JUEVES 20 DE ABRIL DE 2000

* CONFLICTO EN LA UNAM, UN AÑO

La imposición, la conciliación y la fuerza

En sólo tres minutos, el 15 de marzo de 1999 el Consejo Universitario (CU) votó el proyecto que ocasionó el conflicto más largo en la historia de la máxima casa de estudios. Aquel día se esbozó un plan que, consideraron muchos, tenía como fin privatizar a la universidad. Se imponía el aumento de cuotas.

La medida impuesta por el rector Francisco Barnés de Castro de actualizar el Reglamento General de Pagos (RGP) siguió su curso, a pesar de las manifestaciones de protesta de cientos de alumnos. El 20 de abril de 1999, la universidad fue tomada por aquellos estudiantes opuestos a que la gratuidad de la educación pública fuera afectada. Así nació el Consejo General de Huelga (CGH).

La autoridad universitaria se mantuvo firme en su decisión. Pasaron los meses y junto con ellos creció la protesta. Esto obligó al rector Barnés a proponer una iniciativa ante el CU, que rectificó parcialmente el proyecto inicial. Las cuotas ya no serían obligatorias sino voluntarias. Esa medida, acordada el 7 de junio de 1999 por el máximo órgano de la UNAM, no tuvo el eco esperado en el CGH, quien de inmediato hizo público su rechazo.

Entonces, vino la reacción de algunos académicos, quienes comenzaron a hablar del uso de la fuerza pública. El primero fue Marcos Moshinsky, quien en una conferencia de prensa se manifestó por la entrada de la policía a la universidad para acabar con el paro.

Tiempo después, en los últimos meses de la gestión de Barnés, se conformó el Grupo Udual, en el que participaron los ex rectores José Sarukhán, Octavio Rivero y Guillermo Soberón. La organización de académicos ųque no han vuelto a sesionar desde la llegada del rector Juan Ramón de la Fuenteų envió al presidente Zedillo una misiva en la que advertía: "Es su obligación y del gobierno federal hacer valer ya el estado de derecho en la universidad''.

Barnés, colocado en el centro de la crisis como cabeza de la UNAM, renunció al cargo el 12 de noviembre de 1999. En su renuncia se declaró atrapado entre "la intransigencia de grupos radicales y la injerencia de grupos políticos ajenos a la vida universitaria".

Aunque sólo duró seis días el vacío en la rectoría de la UNAM, fue tiempo suficiente para se generaran distintos tipos de declaraciones sobre quién tenía que ser el sucesor de Barnés de Castro. El Grupo Udual intentó colocar un candado. Discutió la propuesta de que el nuevo rector "debía haber estado activo en la universidad en los últimos años". La iniciativa no pasó, porque hubo académicos, como Jaime Litvak, que señalaron a sus compañeros: "si lo que quieren es eliminar a algunos de los candidatos no lo disfracen".

El 17 de noviembre la Junta de Gobierno llamó para contender por la rectoría al ex coordinador de Investigación Científica, Francisco Bolívar Zapata; al ex secretario de Planeación de la UNAM, Salvador Malo; al director del Instituto de Investigaciones Jurídicas, Diego Valadés; al entonces secretario de Salud, Juan Ramón de la Fuente; al ex subsecretario de Salud, José Narro, y al investigador Manuel Peimbert. Los dos últimos declinaron. Salió electo Juan Ramón de la Fuente, miembro del gabinete presidencial.

 

De la conciliación al uso de la fuerza

 

De la Fuente llegó a la rectoría con un ánimo conciliador. Llamó al CGH a dialogar, recibió el voto de confianza de la comunidad universitaria, restableció las conversaciones con el órgano estudiantil y firmó los acuerdos del 10 de diciembre, en los que reconoció al órgano estudiantil como único interlocutor.

Sin embargo, con el paso de los días las sesiones de diálogo se entramparon y las recriminaciones aumentaron entre ambas partes. Los ocho encuentros en el Palacio de Minería ųentre el 29 de noviembre y el 22 de diciembre de 1999ų concluyeron en un virtual rompimiento.

La Comisión de Diálogo de Juan Ramón de la Fuente interrumpió las negociaciones con el CGH con el argumento de que "son imposibles de aceptar las condiciones" de incluir a la Preparatoria Popular Tacuba y al Cleta en la mesa de conversaciones, porque "violentan la legislación universitaria". Después de varios días, el CGH reconsideró y determinó no incluir en su representación a ambos centros. Demasiado tarde: el diálogo ya no se restablecería.

La autoridad universitaria centró su atención en preparar el plebiscito del 20 de enero, en medio de las advertencias del CGH de que ese proyecto "avalaría la represión con la entrada de la fuerza pública". El 6 de febrero del 2000 la Policía Federal Preventiva ocupó la universidad y con ello concluyeron casi 10 meses de paro.

A 15 días de la entrada de la PFP, los estudiantes regresaron a tomar clases en la UNAM, pero los focos de tensión continuaron y se multiplicaron. El CGH realizó paros en distintas dependencias, como la Facultad de Ciencias, la Preparatoria 5 y la torre de rectoría, entre otras.

Al acercase el actual periodo vacacional, De la Fuente solicitó el resguardo de la PFP para evitar una supuesta toma por parte del CGH. El órgano estudiantil rechazó que haya tenido la intención de realizar una recuperación de las instalaciones.

Con la medida de la presencia policiaca en la UNAM, se añadió un conflicto más: el STUNAM emplazó a huelga a la universidad por "desplazamiento de la fuente de trabajo, porque ahora son los policías y no los trabajadores los que resguardan la universidad".

De acuerdo con las autoridades de la institución, para el próximo lunes, cuando se reinicien las actividades, la PFP ya se habrá retirado de la máxima casa de estudios. Recientemente, la autoridad condicionó el reinicio del diálogo a que el CGH realice "una declaración explícita" de que ya no realizará "acciones de violencia". La solución sigue pendiente.

El movimiento, entre simpatías y denuestos

Textos: Karina Avilés

y Roberto Garduño

La propuesta de incremento a las cuotas en la UNAM, gestó en 1999 el movimiento estudiantil ųapoyado por profesores y trabajadoresų que durante más de un año ha encabezado el Consejo General de Huelga. Las demandas de éste por transformar las estructuras de gobierno en la universidad, garantizar la gratuidad de la educación y organizar un congreso democrático y resolutivo son desde entonces las banderas de los jóvenes.

El CGH inicio hace un año su movimiento contra la administración del rector Francisco Barnés. Entre abril y junio del año pasado algunos sectores de los huelguistas denunciaron la intervención del Partido de la Revolución Democrática (PRD), al que acusaron de "negociar a espaldas" de los estudiantes inconformes. En su seno, ocurrieron expulsiones de los alumnos considerados moderados, por proponer la negociación con las autoridades de rectoría.

Al mismo tiempo, el CGH provocó con su presión una respuesta de las autoridades: el 17 de junio el Consejo Universitario dio marcha atrás en su decisión de establecer cuotas obligatorias y regresó al Reglamento General de Pagos de 1966.

Aquella decisión fortaleció al CGH, que optó por flexibilizar su pliego petitorio de seis puntos, para alcanzar un acuerdo con las autoridades. Eso no incluía el levantamiento de la huelga. Barnés, sin embargo, insistió en poner fin a la huelga como condición previa. Acudió a Los Pinos en busca del apoyo presidencial para terminar el conflicto. Fue el principio del fin de su gestión . Desde entonces el CGH lanza su demanda para que el rector renuncie.

Los dos actores del conflicto se endurecieron, y en el caso del CGH se dio a la tarea de realizar movilizaciones en distintas partes de la ciudad de México. Multitudes acompañaron a los jóvenes en sus protestas frente las televisoras: caminaron por Periférico hasta Los Pinos, y convocaron a la manifestación del 2 de octubre.

Los llamados del CGH a la población tuvieron eco, a pesar de las campañas en contra reproducidas por distintos medios de comunicación. El 12 de noviembre el rector Barnés de Castro renunció al cargo. El Grupo Udual y sus integrantes ųrelacionados con las posiciones más conservadoras de la universidadų le habían retirado el apoyo.

Aquel suceso fue considerado por los huelguistas como un triunfo, y con la llegada de Juan Ramón de la Fuente esperaron la solución del conflicto. Pero los márgenes de la negociación se estrecharon, porque el CGH no dio señales de capacidad resolutiva cuando se iniciaron las reuniones en el Palacio de Minería. Sus comisiones negociadoras cambiaban de integrantes cada día, y los delegados no estaban facultados para decidir y mucho menos para firmar un acuerdo con las autoridades. El discurso radical del movimiento cerró sus propias puertas.

Huelguistas y autoridades se entramparon muy pronto. El 21 de diciembre naufragó definitivamente. A pesar de las amenazas y los rumores sobre la intervención de la fuerza pública, el CGH no logró acordar una respuesta para dialogar con la rectoría. Fue en la madrugada del 6 de febrero que el pleno del consejo determinó dialogar, pero unas horas después la PFP entró al campus universitario.

Durante los días siguientes las autoridades intentaron restablecer la normalidad en las instalaciones de la UNAM. Pero nuevos protagonistas, como los padres de familia, cobraron relevancia pues escenificaron crucifixiones y desangramientos e las puertas de la rectoría, Además, los amagos, las tomas de instalaciones y las protestas violentas de los paristas no cesaron... La respuesta fue la presencia de la PFP en la universidad para salvaguardar las instalaciones de un presunto cierre de las mismas.

Las autoridades

José Narro. Considerado como la mano derecha del rector De la Fuente, a su regreso a la universidad, después de haber organizado el Congreso Universitario del 90 y de haber ocupado el cargo de secretario general durante un periodo de la rectoría de Jorge Carpizo y otro en la gestión de José Sarukhán, dirigió la principal apuesta para concluir el paro: el plebiscito del 20 de enero. Narro Robles hoy es el coordinador para la Reforma Universitaria de la UNAM.

 

Pablo González Casanova. El ex rector de la UNAM siempre se mantuvo firme: ''El diálogo nunca puede agotarse". En protesta por la entrada de la PFP a la universidad, el profesor e investigador emérito renunció a la UNAM el 9 de febrero.

 

José Sarukhán. Tuvo un rol protagónico como una de las cabezas del Grupo Udual que siempre se opuso a la demanda estudiantil de convocar a un congreso "democrático y resolutivo". En su condición de haber sido por ocho años rector, aglutinó en torno suyo a un importante grupo de académicos, renuente a que se hiciera cualquier concesión al CGH.

 

Brígido Navarrete. Fue director general de Protección a la Comunidad (DGPC), durante por lo menos una década y se complicó su situación luego de los sucesos violentos en la Preparatoria 3, en donde estudiantes que estuvieron en la trifulca denunciaron que la "provocación" fue iniciada por gente contratada por la dependencia a su cargo. Renunció al puesto el 16 de marzo.

 

Grupo de los ocho eméritos. Integrado por Alfredo López Austin, Luis Villoro, Adolfo Sánchez Vázquez, Alejandro Rossi, Manuel Peimbert, Héctor Fix Zamudio, Luis Esteva Maraboto y Miguel León-Portilla. Este grupo de reconocidos investigadores dio a conocer el 28 de julio de 1999.

La batalla por la UNAM, en cifras

Asambleas realizadas por el CGH: 102

 

Duración de la asamblea más prolongada del CGH: 38 horas, en la Escuela Nacional Preparatoria 8.

 

Sesiones del Consejo Universitario en siete meses de huelga durante el periodo de Francisco Barnés de Castro: 5

 

Sesiones del Consejo Universitario en los cinco meses del periodo de Juan Ramón de la Fuente: 3

 

Enfrentamientos graves: 5 (los de Prepa 3, Conalep II, embajada de EU, Periférico Sur y avenida Toluca, y en la entrada principal de la UNAM, ubicada en avenida Universidad 3000).

 

Manifestaciones promovidas por el rectorado de Francisco Barnés: 3

 

Manifestaciones promovidas por el rectorado de Juan Ramón de la Fuente: 0

 

Sesiones de diálogo convocadas por la rectoría de Barnés: 6

 

Sesiones de diálogo durante la rectoría de De la Fuente: 11

 

Acuerdos firmados por ambas partes en un año: 1 (el 10 de diciembre de 1999)

 

Comisiones de diálogo creadas por Barnés: 2 (de Encuentro y de Contacto)

 

Comisiones de diálogo creadas por De la Fuente: 1 (para el diálogo)

 

Estudiantes detenidos y presos en un año: 1168 (en la riña del Conalep II, el 4 de agosto de 1999, 110; en la agresión y provocación en la embajada de Estados Unidos, el 11 de diciembre de 1999, 73; en el enfrentamiento en la Preparatoria 3, el 2 de febrero del 2000, 248, y cuando ingresó la PFP a las instalaciones universitarias, el 6 de febrero del 2000, 737)

 

Estudiantes liberados: 1159

 

Estudiantes aún presos: 9

Los paristas

*martinez-valero-unam-2-jpg Jorge Martínez Valero. Alumno de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Activo participante en las asambleas estudiantiles. Considerado por sus compañeros de plantel como un líder "congruente" con sus propuestas y "firme opositor" a las políticas educativas del gobierno federal y de la universidad. Aún se encuentra preso en el Reclusorio Norte.

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Mario Flavio Benítez. Profesor y alumno de posgrado de la Facultad de Economía. Conocido por la comunidad de su plantel por sus posiciones políticas desde el movimiento estudiantil de 1986-1987. Opositor al Consejo Estudiantil Universitario (CEU). Integrante de la corriente En Lucha, que semanas antes de la intervención de la Policía Federal Preventiva pugnaba por el dialogar con las autoridades de la UNAM. Permanece preso.

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Higinio Muñoz. Alumno de la Facultad de Ciencias. Dirigente del Comité Estudiantil Metropolitano (CEM). Se distinguió por sus posiciones conciliadoras y propuestas para avanzar en la resolución del conflicto. Fue rebasado en momentos por la horizontalidad del movimiento que no permitió el despliegue sus dirigentes. Junto a sus compañeros trabaja, desde que obtuvo su libertad, en encontrar la fórmula para recomponer el movimiento.

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Leticia Contreras. Alumna y profesora adjunta de la Facultad de Ciencias. Integrante de la corriente En Lucha. Pugnó desde el inicio de la huelga porque las autoridades universitarias dieran respuesta a los seis puntos del pliego petitorio del CGH. Su participación en el movimiento fue constante: diariamente trabajó en la elaboración del boletín de prensa del movimiento en huelga y sus intervenciones en las asambleas influían de manera determinante en los resolutivos. Permanece en el Reclusorio Norte.

 

Alberto Pacheco. Integrante del Comité de Huelga de la Facultad de Economía. Asiduo actor de las asambleas del CGH durante casi diez meses, y permanente opositor a las iniciativas de la corriente En Lucha, porque sus posturas oscilaban en la demanda del cumplimiento irrestricto de los seis puntos del pliego petitorio. Se encuentra preso en el Reclusorio Norte.

 

Francisco Ramírez. Estudiante de la Facultad de Derecho. Propició en un sector del CGH la discusión sobre la democracia en el movimiento estudiantil que mantuvo en huelga a la universidad. Conocido entre sus compañeros por su trabajo de base entre los distintos sectores de la comunidad universitaria y por su labor de contacto con otros grupos que apoyaron al movimiento, fue liberado del Reclusorio Norte, pues formó parte de los activistas capturados por la PFP en el auditorio de la Facultad de Filosofía y Letras.

 

Alejandro Echevarría, El Mosh. Parista de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Fue más conocido durante el movimiento por su vestimenta e imagen, aprovechada por los medios de comunicación para ofrecer a la opinión pública el prototipo del integrante del CGH. A diferencia de los otros personajes del Consejo General de Huelga, El Mosh no dio muestras de una fundamentación política en su discurso. Aún esta preso.

 

Víctor Alejo Plata. Integrante del Comité de Huelga de la Facultad de Ciencias Políticas, ocupó una posición relevante en el movimiento, antes de la entrada de la PFP a las instalaciones universitarias, pues formó parte de la comisión del CGH que acudió a la Antigua Escuela de Medicina para reunirse con el rector Juan Ramón de la Fuente. Se encuentra preso en el Reclusorio Norte.