DOMINGO 16 DE ABRIL DE 2000

Ť Especialistas advierten sobre la necesidad de reformar el CNCA


Urgente, revisar el marco legal de las instituciones culturales

Ť El jurisconsulto Avila Ortiz propone elevar a rango constitucional el derecho de acceso al

arte y la ciencia Ť Se debe revisar el papel de las industrias en el TLC, sugiere Rascón Banda

Miryam Audiffred, enviada, Manzanillo, Col., 15 de abril Ť Con la premisa de que una nación sin cultura es un país sin alma, que han repetido hasta el cansancio funcionarios y especialistas, la Reunión de Análisis en torno a la Cultura Nacional -organizada por la Universidad de Colima- se ha convertido en el escenario para proponer el urgente "rediseño legal e institucional" del sector cultural mexicano.

Una "verdadera transformación" en ese ámbito requiere, antes que cualquier otra cosa, proyectar cambios en el funcionamiento del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA) o incluso proponer su desaparición o sustitución, porque -como señaló el dramaturgo Víctor Hugo Rascón Banda- "se tiene que hacer algo para cambiar esta aberración jurídica que afecta a todo el país".

Las opciones comprenden desde una secretaría de cultura -como lo señalaron Sylvia Pandolfi, Víctor Ugalde y el mismo Rascón Banda- hasta la descentralización o autonomía de ese organismo, como lo manifestaron Jorge Ruiz Dueñas, Jaime Labastida y Víctor Sandoval.

Los asistentes a ese encuentro, que concluye hoy, deben hallar la manera de que las modificaciones ideadas en estos tres días de trabajo no conduzcan a una mayor burocratización o a más problemas presupuestales, pues el único objetivo es -coincidieron- lograr que el sector cultural del país "tenga mayor peso político y simbólico en la toma de decisiones".

Reconocimiento al derecho a la cultura

La transformación deseada puede llevarse a cabo en múltiples panoramas jurídicos, aunque partiendo de una acción fundamental: la adición de uno o varios artículos a la Constitución. El presidente de la Academia Mexicana para el Derecho, la Educación y la Cultura, Raúl Avila Ortiz, consideró que superar la deficiente situación jurídico-administrativa federal requiere, antes que nada, elevar a rango de política de Estado el principio del "derecho humano al acceso, participación y disfrute de la cultura, las artes y los beneficios de los progresos intelectuales y científicos, además del principio que consagra el derecho de personas y comunidades del país a la preservación y enriquecimiento de su identidad cultural".

El abogado estimó que el fortalecimiento del sector cultural podría darse, en primera instancia, mediante la conversión del CNCA en un organismo público descentralizado, que concentre normativa y operativamente las atribuciones que la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal le confiere a la SEP en materia de cultura. Esa opción -reconoció- tendría la desventaja de conducir a la sectorización y, por ende, de presentar el problema de la descoordinación administrativa con los institutos que cuentan con una ley propia.

En cuanto a la creación de una secretaría de la cultura y las artes, el especialista en derecho consideró que esta posibilidad beneficiaría a todos los institutos, entidades y empresas mediante la configuración de una relación apropiada de "supra-subordinación" entre ambos sectores. "También las diversas unidades administrativas del hoy CNCA podrían convertirse, si no lo son, en direcciones generales.

"Esta segunda alternativa -añadió- podría complementarse con la emisión de una Ley General de Coordinación y Promoción Cultural (en el modelo de la Ley General de Educación o de la Ley General del Deporte, actualmente en proceso en el Congreso de la Unión) que diera cauce, con sentido participativo y plural, a una redistribución vertical y horizontal de atribuciones y deberes entre instituciones de las tres esferas del gobierno".

Avila concluye que se podría plantear la construcción de un órgano público autónomo que formule, coordine y evalúe las políticas generales del sector cultural.

Compensar, no pensionar

La repercusión del TLC y el funcionamiento del Sistema Nacional de Creadores también han sido foco de interés. Sobre el primer tema, Víctor Hugo Rascón Banda indicó que "si queremos sobrevivir como nación libre, independiente y soberana tenemos que rehacer la parte del tratado que nos afecta para evitar convertirnos en un país consumidor de bienes audiovisuales que de manera lenta, pero segura, se irá permeando con ideas y valores afines al sistema de la vida norteamericana". ƑPor qué? Basta mencionar que el cine estadunidense ocupa 95 por ciento del tiempo de pantalla en los cines nacionales y que el año pasado apenas fueron producidas 22 películas mexicanas para comprender la razón por la que hoy se grita: ''Urge sacar a las industrias culturales de este tratado''.

Las críticas al otorgamiento de becas a los creadores fue uno de los debates más acalorados, gracias a la mecha que encendió Sylvia Pandolfi -ex directora del Museo de Ciencias y Artes de la UNAM-, quien propuso que más que otorgar "pensiones" a los jóvenes creadores, el Estado debería comprar las producciones artísticas contemporáneas, con las que -dijo--se matarían dos pájaros de un solo tiro: apoyar a la gente talentosa del país y romper con la mala costumbre de no adquirir colecciones que permitan enriquecer los acervos de los múltiples recintos culturales que hay a lo largo y ancho de toda la República.