La Jornada domingo 30 de abril de 2000

José Antonio Rojas Nieto
Debilitamiento de países petroleros

El incremento anual de la demanda mundial de crudo fue un poco menor a lo estimado: 700 mil barriles al día y no un millón; y el comportamiento real en el primer trimestre del 2000 se orienta a reconocer un consumo también inferior en cerca de 200 mil barriles, es decir, 75.8 millones al día en lugar de 76, levemente inferior al del primer trimestre de 1999 el que, por el contrario, había sido superior en más de un millón y medio de barriles al del primer trimestre de 1998, año en el que se deprimió fuertemente la demanda, generando la baja de precios. Los datos obligan a bajar las estimaciones del incremento de la demanda para este año: de dos a no más de un millón y medio de barriles al día, 1.3 por ciento de crecimiento, nada más, incremento más congruente con la idea respecto a las dificultades de la dinámica económica en Estados Unidos y su impacto en Europa y Asia-Pacífico.

Para México es muy importante reflexionar sobre lo que sería una primera conclusión de estos datos: que la incuestionable reactivación de la demanda que condujo a la recuperación de los precios, sobre la base de un freno a la sobreproducción de crudo, parece no tener la fuerza estimada y que, por tanto, el crecimiento del consumo mundial de crudo será menos fuerte de lo esperado, con el consecuente debilitamiento del impulso ascendente de los precios.

Pero, además, si a esta sorpresiva retracción del crecimiento del consumo sumamos que, por esto mismo, está resultando excedentaria la expansión de la oferta, que se apoyó en una idea equivocada del crecimiento de la demanda en el 2000, también deberemos reflexionar sobre el previsible comportamiento de precios cuando se extiende esta percepción, sobre todo en mayo cuando, normalmente, hay menor volumen de consumo mensual, lo que se aprovecha para mantenimiento de refinerías y recuperación de inventarios, cuidando que esto último no se traduzca en un freno a la baja estacional de precios en mayo y junio.

La situación -demanda menos dinámica y oferta ampliada por encima de los requerimientos- podría traducirse en un debilitamiento crónico de precios el resto del año y una mayor baja el próximo, a menos que... a menos que los productores se pongan listos. ƑCómo enfrentar una situación difícil para los productores, muchos de ellos convencidos de que el nivel de expansión de su producción en abril fue adecuado? ƑCómo evitar o al menos relativizar la renovación de la campaña estadunidense a la baja de precios que hasta el momento ha tenido éxito, pues los precios mensuales han disminuido en cinco dólares entre marzo y abril?

Es obligado observar la evolución de la demanda de crudo en mayo y junio, y la dinámica de la economía en Estados Unidos, Europa y Asia-Pacífico, para reconocer el piso del consumo de los trimestres tercero y cuarto, determinado por la marcha de la economía mundial; pero también analizar y diferenciar el volumen de compras de estos dos meses para reponer inventarios.

Sería deseable llegar a la reunión de productores en junio con la idea más justa y precisa sobre los niveles de la demanda para el segundo semestre de este año y el primero del siguiente, y eludir la nueva promoción de los consumidores -indudablemente encabezados por Estados Unidos- para provocar un nivel de producción mayor al necesario, como se hizo previamente al encuentro de marzo en que se decidió un nivel excedentario. En consecuencia es necesario frenar o contrarrestar todas las campañas que hacen aparecer a los productores como seres irresponsables y malignos que impulsan la inflación y la desestabilización económica mundiales.

La desventaja de los productores es superable si el incremento estacional del consumo en los trimestres tercero y cuarto no es enfrentado con un nivel inadecuado de producción sobrepasado un poco en estos momentos. Hay que reconocer el éxito de la campaña de miedo y del ambiente de guerra desplegado desde fines de febrero y en marzo por Estados Unidos y los grandes consumidores, que generó el debilitamiento de los países petroleros.

Se puede superar este debilitamiento y enfrentar los escándalos de nuestros vecinos, si se acierta en definir bien el nivel de producción adecuado a partir de julio. Por eso, en estos momentos resulta muy importante observar el nivel de recuperación de la demanda vinculada a la marcha de la economía y el nivel en que se cubran en mayo y junio -antes de la elevación estacional de precios- los inventarios. Tenemos tarea importante para los próximos meses.