VIERNES 21 DE ABRIL DE 2000

* En la procesión cristiana participan los 8 barrios


Ayer, como hace 157 años, calor y empujones en la pasión de Iztapalapa

Teresa Gómez y Sandra Palacios * Una sola fe congregó a miles de personas este Jueves Santo en las calles del centro de Iztapalapa para revivir la 157 representación de la pasión de Cristo.

De todas partes llegaron para celebrar este Jueves Santo, sin importar el calor, el cansancio y los empujones.

Este Jueves Santo, como todos los años, se inició la procesión cristiana por los ocho barrios de Iztapalapa, y culminará con la última cena en el Jardín Cuitláhuac.

Son hombres, mujeres y niños los que desean observar de cerca a Cristo, a Poncio Pilatos, algunos desde las azoteas y ventanas de sus hogares.

Salen para ver a Jesús, representado por segunda ocasión por Gerardo Granados Juárez, de 23 años.

Otras personas se abren paso de entre la muchedumbre para estar lo más cerca de los personajes vestidos con túnicas moradas, azules, blancas, y también de los romanos, que montados a caballos siguen el camino de Jesús.

Mientras, las vírgenes del pueblo, los nazarenos y todos los representantes de esta celebración caminan diez kilómetros bajo un sol abrasador y una temperatura de 28 grados centígrados durante poco más de cinco horas.

Avanzan, algunos con los pies descalzos, sobre las calles 5 de Mayo, Ayuntamiento, Hidalgo, Allende y Lerdo, que se encuentran saturadas de propaganda proselitista.

Y entre los espectadores se dan las meditaciones, aunque también el enojo de algunos niños que ante el paso de los ladrones Barrabás, Dimas y Gestas gritan: "Maten a Barrabás, mátenlo". Pero otros más sufrían lo que estaba padeciendo Cristo.

Aun después de 156 representaciones, la gente, más allá de la importancia litúrgica, continúa la tradición este año como una demostración de que la mejor forma de mantenerla es trasmitirla de padres a hijos.

Así lo viene haciendo, como desde hace 35 años, Domingo Serrano, originario del barrio de San Pedro, quien ya lleva escenificados a varios personajes: nazarenos, fariseos, apóstoles, clarines, soldados penitentes y personajes hebreos.

Hombre de piel ajada y de rostro cansado asegura, al igual que muchos otros iztapalapenses, que continuará siendo parte de esta representación como una forma de pago a Dios por las bendiciones obtenidas.

A pesar de las casi 150 mil personas, el intento por mantener el silencio como muestra de respeto por esta celebración se rompe la vendimia de los ambulantes, quienes aprovecharon una vez más la ocasión para comercializar todo tipo de artículos propicios de estos días. Claro, además de comida, refrescos y agua que mitiguen sólo un poco el calor abrumador.

También hay quienes ofrecen bancos para esperar sentados el paso de Cristo, abanicos y sombreros.

En este Jueves Santo, a diferencia de otros años, cuerpos de emergencia de Iztapalapa sólo registraron alrededor de media centena de lesionados por quemaduras en los pies.

De acuerdo con reportes de la Secretaría de Seguridad Pública de la jurisdicción, un grupo de personas fue remitido a la 19 agencia del Ministerio Público por no respetar "la ley seca", que continuará hoy.

También continuarán cerradas las avenidas que dan acceso a la jurisdicción, como Javier Rojo Gómez, Eje 6 Sur, Río Churubusco y avenida Ermita Iztapalapa.

Al filo de las 20:00 horas Jesús convive en la última cena con sus 12 apóstoles, y ahí ofrece su cuerpo y su sangre, la representación del lavatorio de los pies como muestra de humildad.

Y en la última cena, como desde el principio de la celebración, la multitud traslada el pasado para revivirlo ahora.

Tantos iztapalapenses concluirán hoy la procesión que llevará a este Cristo al cerro de la Estrella, donde hoy Viernes Santo será crucificado.

Los llantos, dolor, fervor y plegarias continuarán como desde hace más de siglo y medio.