JUEVES 13 DE ABRIL DE 2000
* Emilio Pradilla Cobos *
El PRI y la educación básica
Jesús Silva Herzog, candidato del PRI a la jefatura de Gobierno del Distrito Federal, salió en defensa de la propuesta de Francisco Labastida, candidato de su partido a la Presidencia de la República, para introducir la enseñanza del inglés y la computación en la educación primaria, asumiéndola, suponemos, como parte de su propuesta a los capitalinos.
Para evitar los frecuentes malos entendidos, manifestamos nuestro acuerdo con el derecho que tienen todas las niñas y los niños mexicanos de conocer el idioma inglés y otros, y de dominar la tecnología de la computación, entre otras. Nuestros desacuerdos con la propuesta van más al fondo de la cuestión educativa en México y el Distrito Federal.
Labastida y Silva desconocen totalmente la realidad de la educación en el país y en la capital, por lo que siguen la línea tecnoburocrática de los gobiernos de Salinas y Zedillo, que han puesto el acento en medidas efectistas, que suenan a "modernidad", a adecuación de la fachada a la "globalización", y que han sido dictadas por los expertos del Banco Mundial y de la OCDE, convertidos en su religión y sus pontífices.
Lejos de proponer una reestructuración a fondo del sistema educativo en su conjunto, optan por acciones puntuales, mientras golpean rudamente el sistema con su política económica. Entre otros muchos temas olvidan el analfabetismo absoluto o funcional de millones de mexicanos; la carencia de locales escolares dignos en muchas comunidades del país, sobre todo en las regiones campesinas y zonas urbanas más atrasadas y excluidas; la carencia de instalaciones, equipamiento y materiales adecuados a las necesidades básicas de formación (bibliotecas y laboratorios), y el notorio deterioro de las existentes, hasta en la capital misma; la caída constante del presupuesto por alumno en todos los niveles; los salarios miserables que reciben los educadores y que los obligan al multichambismo; sus deficiencias de calificación; la ausencia de otros muchos contenidos formativos, técnicos y humanistas en los programas de estudio; la pobreza y desnutrición de los alumnos que les restan condiciones para el aprendizaje; la reducida intensidad horaria del estudio, derivada de limitaciones presupuestales; y la lista podría seguir.
En cuanto a contenidos formativos, la prioridad en educación básica no es el inglés ni la computación. Están, en primer lugar, el dominio pleno del español en núcleos indígenas (junto con el de las lenguas originarias), campesinos y urbanos excluidos; el conocimiento del potencial de los recursos naturales y humanos, y los límites de su explotación; la introducción sólida al estudio y manejo de la tecnología y las condiciones ambientales y sociales apropiadas de su uso; la formación democrática, opuesta a la cultura autoritaria y corrupta hoy existente; en la ciudad, el desarrollo de una cultura de apropiación adecuada y solidaria de los satisfactores disponibles, etcétera.
La afirmación de Silva Herzog: "los que no hablan inglés ni saben computación son los que no pueden" es una agresión contra la mayoría de los mexicanos que sin estos conocimientos soportan el esfuerzo nacional, a pesar del PRI y sus políticos; es prueba de su malinchismo y elitismo, y muestra su absoluta ignorancia o despreocupación sobre la situación de desigualdad social existente en la capital y el país.
La prioridad que debieran tener los candidatos priístas sería elevar el presupuesto global para educación hasta, al menos, 8 por ciento del PIB, según recomendación de la Unesco, para sustentar el esfuerzo nacional de superación de los enormes problemas del sector y, en ese marco, poder financiar su propuesta puntual, si el análisis riguroso del sistema educativo así lo indicara, pero para ello antes tendrá que resolverse la injusticia social y la protección de la corrupción que significa el rescate público del desastre privado de la banca y las carreteras de cuota, y abandonar la política entreguista de ser la punta de lanza de la reducción de los precios del petróleo en beneficio de los países ricos.
Finalmente, la prioridad para la capital sería negociar la descentralización de la educación básica en condiciones adecuadas de transferencia de funciones y recursos por parte de la federación; y erradicar el corporativismo sindical en el SNTE, impuesto por el PRI. Para evitar ingenuas lecturas, recordamos a los ciudadanos capitalinos que la única función que tiene en el sistema educativo el Gobierno del Distrito Federal es el mantenimiento de las escuelas con un presupuesto muy restringido.