JUEVES 27 DE ABRIL DE 2000
Cagliostro Fox
* Sergio Rodríguez Losano *
Walter Benjamin, de 1929 a 1932, trabajó en un naciente y poderoso nuevo medio de comunicación, la radio. Estos relatos radiofónicos fueron recopilados bajo el título: El Berlín demónico. Entre otras narraciones nos cuenta la de un personaje que apareció en pleno auge de la Ilustración: "Y lo que le faltaba de sabiduría y formación, Cagliostro lo suplía mediante su extraordinario instinto teatral (...) O, para decirlo mejor y con más exactitud: sin duda Cagliostro no se creía las cosas que le contaba a la gente, pero seguramente sí creía que su poder de hacer creer a los hombres las más fantásticas mentiras no era menos valioso que la piedra filosofal (...) Lo que hacía tremendamente poderoso a Cagliostro era su fe en sí mismo, la fe en su poder de convicción, en su fantasía, en su don de gentes".
En la presente campaña electoral hemos visto cómo el fenómeno Cagliostro se ha venido desarrollando como una bola de nieve que hoy significa una importante preocupación política para el sistema. Originalmente, la candidatura de Fox fue diseñada y lanzada hacia los medios de comunicación como el instrumento para frenar el crecimiento que había alcanzado Cuauhtémoc Cárdenas, inmediatamente después de haber logrado el triunfo arrasador en 1997.
Indudablemente, a un poco más de dos meses del 2 de julio, el objetivo ha sido cumplido. Las ideas de cambio y de oposición al PRI se ubican en la candidatura de Fox; saber si estas convicciones son verdaderas es otro asunto, la realidad es que aparenta representarlas. Queda a un lado la tremenda ineficacia de los perredistas para contrarrestar este fenómeno; en aras de no aparecer como el partido de la violencia, de la negación y la crítica dejaron libre un espacio, el que habían conquistado desde 1988, con el cual ganaron en 1997: representar la esperanza ciudadana de cambio, el de ser el factor institucional para acabar con el régimen político mexicano.
Vicente Fox habla de ser el candidato de la sociedad civil, cuando su partido es el que más ha menospreciado a la ciudadanía, entendida como poder soberano y constituyente. Se presenta, además, como el que va a acabar con un régimen cuando su partido ha sido el instrumento legitimador de ese poder. Así, podríamos agregar miles de ejemplos; el problema no es saber si él cree en lo que dice, sino en el hecho de que está convenciendo a una parte importante de los ciudadanos --de los que siguen creyendo en las elecciones-- que con él se puede transformar el país.
Finalmente, el fenómeno Fox no se da en medio del auge del pensamiento político, sino precisamente en medio de su miseria. Fox no expresa la crisis del sistema político mexicano, sino que es, en sí mismo, la crisis del sistema político mexicano. El problema es que ha logrado sumar tal fuerza que hoy es visto como un peligro por sus mismos creadores. Una vez más los aprendices de brujo están asustados por el poder que ha acumulado su criatura.
Por eso se están moviendo rápido, ahora son dos los objetivos: López Obrador y Fox. Al tratar de eliminar a Andrés Manuel no se busca únicamente hacer a un lado a quien es un personaje incómodo y molesto, sino también a Fox. Y, para lograrlos, una vez más se cuenta con los buenos oficios del piromaniaco de boletas electorales. En el momento en que la dirección del PAN aprobó cuestionar a López Obrador empezó a abrir el camino a la concertacesión de la Presidencia a cambio del DF o de una nivelación importante de fuerzas en el Congreso de la Unión, donde el piromaniaco volverá a ser El Jefe, desde donde volverá a mandar a quemar las boletas del 2000.
Esto aseguraría la transición pactada con la que sueñan los prófugos del maoísmo y del estalinismo, que son los think tanks de Labastida y que están llevando hasta sus últimas consecuencias la política de meter las manos en los partidos de oposición, logrando que en el PRD los representantes del cambio sean eclipsados por los burócratas que tienen como alter ego de la política a Massimo D'Alema y de esta manera concluir la conversión del PAN, dejándolo en manos de un bufete jurídico de abogados del crimen organizado.
Cagliostro Fox la tiene cruda, en los sótanos del poder se quiere sellar su suerte. *