VIERNES 21 DE ABRIL DE 2000

La demanda de Washington

 

* Bertha Luján *

No cabe duda del hartazgo generalizado de los pueblos del mundo ante la voracidad del capital y las fuertes desigualdades entre ricos y pobres.

La cantidad, calidad y variedad de actividades y movilizaciones realizadas en la ciudad de Washington los últimos días, dan cuenta de lo anterior, así como del importante proceso de convergencia de fuerzas sociales que construyen una agenda común en torno a la firme convicción de que sí existen alternativas y, por lo tanto, futuro para la humanidad.

La campaña de Jubileo 2000, el Foro Internacional de Globalización (The International Forum on Globalization), la coalición que trabaja sobre las condiciones de los "talleres de sudor" (The Global Sweatshop Coalition), las redes activas frente a los acuerdos de libre comercio e inversión, los grupos en solidaridad con distintos pueblos del mundo (entre ellos, los que trabajan activamente por una paz digna en Chiapas), y miles de jóvenes activistas de universidades, sindicatos y organizaciones ambientalistas de Estados Unidos, fueron anfitriones de cientos de dirigentes sociales de América Latina, Asia, Africa y Europa, participantes en las jornadas de Washington (identificadas como la "movilización por la justicia global"), que dan continuidad al movimiento gestado en Seattle el año pasado.

Como la Organización Mundial del Comercio en Seattle, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial fueron sentados en el banquillo de los acusados y enjuiciados en múltiples foros. La conciencia de que estos nuevos poderes mundiales son en parte responsables de las políticas de ajuste estructural impuestas desde hace un cuarto de siglo, de la apertura indiscriminada de fronteras para el libre paso de capitales y mercancías, y también del fuerte peso de la deuda externa que ahoga las posibilidades de desarrollo en los países del sur, provocó que los representantes de los 3 mil millones de damnificados por estas políticas demandaran un cambio radical de las mismas, la democratización de los organismos multilaterales, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, o su cierre definitivo.

La nueva forma de saqueo a los países del sur --inaugurada desde los años cincuenta con fuertes inversiones que se tradujeron en deuda externa a favor de bancos privados o de instituciones multilaterales asentados en los países del norte--, la posterior alza unilateral y brutal de las tasas de interés y la imposibilidad de pago de las deudas condujeron a la aplicación de las políticas de ajuste con los impactos que todos conocemos en cuanto a pobreza, desempleo, desigualdad, privatización de servicios públicos y crecimiento del poder de las corporaciones; todo ello dejó como saldo dos décadas perdidas para buena parte de la humanidad. Esta fue la principal denuncia presentada en Washington.

El que 2 mil personas en Estados Unidos estén dispuestas a ser arrestadas por "desobediencia civil", y que miles de jóvenes enfrenten a las policías y militares en las calles, que las Iglesias abran sus puertas a los movilizados, que se dé esta confluencia de actores sociales autoconvocados y autogestionados, que estén tan presentes las luchas indígenas y campesinas, o las reivindicaciones de los pueblos del sur en esta ciudad del norte, es una muestra clara de que los intentos de los ricos y poderosos por acabar con la esperanza de los pobres y, por tanto, con su capacidad de lucha y resistencia, no está prosperando.

Ayer Seattle, hoy Washington, mañana París o Tailandia. La agenda de los globalizados, sus consignas: Shut down the IMF/ World bank! Globalize liberation, not corporate power! šDemocracia sí, pero con justicia social! šQueremos comercio justo, no libre comercio! avanzan por el mundo.

Los aspirantes a gobernar este país debieran estar pendientes de estos signos de los tiempos en que las sociedades se movilizan mundialmente frente a situaciones de profunda injusticia, que hasta ahora partidos y gobiernos no han podido o se han negado a resolver. Son bombas de tiempo que a cualquiera pueden estallarles en las manos. *