DOMINGO 16 DE ABRIL DE 2000
Ť DISQUERO
Fresa para siempre
La trayectoria artística de Paul McCartney, actualmente sir Paul, es tan vasta como interesante: cofundador con maese John Winston Lennon del cuarteto más influyente del siglo XX, compositor hiperprolífico, melodista genial, adicto al trabajo creativo, cincuentón enamorado, ha colocado en muy poco tiempo dos novedades discográficas contrastantes y complementarias: Run devil run (EMI), que es un retorno exquisito a las raíces rocanroleras, y ahora, recién salidito del horno, Working Classical (EMI), que contiene 14 cortes sinfónicos a partir de temas célebres. Comienza con una de sus primeras obras solistas, Junk; puentea con un trabajo interesantón de 11 minutos, A leaf, ejecutada por la Sinfónica de Londres, Lawrence Foster a la batuta, y luego de otro intersticio baladístico-orquestal (Haymakers) agrega otro intento de sinfonista: Midwife, y así hasta conformar un bonito juego de abalorios que incluye piezas como Maybe I'm amazed, Calico Skies, My Love y The Lovely Linda, obras que en sus versiones originales son rolononones pero que en estos afanes pretenciosos la verdad desilusiona, pues una orquesta y un cuarteto de cuerdas (a las que recurre el gran Mac en este nuevo disco) son herramientas para artesanos que tienen bien identificado su oficio, y el del gran Mac es el de las baladas-rock. Desde The Liverpool Oratory hasta su Working classical, pasando por Standing Stone, es claro que sir Paul no tiene por qué andar queriendo convertirse en el Gustav Mahler del rock. Rocanrolero a tus baladas.
Gruesez forever
Una buena manera de quitarse el dulzón sabor de boca que deja el nuevo disquito de McCartney consiste en colocar en el tornamesas un poquitín de dinamita. Hela aquí: Family Values (Inmortal/ Epic, distribuido en México por Sony), subtitulado, elongando la ironía, A rock n'roll extravaganza!: seis grupos seis en el cartel, para totalizar la fabulosa cifra de 21 tracks con harta hemoglobina, un sabroso coctel molotov, nada de smart drinks, todo a lo bestia: Incubus, Orgy, Limp Bizkit, Ice Cube, Rammstein y Korn. Pesado, denso, rock de hormona, energía neuronal, testosterona, adrenalina a chorros y la palabra fuck, obsesión de los gritantes del rock pesadón, como una forma de las bellas artes. Estos grupazos, al igual que los tiburones, no se andan con mamadas. Por igual los tópicos del rap que los lugares comunes heavies que las gaitas de Korn que la sexualidad en alemán de Rammstein que la nitroglicerina de Limp Bizkit que los guitarreos incesantes, oscurones y rasposos que los bajos sulfurosos que los matices insólitos y repentinos, como una flor de cactus en lo más ardiente de un desierto. Compilación interesante, estos Valores familiares, como se titula el disco, hacen la delicia de quienes gustan de los paseos por el lado moridor. Como diría maese Lou Reed (quien por cierto tiene, albricias, nuevo disco: Ectasy): Take a walk by the wilde side. O séase: despelucaos, deschongaos, soltadse y dejar volar los capilares.
Ť Pablo Espinosa Ť