DOMINGO 30 DE ABRIL DE 2000

Ť Los títulos seleccionados mueven las neuronas, explica Paco Ignacio Taibo II


Largas filas para recibir el itacate literario en el Zócalo capitalino

Ť La jefa de Gobierno repartió la primera entrega de Para leer en libertad Ť Pacheco y Fast, entre los autores distribuidos

Mónica Mateos Ť El Zócalo de la ciudad de México rebasó, una vez más, sus posibilidades escenográficas: ayer, ahí se repartió ''alimento para las neuronas'', al distribuirse, gratuitamente, los primeros 60 mil libros de la colección Para leer en libertad.

Frente al antiguo edificio del ayuntamiento, miles de capitalinos formaron largas filas para recibir tres ejemplares por persona: El diario de Anna Frank, La pasión de Sacco y Vanzetti, de Howard Fast, y Las batallas en el desierto, de José Emilio Pacheco, textos que, en opinión de quienes concretaron este proyecto, son ''literatura provocadora''.

La jefa de Gobierno del Distrito Federal, Rosario Robles -acompañada por Alejandro Aura y Paco Ignacio Taibo II-, entregó personalmente, durante dos horas, los volúmenes que sugieren en la contraportada que después de leídos sean regalados.

La Plaza de la Constitución, ''invadida'' por el circo, la maroma y el teatro debido a los festejos adelantados por el Día del Niño, fue una delicia para chicos y grandes, quienes vagaron entre picachús, payasos, winnie poohs y vendedores de tatuajes efímeros, o esperaban entrar a la carpa del circo de los hermanos Vázquez.

La verbena también fue un premonitorio tormento para los barrenderos capitalinos, quienes desde una esquina de la gran plancha imaginaban "el trabajal que nos espera, pues tenemos que entregar el Zócalo limpiecito el lunes, para el desfile... y tanta chinga por 600 pesos quincenales, pues no se crea que nos pagan horas extras, Ƒverdad que no es justo?".

Por eso, como consuelo, también se formaron para recibir sus libros gratis; igual que miles, lo prefirieron en vez de comprar un kilo de frijol negro zacatecano por seis pesos, que también se ofreció en la fiesta sabatina, pues "a caballo regalado no se le ve colmillo''.

Y si la oferta hubiera sido al contrario (los libros por seis pesos y los frijoles gratis), "todos estaríamos formados de aquel lado", señaló un hombre que esperó durante más de una hora, con su esposa y dos hijos, para recibir 12 libros entre todos.

-ƑY para qué quieren tantos?

-Pues como dice aquí, para regalar -respondió.

Esta "trampa" de formar a toda la familia para conseguir ''itacates literarios'' se multiplicó, no obstante se utilizó tinta indeleble morada para señalar el pulgar de la persona que ya tenía sus libros, previa entrega de una papeleta firmada por el ciudadano.

En otro estand, de los 20 instalados en el Zócalo, se repartieron 100 mil ejemplares del libro para niños Conoce tu ciudad y tus derechos, el primero de 18 títulos que completarán un millón de ejemplares de libros dedicados a los pequeños y pequeñas del defe.

Publicado por el Comité Editorial de la Jefatura de Gobierno, este librito entera a los lectores acerca de los olores, sonidos, sabores, texturas, colores y formas con las que conviven a diario los capitalinos. La distribución de los restantes 900 mil ejemplares que se obsequiará en el programa Un millón de libros para las niñas y los niños en actos masivos.


Ť ƑNo hay lectores? Veremos si es cierto, emplaza el escritor

Arturo Jiménez Ť Como un sueño cumplido para los lectores que "se rascan" los bolsillos en las ferias de libros, desde ayer el Gobierno del Distrito Federal comenzó la distribución de la serie Para leer en libertad. Se trata de 15 títulos con un tiraje de 20 mil ejemplares por cada uno, los cuales se obsequiarán durante cinco sábados, es decir, tres títulos y 60 mil ejemplares cada semana.

El escritor Paco Ignacio Taibo II, encargado de seleccionar los títulos de la colección "provocadora y reveladora", explica en entrevista que la idea surgió tras una conversación con la jefa de Gobierno capitalina, Rosario Robles, sobre la imposibilidad de muchos jóvenes para comprar libros.

"No nos engañemos: hay un bloqueo económico hacia la lectura de libros para miles de jóvenes en esta ciudad", señala el escritor, y dice que sólo puso dos condiciones para dirigir la colección: "Que fueran libros que a mí me gustan y no cobrar nada".

Luego Taibo II hizo una lista original de unos 30 títulos, "pensando en aquellos que me habían volado las neuronas cuando era joven, aquellos que me habían dejado tartamudeando".

En la colección, comenta, aparecen novelas como En dudosa batalla, de John Steinbeck, que lo dejó muy sorprendido; La pasión de Sacco y Vanzetti, de Howard Fast, o Diez días que conmovieron al mundo, de John Reed.

''Son libros que me habían sacudido, conmovido, desconcertado. Novelas como Fluyan mis lágrimas, dijo el policía, de Philip K. Dick, una novela de ciencia ficción contra la droga y la policía, durísima. Entonces hice la lista y empezamos a generar derechos.

''Tuvimos obstáculos en algunas editoriales que no querían participar porque pensaban que les quemábamos el libro al regalarlo. Otras al revés, se dieron cuenta que lo que hacíamos era promover fuertemente al autor''.

Luego de aclarar que los 15 títulos son de escritores del siglo XX, señala: ''No son los libros que te recomiendan en el cole, no son los libros obligatorios, no son la cultura clásica. Estas son las novelas que hay que leer si quieres que las neuronas vuelen, si quieres calentarte.

''Esto no tiene nada que ver con la obligación ni con la educación, sino con algo más importante: la educación informal, de los sentimientos, el placer de la lectura. Son libros para leer por placer''.

Lectura provocadora

-No están Stevenson o Dickens.

-Ni los Zola, ni los Verne. Está José Agustín y cuentos llenos de leperadas, como debe ser, pues. Y está Batallas en el desierto, de José Emilio Pacheco; y está Soy leyenda, de Richard Matheson, una novela maravillosa; y está el mejor libro de fantasía que yo leí en los últimos años: El cazador de jaguares, de Lucios Shepard.

"Son libros como esos, muy provocadores, que crean la pasión. Y desde luego El largo adiós, de Raymond Chandler, la mejor novela policiaca, el llamado al culto a la amistad. Y El diario de Anna Frank, con la idea clara de que quien lo lea se sienta adolescente, judía y mujer. Está además el primer libro que mandó a quemar Hitler, Sin novedad en el frente, de E.M. Remarque, la gran novela antibélica.

''Hay que darle a la gente los libros que le pueden resultar reveladores. La literatura no puede estar asociada a obligación o castigo, sino a placer, descubrimiento, šsubversión, Chihuahua! Nada de pedagogía, este es otro espacio, es la educación de los sentimientos, formación espiritual, y aventura y lo prohibido.

''Hay una apuesta. Por un lado se dice que no hay lectores en México, vamos a ver si es cierto. Por otro lado se dice que una ciudad no tiene por qué regalar. Pero una ciudad no sólo debe cobrar por estacionarse mal, también tiene que regalarle libros a sus habitantes.

''Esto pone a la ciudad de México en una tesitura democrática de las que a mí más me gustan. Es el tipo de actos que creo que un gobierno democrático debe asumir: el promover realmente la lectura con programas que lleguen directo al ciudadano, al que le pueden abrir una puerta. Esta es la ilusión de mi maldita vida; vivir en una ciudad que regala libros, y libros como éstos".