DOMINGO 30 DE ABRIL DE 2000
* Ineficiencia y corrupción impiden detenciones de grandes capos: Jorge Chavat
Atrofiados por el narco, los aparatos de seguridad
José Galán * Los narcotraficantes mexicanos controlan ahora todo el proceso de la cadena productiva de la cocaína, ante el desmantelamiento de las principales bandas colombianas. Han cobrado tanta fuerza que ahora atacan "el sistema inmunólogico del Estado: las fuerzas de seguridad", afirma el investigador Jorge Chavat, del Centro de Investigación y Docencia Económica, CIDE.
"Eso provoca un efecto terrible en el país, porque impide al Estado ejercer la función para la que fue creado: dar seguridad a los ciudadanos, y es que los aparatos de seguridad están totalmente atrofiados por el narcotráfico", insiste el doctor en Relaciones Internacionales por la Universidad de Miami. "El riesgo no es que México se vuelva un narcoestado sino que simplemente no haya Estado". Y este riesgo se incrementa, añade, ante la crisis de seguridad que vive México desde hace años. "Y no ha habido detenciones de grandes capos porque el Estado es muy ineficiente, está corrompido", subraya.
El asesinato de altos funcionarios de la PGR comisionados para el combate al narcotráfico es, agrega, "una muestra de esto: no sólo disputan los territorios, como quedó demostrado tras la supuesta muerte de Amado Carrillo, sino que también se han fortalecido, y disputan sin problema su negocio a la policía. La verdad es que el origen de toda esta guierra es que las bandas, al contrario de otras versiones, sí han crecido".
Pone como ejemplo los cálculos más conservadores de publicaciones como Latin Finance y The Economist sobre la importancia que ha cobrado el narcotráfico en México, y que giran entre 8 mil y 14 mil millones de dólares anuales de "dinero sucio, con todos los escenarios de violencia y muerte que estas cantidades pueden significar dentro del negocio", advierte.
En el marco de los actuales tiempos electorales, para Jorge Chavat, "el narcotráfico no tiene proyecto político. Los narcotraficantes no tienen ningún interés en intervenir en las grandes decisiones del Estado. Simplemente quieren un gobierno permisivo que los deje operar, porque en realidad lo único que quieren los narcotraficantes es hacer dinero, y para ello necesitan de un Estado débil en toda su estructura, particularmente los aparatos de seguridad".
"Y eso nos perjudica a los ciudadanos, porque se refleja en un aparato de policías, fiscales y jueces ineficientes y corruptos. Así, quedamos inermes, porque eso es lo que está pasando en México".
Para contrarrestar esta tendencia, el académico insiste en que debe combatirse la cultura de la impunidad, "incluso desde el campo de la mercadotecnia, en el terreno de la publicidad, con grandes campañas que hagan ver a la población de que el crimen sí es castigado, y con dureza, a fin de que el ciudadano comprenda que es más costoso delinquir que no hacerlo".