La Jornada lunes 17 de abril de 2000

CIUDAD PERDIDA Ť Miguel Angel Velázquez

Ť La sombra de la deshonestidad
Ť Una decisión mal calculada

Esa noche, pese a todo, en la Secretaría de Gobernación se decidió la venganza. Ninguna advertencia, ninguna recomendación, se tenía que cumplir la orden, y los más importantes funcionarios salieron del edificio muy poco convencidos de los efectos políticos de esa medida, pero con ella en cabeza: todo contra Andrés Manuel López Obrador.

Ese día, la denuncia de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal había hecho aparecer a Oscar Espinosa Villarreal como responsable de delito de peculado, y el gobierno de Ernesto Zedillo, por primera vez, se vio igual que otros del PRI. La sombra de la deshonestidad, una vez más, ensombrecía el ejercicio de gobierno de un priísta.

Si bien el Fobaproa embarraba al gobierno en un acto de tamaña injusticia, la administración zedillista parecía haber pasado sin mancharse (no mucho) en el lodazal de la corrupción.

Y de pronto allí está el Gobierno del Distrito Federal asestando el golpe. Ni el blindaje financiero ni el bla-bla-bla ni nada podían limpiar ahora un gobierno que casi la hacía, que casi pasaba por honesto.

Espinosa Villarreal significaba la pieza faltante en el rompecabezas de la corrupción y todo estalló. Por todos lados se había comentado, todo el mundo dudaba de la honestidad del gobierno de Oscar, pero esta vez, ahora, parece que hay pruebas. La cosa va en serio y a fondo.

Entonces llegó la orden, y también las consideraciones de quienes saben de qué se trata. El asunto de López Obrador, hasta antes del desaguisado estaba, por decirlo de alguna manera, vedado.

En las conversaciones de café, en los corrillos políticos se dijo, se aseguró, que no se haría víctima al candidato del PRD, eso sería, dijeron, tanto como regalarle el triunfo. Advertían que no era cuestión de saber o demostrar la residencia de López Obrador en la ciudad de México. La simple duda era ponerlo en el lugar de la víctima de un aparato feroz, y eso, hacían cuentas, sería fatal.

En ese mismo tenor, hay quien asegura que se midió, también, el riesgo de la irritación ciudadana. En todas partes se comentó la reacción clásica, por decirlo así, del PRD.

El apoyo de la gente, la manifestación popular y hasta una eventual escalada de hechos beligerantes fueron bien estudiados por muchas cabezas priístas, quienes asumían, hasta los principios de este siglo, como un imposible hacerse responsables de un desequilibrio social, pero todo fue inútil.

La decisión se tomó, incluso, fuera de los equipos de observación priísta de la carrera política de López Obrador.

Para todos fue una sorpresa la denuncia ante el Instituto Electoral del Distrito Federal, incluso para el PRD, donde se pensaba en escenarios más incruentos.

Un día después, el PRI había preparado una buena respuesta, siempre en voz baja. Allí, en los entornos priístas, se decía que en el beisbol, donde todo termina hasta que termina, lo mismo es perder por una que por cinco carreras.

En esa lógica sólo quedaba un camino explicado por otro dicho popular: en el PRI si se pierde se arrebata, y por esos senderos seguirán, no obstante los riesgos del carro priísta, que a fin de cuentas ya está desbielado.

En fin, como ya es costumbre, si el Tribunal Electoral del Distrito Federal falla a favor de López Obrador, al gobierno federal le queda el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Trife) y, en ese terreno, aseguran tener el triunfo en las manos y fuera de la competencia al candidato perredista.

Lo que no saben es que aún con todo existe una prueba irrefutable de la residencia de López Obrador en la ciudad de México. La Procuraduría General de la República, un organismo federal, le notificó a Andrés Manuel durante el periodo en duda sobre la denuncia en contra del gobernador Madrazo en una dirección: Monterrey 50, colonia Roma, Distrito Federal. A ver qué hacen con eso.

ƑQué pasa en Tlalpan?

Dicen los que sabe de las entraña perredistas que Carlota Botey no será la candidata a la jefatura delegacional. Muchos son los asegunes esgrimidos en contra de esa candidatura.

Pero ya hay, dicen los mismos sabihondos, una para tal trabajo. También es una mujer, viene de las ONG y tuvo trabajo en Tabasco con López Obrador; se trata de Luz Rosales.

Hoy por la noche habrá una reunión más para establecer acuerdos en Tlalpan y, a la vista de los hechos, lo mejor es sacar el asunto lo más rápido posible, aunque lleve en sí mismo un error. Ni modo.