VIERNES 21 DE ABRIL DE 2000

ƑTLCUE, por migración?

 

* Ana María Aragonés *

Una vez más nuestro gobierno firma un acuerdo comercial sin que éste haya pasado por una discusión amplia, democrática y plural. La parodia de los senadores en el Congreso puso de manifiesto la cargada a favor de las decisiones del Presidente, pero, más allá de este tipo de consideraciones que cuestionan centralmente nuestra transición a la democracia, es importante abordar su análisis desde otras perspectivas y una de ellas es la migración de trabajadores.

Parecería que en el marco de la Unión Europea, este fenómeno tendría que estar alejado de nuestras preocupaciones, fundamentalmente porque la fuerza de trabajo mexicana tiene como destino casi inevitable Estados Unidos. Sin embargo, el análisis se sostiene si partimos de la idea de que la nueva realidad nos obliga a darle nuevos contenidos al fenómeno migratorio, por tanto hay que ampliarlo y destacar aquella función de la fuerza de trabajo migrante, que puede realizarse donde quiera que se encuentre. En este sentido, la migración no supondría exclusivamente el traspaso de seres humanos a través de las fronteras, cada vez más porosas por el efecto de la globalización, así como por las políticas neoliberales y los acuerdos comerciales, sino que la variante es la posibilidad de hacer efectiva la "baratura" de la fuerza de trabajo, respondiendo así a las exigencias del gran capital, pero en los espacios geográficos de menor desarrollo económico. Estos beneficios tienen que ver también con sus niveles de educación, especialización, escasa sindicalización, etcétera.

El presidente Zedillo enfatiza esta situación cuando afirma que las inversiones extranjeras directas se duplicaron entre 1990-1994 y que su mayor incentivo fue la mano de obra barata y calificada, lo que explica el "profundo compromiso de México con la liberalización económica". En el mismo sentido Herminio Blanco señala que los pequeños y medianos empresarios mexicanos no tienen nada que temer con este nuevo acuerdo comercial, pues cuentan con una mano de obra intensiva y barata pero, además, a Estados Unidos se le abre la oportunidad de ir a Europa. Yo añadiría que exactamente la misma oportunidad que tendrán las empresas europeas que se encuentran en nuestro país.

ƑSignifica todo esto que la migración, bajo su forma de desplazamiento de personas atravesando las fronteras se detendrá? Por supuesto que no, aun cuando éste fue uno de los argumentos del ex presidente Salinas para que el TLC con Estados Unidos y Canadá fuera aceptado sin reticencias. Y lo mismo sucedió con las maquilas, promovidas por Estados Unidos desde 1965 e instaladas en la frontera norte de nuestro país para que supuestamente sirvieran de dique a los flujos migratorios. La realidad es que la migración fluye sin descanso, pero se combina con el dominio in situ de la fuerza de trabajo barata vinculada al gran capital. Por eso ni el TLC ni las maquilas ni ahora el TLCUE (Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea) tienen la posibilidad de incidir en el comportamiento de los flujos migratorios puesto que son instrumentos que no sólo no favorecen la superación del abismo salarial, sino que ésas son las condiciones exigidas para instalarse en el país.

Esto explica por qué México aceptó el principio de "trato nacional entre socios", borrando ficticiamente las asimetrías entre los países firmantes. No se trata solamente de un acto de soberbia absoluta, como sucedió con Salinas; es peor, pues este gobierno, de manera consciente y decidida pretende condenar a todos los trabajadores mexicanos a vivir con niveles salariales inaceptablemente bajos. Indudable ventaja comparativa pero špara los países desarrollados con los que firmamos tratados comerciales y a los que enviamos a nuestros migrantes! *