MARTES 25 DE ABRIL DE 2000
Ť Alejandra Primera, reina de la Feria Nacional de Aguascalientes 2000
šAbran las puertas! Comenzó la vorágine sibarítica en San Marcos
Ť Para muchos, la cantina más grande del mundo Ť Muchos negocios no cierran durante 22 días
Arturo Cruz Bárcenas, enviado, Aguascalientes, Ags. Ť Vuela el murciélago; huye del fuego cruzado. En tierra firme, Alejandra Primera, reina de la Feria Nacional de San Marcos 2000, alza su cetro y los juegos artificiales --arte multicolor de artesanos de Tultepec, estado de México-- iluminan la noche. Aproximadamente 5 mil personas, sus súbditos, le aplauden y los caballeros le lanzan piropos. "šMajestad!", "šbella!", "šsalve!".
También se oyen otras expresiones, no tan galantes, sí más directas: "šreinita mía, mírame, chula!", "mami, Ƒquieres ser mi reina?", entre otras que manifestaron la admiración por la belleza orgullosa y serena (S. G. M., es decir, su graciosa majestad) que en ese momento recorre la pasarela ante su pueblo, que representará hasta el 2001.
Con la ceremonia de entronización de Alejandra, el sábado 22 de abril, en la Plaza de la Patria, comenzaron formalmente las actividades de la feria aguascalentense, que durante 22 días no dará respiro a los buscadores de la vida sibarítica, seguidores de Baco, del hedonismo grupero, norteño, roquero y clásico, romántico y alegre, suavemente doloroso. La feria es, dicen los hidrocálidos, la cantina más grande del mundo.
El secretario de Desarrollo Social, Carlos M. Jarque Uribe, en representación del presidente Ernesto Zedillo, coronó a Alejandra, en un escenario que cualquier quinceañera, en sus sueños, desearía para sí: grandes mariposas monarcas, flores al por mayor, plantas de amplia fronda. El fondo musical corrió a cargo de la Orquesta Sinfónica de la ciudad. Vuelan las notas de La marcha de Aída. Adolescentes chotean la melodía, ejecutan unos pasos como de vals, ríen, cotorrean. Les vale la solemnidad.
El palacio de gobierno luce como pocas veces: iluminado al máximo. La verbena en su apogeo, el comercio callejero en auge, la alegría desbordante.
En la Catedral, el sacerdote pide a los fieles orar para que la feria se desarrolle con plena alegría. Es Sábado de Gloria y los Cristos están cubiertos con una sábana blanca; es el luto de la vida y mañana será Domingo de Resurrección. La mayoría está imbuida de lo ferial. Alejandra acaba su pasarela. Entra al Palacio de Gobierno; 12 cadetes le hacen valla; su pueblo le avienta flores; algunas de éstas se detienen en su corona, otras en el encaje de su vestido de frágil talle, la espalda semidescubierta. Está nerviosa y no se percata de que entre su pelo quedaron algunos capullos. Se va. Se fue.
La gente también abandona la Plaza de la Patria y formando ríos de ancho cauce se dirige al perímetro ferial. Son las diez de la noche. Ya miles han hecho su fiesta; han llenado los merenderos (así le llaman aquí a las cantinas), en cuyos balcones los parroquianos elevan sus caballitos con tequila y saludan a los que están en la calle, libando, bailando, cantando los temas norteños, gruperos. El caminar es lento, pesado (duelen los pies, ay), pero el instinto gregario puede más.
Son las primeras horas de 22 días de onda sibarítica. ƑA qué hora acaba hoy, señor? Hay lugares que no cerrarán durante los 22 días. Algunos sólo lo harán para limpiar, quizá entre semana. Llegan camiones cargados de cajas de latas de cerveza; hace calor. Muchos jovencitos entraron por primera vez en su vida al palenque, para ver a Ragazzi. "Esto ya comenzó y no lo para nadie", dice un mesero del merendero San Marcos. "A diario está lleno, pero por ahí, a principios de mayo, esto estará en su punto".
Es la feria de ferias, la madre de todas las ferias, que durante 22 días con sus respectivas noches retará a los más fuertes, a los hígados de oro a mantener el ritmo. ƑFalta juventud? A echarle ganas y a sacarla del pasado. La Feria Nacional de San Marcos apenas ha comenzado.