Karmina Cortés, primera piloto de la Armada
Debut femenil en aviones de guerra
Jesús Aranda, enviado, Tampico, Tamps. * "ƑQué es lo que más me ha costado? Que me vean como un elemento de trabajo y no como mujer, ama de casa o símbolo sexual", como tradicionalmente se considera a la mujer, dice Elsa Karmina Cortés Vorrath, primera piloto de guerra en la historia de México.
Teniente de corbeta, cirujano dentista y piloto aviador de la Armada de México, Karmina Cortés se graduó en abril del año pasado en la Escuela de Aviación de la Secretaría de Marina y, apenas en febrero pasado, se convirtió en comandante del avión Cessna 152-II, matrícula MP-10 de la Base Aeronaval de Tampico, perteneciente a la Primera Zona Naval.
Sus ojos claros ligeramente maquillados y su rostro juvenil ų"me decían Pebbels en la Escuela de Aviación por mi chongo"ų se complementan en armonía con su uniforme de Marina: el blanco de oficial y el overol azul de piloto aviador.
"Cuando me gradué tuve que mandar hacer mi overol; ahora yo lo arreglo, porque ni modo que éstos se hicieran para los pilotos y otro para Karmina", comenta con sonrisa a flor de piel esta mujer que ha roto esquemas y se ha ganado "con mucho esfuerzo" su lugar en la Armada.
No sólo fue la primera mujer que terminó la Escuela de Aviación en 1998; la primera que ingresó a la parte operativa en una base aeronaval en 1999; la primera en convertirse en comandante de un avión en febrero pasado; sino que también, al haberse casado en septiembre con un piloto helicopterista de la Marina, introdujo otra novedad.
"En el medio nunca había habido pilotos que se hubieran casado, somos los primeros", señala sonriente.
A sus 28 años, recuerda que una tía la enseñó a leer cuando tenía tres años de edad, a los cinco ingresó a segundo de primaria; a los 13 terminó la secundaria. Después su meteórica carrera estudiantil la interrumpió un año porque fue a Italia cuando su abuelo, el almirante retirado Carlos Vorrath Ponce, fue agregado naval.
Sin embargo, a su regreso en 1986 entró a la Preparatoria Número 5, para pasar después a la Facultad de Odontología de la UNAM, en donde se graduó con mención honorífica como cirujano dentista en 93.
Su madre quedó viuda cuando Karmina tenía cuatro años. La mujer sirvió como cirujano dentista en la Armada por más de 20 años, y esta joven nacida en Veracruz decidió seguir sus pasos al darse de alta como odontóloga en el Hospital Naval con sede en el puerto jarocho, en enero de 1995; tiempo después pasó a la Escuela de Aviación de la Armada a impartir la materia de medicina de aviación, en donde se enteró que por primera vez se abría la convocatoria al personal de servicios.
"Lo importante es que uno caiga en el momento y en el lugar adecuados; a mí me tocó la época y, sobre todo, las oportunidades no se dan día con día, sino que hay que aprender a detectarlas y tomarlas, y si uno las toma, terminar lo que inicias y no dejar las cosas a medias, porque se le cierran a uno las puertas", comenta Karmina sobre la oportunidad de convertirse en piloto de guerra.
Su antecedente más cercano con el espacio fue cuando era chica. "Recuerdo que en los parques de diversión todos los juegos que subían y bajaban, mientras más vueltas daban, más me gustaban".
Rememora en entrevista con La Jornada que al inicio tenía cierto temor al rechazo, "pero pues uno es punta de lanza cuando uno empieza algo; en este caso, pues no hay ninguna otra mujer".
Agrega: Simplemente lo que hice y sigo haciendo es abocarme a lo que me gusta, entregarme a mis objetivos y me ha funcionado Ƒno?, porque definitivamente, demostrando hasta dónde uno es capaz, y que no echa en tierra la confianza que depositan en uno, es como se va escalando y ganando la confianza del mando, de los superiores y de los compañeros.
Parte de su lucha cotidiana ha sido ganarse el respeto, primero de sus compañeros en la Escuela de Aviación y después de sus compañeros de armas, aunque desde un inicio ųsabeų, sus superiores le leyeron la cartilla al personal a efecto de que no le faltaran al respeto, cosa que ha funcionado.
"ƑPiropos? ųresponde con una sonrisa coquetaų No, realmente no van más allá de qué rico perfume o qué bien te ves".
En la Escuela de Aviación hubo un momento en el que se cuestionó qué hacía ahí; se preguntó si valía la pena levantarse a las seis de la mañana a nadar, cumplir con sus clases todo el día, salir a las cinco de la tarde e irse a su consultorio dental y ponerse a estudiar a las 12 de la noche. "Y decidí, quiero continuar y aquí sigo, y estoy aquí porque realmente me gusta, no me gusta dejar las cosas a medias".
Aunque aclara que este momento de confusión "fue cuestión de media mañana Ƒeh?, no crea que fueron muchos días.
Al inicio ninguno de sus familiares, incluido su abuelo almirante de origen alemán y su actual esposo, le creían; pero su decisión de seguir fue más fuerte, hasta que llegó el momento en que tuvo el apoyo de todos ellos.
El esfuerzo tuvo su recompensa
El esfuerzo, el ser la pionera en una escuela en donde era la única mujer, el sacrificio y los desvelos tuvieron su recompensa el 28 de julio de 1998, cuando voló por primera vez sola el avión tipo Maule en la Escuela de Aviación. "Sentí mucha emoción, muchos nervios, pero ya cuando me bajé sentí mucha satisfacción y mucho orgullo en nombre de tantas mujeres que empezaron a abrir una brecha que estaba tan cerrada para una como mujer; muchas no han tenido la oportunidad de llegar a la cumbre, a mí me ha tocado, soy de las afortunadas que han llegado, y lo hice en nombre de todas ellas porque siempre hubo alguien antes de uno que inició".
Rechaza la lucha de sexos, cree que las mujeres son capaces de hacer lo que se propongan al igual que todos, pero destaca que actualmente "existe un cambio en el concepto de mujer en la sociedad de nuestro país, un cambio muy importante, muy bonito, que se viene dando". Y reflexiona: "yo invito a todas las mujeres que no frustren sus deseos, sus metas, su desarrollo profesional, las invito que lo realicen, no tienen por qué truncarlo".
Enfatiza en que no está en la vida para competir con nadie ni para demostrarle nada a nadie, y que lo más importante es encontrar lo que uno quiere hacer con su vida.
Su llegada a la Base Aeronaval de Tampico significó un nuevo desafío. Volar ya sabía, pero era el momento de aplicar sus conocimientos en la parte operativa. Pasar de segundo comandante de los aviones Bonanza a primer comandandte del avión Cessna MP-10, que desarrolla una velocidad de 120 kilómetros por hora, esta última meta la alcanzó en febrero pasado.
En un vuelo de "tres toques" a una altura de 700 pies con este enviado, Karmina demuestra su pericia y seguridad, sobrevuela la Base Aérea de Tampico y demuestra por qué tiene en su haber 300 horas de vuelo y 100 horas más de experiencia en el simulador del Centro Superior de Estudios Navales.
Dice que volar es su vida y se le ilumina el rostro cuando comenta que le gustaría "algún día" pilotear un avión Rédigo, que es una nave acrobática que además puede artillarse y que "es más de combate". Aunque aclara que los cambios de personal responden únicamente a las necesidades del alto mando. ƑPero le gustaría, no?, "pues, sí" ųresponde tímidaų.
Participa cotidianamente en
vuelos de patrullaje
Como comandante de su nave participa cotidianamente en vuelos de patrullaje marítimo ųen esta frontera marítima y aérea con Estados Unidos, es el aeropuerto militar más cercano al vecino paísų, en vuelos de reconocimiento, vuelos de transporte y para tomar fotografías; además de los entrenamientos castrenses y guardias de turno.
Su vida personal no es fácil, tiene el mismo horario que su esposo, "aunque su base está en Veracruz y la mía en Tampico"; afortunadamente y para evitar "celos profesionales" él es helicopterista y ella pilotea avión; difícilmente les tocará algún día tener misiones juntos ųaceptaų.
Ante la pregunta de qué haría en caso de ser comandante de la base, Karmina reconoce que, a pesar de la apertura en la Armada que le ha permitido llegar a donde está, "como mujer yo siento que hace falta más apoyo en lo que son guarderías o espacios donde uno pudiera dejar a sus hijos en horas de trabajo, porque efectivamente la falta de esos sitios llega a truncar muchas veces el desempeño profesional de una mujer; si contáramos con más ayuda de este tipo, tal vez tendríamos mejores oportunidades de seguir creciendo", comenta segura, quien es la responsable de que por primera vez se adaptaran alojamientos femeninos en la Escuela de Aviación y en esta base.
Debo olvidarme de condescendencias
Su acoplamiento con el resto del personal de la base, que es del sexo masculino, ha sido total, "el respeto y las cortesías son por jerarquías (militares) y yo he luchado para que me vean como elemento de trabajo; cuando estoy laborando debo olvidarme de que me tengan ciertas condescendencias por ser mujer. Toda mujer está acostumbrada a cierto tipo de consideraciones, pero aquí es otra cosa, y si quiero que me vean como todos, tengo que comportarme como todos; es cuestión de sentido común y de ubicación".
Ubicación que se da también cuando practica deportes con sus compañeros: "juego futbol con ellos y a veces meto goles", dice sonriente Elsa Karmina.