de parte de la élite foxista. Así dice la tal invitación: "Para leer el texto completo de la primera plana del periódico más famoso del mundo, dale click a esta referencia, y tómate 5 minutos para poder decir que leíste la noticia política más impresionante de los últimos años en el New York Times, exactamente igual que como la leyeron el presidente Clinton, Mel Gibson, Bill Gates, Brad Pitt, y más de 5 millones de lectores en el mundo entero".

 

Astillas: Corre la versión de que un candidato a la Presidencia tiene serios problemas en un riñón, de tal manera que será necesario que se someta a una operación quirúrgica tan delicada que deberá dejar sus responsabilidades actuales. Las especulaciones se detienen cuando se pregunta el nombre del posible sucesor de ese candidato. Dubitativos, temerosos, algunos de esos infidentes institucionales medio responden con una adivinanza vial que este tecleador no acierta a entender: "... este ...ųtitubeanų Ƒvan o vienen?" ...

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