JUEVES 20 DE ABRIL DE 2000
ƑPor qué no va a declinar Cárdenas?
* Javier González Rubio I. *
Bajo ninguna circunstancia Cuauhtémoc Cárdenas va a declinar a favor de Vicente Fox.
Resulta lamentable que voces otrora democráticas y ahora disfrazadas de lo mismo insistan, con el pretexto de la alternancia, en impulsar la posibilidad de un gobierno que, en el marco ideológico de la derecha emergente, ofrezca también al país la posibilidad de lo impredecible y caprichoso.
Y resulta también incomprensible que quienes apoyan una posibilidad tan descabellada se cieguen ante lo que realmente Cárdenas representa y ha representado para la democracia mexicana en los últimos trece años.
Simplificar la figura de Cárdenas como un mero candidato a la Presidencia es tener una visión miope y estrecha de lo que implica una preocupación y un proyecto social; es reducirlo al esquematismo de la actividad política pragmática despojada de una conciencia profunda sobre la realidad nacional.
Cárdenas es, circunstancialmente, y claro que por aceptación propia, un candidato a la Presidencia, pero es y ha sido, ante todo, la cabeza, la instigación, de un proyecto de nación que incluye la recuperación clara de una capacidad de autodeterminación nacional y de un desarrollo justo en un país que ha estado, sobre todo, encaminado a la polarización económica, al sometimiento al capital y a la pérdida de decisiones internas y soberanas, cuestiones todas ellas sobre las que previno desde su campaña del 87 y 88.
Hoy hay voces en el PRI y el gobierno que se alarman seriamente ante la posibilidad de que Vicente Fox gane las elecciones; se desgarran las vestiduras ante lo que ellos --más que el propio Fox y el PAN-- propiciaron.
Concentrados en crear toda clase de obstáculos y estrategias de desprestigio a Cárdenas y al PRD, dejaron la vía libre al foxismo reaganiano que ahora nos amenaza; el "odio de sangre" pudo más, mucho más en el priísmo que una visión democrática de largo plazo --ya urgente en el país desde el 82--, y una reflexión sobre el balance y peso de las fuerzas democráticas surgidas a propósito de la candidatura de Carlos Salinas. Desde su toma de posesión como gobernador de Guanajuato, Vicente Fox lanzó toda clase de ataques y agresiones contra el gobierno y el priísmo, bajo su esquematismo bravucón que tantos beneficios le ha dado a falta de ideas sólidas. Pero no encontró resistencia, no encontró respuestas sólidas, salvo en unas cuantas voces aisladas y por ello sin fuerza. Pensaron, equivocadamente, que el foxismo acabaría con el cardenismo y a ellos les quedaría la vía libre. šVaya error de cálculo!
Hoy Labastida está en aprietos, pero Fox y sus consejeros, que conocen bien las posibilidades de maniobra del gobierno, tratan a toda costa de jalar los votos del cardenismo sin los cuales, lo evidencian, no podrán ganar libremente la elección del 2 de julio, de ahí la insistencia recurrente en que Cárdenas decline.
Sin embargo para Cárdenas no se trata sólo de "echar al PRI de Los Pinos" sino de defender e impulsar a toda costa un proyecto de nación que bajo el impulso de una democracia participativa, sí, pero también reflexiva, retome la conducción del país y se concentre en una reformulación de nuestro proceso de desarrollo para no ser devorados por la globalización cuya rectoría ejercen simple y llanamente las grandes transnacionales y sus globalofílicos.
Si Cárdenas declinara a favor de Fox estaría traicionando los basamentos ideológicos de su lucha de estos años y sus propios principios personales. La llegada de Fox a la Presidencia, con el pretexto de la democracia-alternancia del poder, sólo contribuiría a agravar con la legitimación del voto, las condiciones de pobreza y falta de expectativas de desarrollo que en este momento vive el país, gracias a las políticas de los últimos veinte años.
Cárdenas no va a contribuir a ello y, afortunadamente, todavía queda tiempo; todavía es posible que la ciudadanía, y en especial los jóvenes, alcancen a percibir que Fox lo único que ha ofrecido es un agudizamiento de las condiciones de sometimiento y pobreza de nuestro país. Si ese milagro de la reflexión se diera, Cárdenas puede ganar la elección del 2 de julio ante un PRI incapaz de ofrecer nada nuevo y entrampado en sus alianzas con el gran capital que como herencia le dejó Salinas.
De no ganar el 2 de julio, Cárdenas tendrá motivos de sobra para continuar en su lucha, ésa es una de las grandes diferencias que hay entre la ambición y el patriotismo. *