LUNES 17 DE ABRIL DE 2000
* Estudios de la Academia Mexicana de Ciencias
El agro, sin condiciones que garanticen la oferta interna
* El clima y el rezago tecnológico afectan la calidad de productos
María Esther Ibarra * Durante los últimos 15 años, México ha enfrentado drásticas variaciones en su estructura de producción alimentaria debido a fenómenos meteorológicos, rezago tecnológico y falta sistemática de apoyos financieros, por lo cual el agro nacional no está en condiciones de garantizar ni en volumen ni en la calidad la oferta interna de alimentos, establece la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) en la compilación de diversos estudios sobre la situación de la agricultura en el territorio nacional.
Asociado a lo anterior, para ese organismo científico existe el problema que de 25.5 millones de hectáreas de temporal, 17.1 millones presentan condiciones climáticas buenas, pero 8.5 millones de hectáreas de tierra están en alto riesgo de ser improductivas por la sequía.
Al examinar el atraso tecnológico del agro mexicano, la AMC destaca que de las 3.8 millones unidades de producción (UP) existentes en el país, sólo 22 por ciento tiene como su fuente principal de potencia al tractor, 32 por ciento tiene en la fuerza humana su herramienta, 30 por ciento usa la tracción animal y 16 por ciento la potencia mixta.
A ese panorama se agrega el "detrimento de la soberanía y seguridad económica" del país, situación que ųexplica la academiaų se ha evidenciado a partir de la adhesión en 1986 de México al GATT, puesto que las "autoridades mexicanas han hecho de la política de comercio exterior el eje de la política económica".
Situación que ųadvierte la AMCų se ha acentuado con el Tratado de Libre Comercio con América del Norte, pues "nuestro, país a diferencia de Estados Unidos y Canadá, le otorga al TLCAN rango constitucional, modifica importantes artículos de la Carta Magna (fundamentalmente el 27 constitucional) y elabora trascendentes leyes en materia de comercio e inversiones a la medida de dicho tratado".
Entre los sectores más afectados, subraya al ganadero que, con excepción de la exportación de becerros en pie, fue considerado como un renglón "perdedor" por su baja competitividad, resultado de altos costos de producción, elevadas tasas de interés, subsidios negativos y estructuras de mercado favorables a los productos importados.
Para el organismo científico, la liberación comercial basada en conceptos de competitividad y ventajas comparativas, "deja al margen a los pequeños productores de agricultura diversificada que no están en condiciones de competir, no sólo en el exterior sino también en el mercado interno, aun cuando representan un factor importante en la seguridad alimentaria, la generación de empleos y la conservación del medio ambiente".
De ese modo ųconcluye la AMCų la puesta en marcha del TLCAN no ha estabilizado los mercados de los productos y los insumos pecuarios, pues éstos "muestran mayor volatilidad y menor predecibilidad". Tampoco, agrega, se ha logrado una "competencia leal entre los socios y cuando se han denunciado prácticas desleales, los fallos han sido adversos a los productores mexicanos".
Otra desventaja para México es la disparidad con sus principales socios comerciales en el renglón de tierras disponibles para la agricultura, pues mientras en nuestro país es de 0.34 per cápita, en Estados Unidos y Canadá es de 0.75. Para el año 2010, se estima la disponibilidad de 0.24 por ciento de hectáreas por habitante.
Respecto al patrón alimentario nacional, señala que éste presenta la mayor diversidad debido a la cultura regional y la variedad de recursos comestibles del país. Sin embargo, lo considera "monótono y nutricionalmente desequilibrado" por la desigualdad en la distribución del ingreso hacia los grupos más pobres.
"Tenemos un patrón de consumo que refleja grandes oscilaciones en las estrategias de gasto familiar y formas diferentes de acceso de la población a la diversidad alimentaria producto de la modernidad", acota la ACM.
De acuerdo con ese organismo, para la demanda nacional de los 17 granos alimenticios en México, que es de 30 millones de toneladas anuales para una población de 93 millones de habitantes, el campo del país cuenta en el mejor de la casos con 37.5 millones de hectáreas, con potenciales productivos de medio a alto grado, aunque en la actualidad se explotan agrícolamente 31 millones de hectáreas.
Sin embargo, los fenómenos climatológicos, en especial la sequía, han agravado de modo particular al campo mexicano, problema que por lo menos calcula la AMC se viene padeciendo desde 1996, provocando constantes pérdidas económicas, pero también graves daños ecológicos y suelos.
Aun cuando las tierras de riego en el país son apenas 5.6 millones de hectáreas, para los científicos ese tipo de agricultura es más segura por no estar sujeta a los cambios climatológicos, también resulta tres veces más productiva que la de temporal y el valor de su producción supera en más de 50 por ciento del valor total en menos de la tercera parte de la superficie cosechada.
Pero para eso, señala como urgente que se realicen acciones concertadas, entre el gobierno y los productores, que permitan resolver los problemas de infraestructura de riego y la disponibilidad y calidad de agua.
La AMC no desestima las "numerosas" políticas gubernamentales establecidas a lo largo de 20 años para el sector productor de alimentos, así como la creación de instituciones, programas, comisiones intersecretariales y la firma de tratados, pero enfatiza que "no han logrado restituir la autosuficiencia alimentaria" que el país tuvo de los años cuarenta a los setenta.