Ť Semana política en Estados Unidos

Ť 25 años después, la guerra con Vietnam sigue doliendo en EU

Ť Miles de veteranos del conflicto viven ignorados por la sociedad

Ť Los políticos no están dispuestos a declarar que fue un error

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 29 de abril Ť El senador John McCain expresó esta semana, durante su visita al país donde fue prisionero de guerra, que "el lado equivocado ganó la guerra". Veinticinco años después de que el último helicóptero huyó de Vietnam, el conflicto bélico más largo de la historia de Estados Unidos sigue sin conclusión para los estadunidenses, y aunque han debido reconocer la primera derrota militar del superpoder, no han logrado digerirla.

El 30 de abril de 1975, el último helicóptero estadunidense despegó de la azotea de la embajada de Estados Unidos en Vietnam, concluyendo un conflicto que costó un millón de vidas vietnamitas y de 58 mil soldados estadunidenses. Veinticinco años más tarde dos tercios de los estadunidenses opinan que la guerra fue un error, pero no hay acuerdo sobre cuál fue ese error -entrar en la guerra o salir sin ganarla- reporta la revista The Economist.

Por cierto, la guerra tuvo dos frentes: en el campo de batalla asiático y en las batallas dentro de Estados Unidos. Fue el conflicto que más dividió al país en el último siglo. The Economist cita al reportero veterano de guerra David Halberstam diciendo que fue la segunda guerra civil (la Guerra Civil entre los estados estadunidenses ocurrió entre 1861-1865).

Pero la guerra civil en este país por Vietnam no acabó con el fin del conflicto armado en Asia. Las protestas antibélicas se transformaron, junto con otros, en movimientos culturales y políticos que marcaron la evolución política de muchos de los que ahora están en la cúpula del poder.

Pero este sigue siendo un asunto difícil para muchos de esos líderes políticos y los candidatos, aun aquellos que no fueron prisioneros de guerra. Bill Clinton fue el primer político que fue electo a la presidencia a pesar de reconocer que protestó contra las hostilidades en Vietnam (y evitó su servicio militar). Pero Al Gore, quien desea sucederlo, sí hizo servicio militar en Vietnam, y su principal contrincante, el gobernador George W. Bush, evitó el conflicto al hacer su servicio con la Guardia Nacional.

Los dos principales monumentos a la guerra, uno en Washington y otro en Manhattan, son visitados todos los días; la gente busca a familiares y amigos entre los 58 mil nombres inscritos en el monumento en esta capital, dejan flores. Miles de veteranos de ese conflicto siguen viviendo en las tinieblas de esta sociedad -víctimas de la primera derrota del país más poderoso del mundo, de un conflicto no sólo sin gloria, sino de vergüenza para tantos. Demasiados viven en la marginalidad, hombres de la calle, un grupo con altos índices de drogadicción, de problemas

sicológicos. Algunos de sus jefes -los ordenaron desde la cúpula política y militar- se mantienen como figuras de alto perfil. Robert McNamara, entonces secretario de Defensa de la presidencia de Lyndon Johnson, y después presidente del Banco Mundial, escribió un libro hace un par de años en donde concluyó que la guerra había sido "un error".

Henry Kissinger, premio Nobel de la Paz por su papel en el fin de la guerra, continúa ofreciendo su sabiduría política y estratégica a las cúpulas económicas y políticas del mundo. Otros viven en la oscuridad: el general Westmoreland, comandante de las tropas estadunidenses en Vietnam, vive como militar jubilado en Carolina del Norte; el famoso teniente Calley, acusado de la masacre de My Lai (y chivo expiatorio para proteger a sus superiores), trabaja en Nueva Jersey.

Los líderes de la oposición a la guerra también han caminado por diversos mundos. David McReynolds, veterano pacifista que encabezó parte del movimiento nacional antibélico con la Liga de Resistencia contra la Guerra, ahora, a sus 70 años de edad, sigue criticando las políticas militaristas de este país. Los hermanos Berrigan, Philip y Daniel, los sacerdotes católicos que encabezaron decenas de acciones de desobediencia civil en los 60, continúan su lucha contra el aparato militar estadunidense y su visión hegemónica.

Tom Hayden, uno de los miembros del Chicago 7 (junto con el ahora fallecido Abbie Hoffman, líder de los Hippies y figura central de los 60) es senador estatal en California. Veteranos por la Paz, organización de combatientes de Vietnam, que al regresar al país se declararon en oposición a la guerra, trabajan contra las aventuras castrenses del país, por ejemplo en Centroamérica, en los 80, y más recientemente en Chiapas. Bob Dylan sigue cantando algunos de sus himnos antibélicos (Masters of war). Y miles más.

Pero la guerra de Vietnam sigue siendo un asunto no resuelto en la conciencia colectiva de este país. Mientras McCain expresa que aún no puede aceptar la derrota, otros no logran resolver las consecuencias de tanta sangre y violencia (más bombas arrojadas sobre Vietnam que en Europa durante la Segunda Guerra Mundial). No hay actos nacionales oficiales de alto perfil para marcar el 25 aniversario este domingo del fin de la guerra. Eso es algo que todos los días se intenta borrar. Con la excepción de algunas famosas películas (Apocalipse now, de Ford Coppola, Platoon, de Oliver Stone), la cultura popular estadunidense no integra las lecciones políticas y sociales de ese conflicto.

Una generación recuerda con nostalgia "los 60". Pero la guerra es algo que para muchos, en las cúpulas del poder -las académicas como de políticos profesionales-, se busca olvidar. No tanto el hecho de que existió el conflicto, sino más sus resultados e implicaciones.

Como los comentarios del senador McCain en Vietnam indican, la guerra no puede ser olvidada completamente, ya que forma parte de las vidas de los políticos que ahora están en el poder. Tal vez se puedan entender los sentimientos del senador después de sus cinco años como prisionero de guerra. Pero el problema con el debate oficial sobre el conflicto es que 25 años más tarde, políticos como Bill Clinton, que se opusieron al conflicto, no están dispuestos a declarar que fue un gran error.

Las clases más concurridas en la Academia Militar de West Point son las que tratan sobre la guerra de Vietnam. Uno de los maestros de estos cursos, coronel Conrad Crane, explicó al New York Times la razón: "somos bastante claros con los cadetes en que en el futuro sus experiencias serán más cercanas a lo que fue Vietnam que a la Tormenta del Desierto (en Irak)"

Existen intentos para promover la idea de que Vietnam fue una batalla perdida en una guerra (la fría) en la que se triunfó. O sea, la guerra, la muerte de millones y la destrucción de un país, y los millones de vidas con heridas físicas, morales y sicológicas, no ha sido suficiente para convencer a este superpoder de que la paz y la autodeterminación de los pueblos nunca han sido alcanzados por las armas y la fuerza.

"La respuesta sopla en el viento", 25 años después.