MARTES 2 DE MAYO DE 2000
Ť Ser creativos para buscar nuevos pactos de paz, pide a EZLN y gobierno
Respetar los derechos humanos, solicita Arizmendi al Ejército
Ť Las guerrillas hacen gastar en modernización militar lo que podría destinarse a los pobres, dice
Ť El obispo asume la dirección en San Cristóbal de las Casas; globalizar la solidaridad, plantea
Elio Henríquez, corresponsal, San Cristóbal de las Casas, Chis., 1o. de mayo Ť Al tomar posesión como obispo de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel pidió al Ejército Mexicano ser "respetuoso de los derechos humanos y de los límites que le impone la Constitución", y convocó a la guerrilla zapatista y al gobierno a "ser creativos para buscar nuevos pactos de paz".
Criticó al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN): "Es legítimo exigir la transformación del sistema político y económico del país y del mundo", pero "no es válido condicionar la suerte de los indígenas a una ideología radicalizada, violenta y excluyente".
En toda negociación, abundó, se necesita "humildad para escuchar y aceptar al otro, paciencia y capacidad de perdón mutuo, esperanza de volver a empezar, apertura de mente y de corazón, pues con orgullo y prepotencia nunca se avanza".
Pidió a la población no "dejarse convencer por quienes alientan la formación de organizaciones paramilitares", y sostuvo que no puede haber paz verdadera y permanente mientras subsistan graves injusticias, marginación y exclusión.
Sin embargo, recalcó: "Apoyarse en las armas para impulsar el cambio que México requiere, provoca una omnipresente militarización y, como lo demuestra la experiencia de numerosos países, puede desencadenar una riesgosa aparición de grupos paramilitares".
La violencia, expresó, siempre "engendra una espiral interminable de injusticias, odios, venganzas y muertes, y las armas provocan más pobreza y miseria".
Las guerrillas, añadió, "inducen a los ejércitos a modernizarse y a gastar en implementos militares lo que se podría destinar para aliviar el hambre de los pobres, endeudando más al país".
Sería irresponsable no avanzar en la legislación en materia indígena
El sucesor del obispo Samuel Ruiz García solicitó al Congreso de la Unión instaurar normas sobre derechos y cultura indígenas, pues "sería una irresponsabilidad histórica no hacer avanzar nuestra legislación en esta materia sólo por la incapacidad de lograr consensos entre los partidos" políticos.
Subrayó: "Chiapas puso el tema sobre el tapete, pero son los indígenas de todo México los que importan, no sólo un grupo".
El primer acto de Arizmendi en esta ciudad, hoy, fue en el templo de Guadalupe, adonde llegó, procedente de Comitán, "para dar gracias a Dios". De ahí bajó en procesión con cientos de católicos hasta la catedral, en la cual esta tarde asumió la dirección de la diócesis de San Cristóbal -cuya población es indígena en 80 por ciento-, en sustitución de Samuel Ruiz, el tatic, quien estuvo 40 años al frente de la misma.
Con su toma de posesión como obispo número 36 en la diócesis -la quinta en orden de aparición histórica en México y que tuvo como primer guía espiritual a Fray Bartolomé de las Casas- se abre un nuevo capítulo en la historia religiosa de este país.
De hecho, en la ceremonia realizada en la "catedral de la paz" estuvieron presentes muchos de los llamados auténticos coletos, los conservadores que desde enero de 1994, cuando estalló el conflicto armado, decidieron no acudir más a ese templo, debido a que en él se realizó el primer diálogo entre el gobierno y el EZLN, así como por sus diferencias con Ruiz García.
También acudieron varios políticos priístas, entre ellos el alcalde de San Cristóbal, Mariano Díaz Ochoa, cuyo padre, Ricardo Díaz Martínez, es uno de los principales dirigentes de los auténticos coletos, quienes el 19 de febrero de 1995 agredieron con palos y piedras las oficinas de la curia diocesana y a un grupo de católicos que la defendía.
Testigo fue de la histórica ceremonia, que duró más de tres horas, la jerarquía católica mexicana, encabezada por los cardenales Adolfo Suárez, Noberto Rivera Carrera, Juan Sandoval Iñiguez -es la primera vez que estos dos últimos asisten a un acto en esta catedral, con su actual investidura-, Luis Morales Reyes (presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano) y Leonardo Sandri (nuncio apostólico), aparte de más de 40 prelados mexicanos y extranjeros, cuya presencia tuvo como objetivo "cobijar" a monseñor Arizmandi, pues saben que le espera una tarea muy difícil.
Entre aplausos desde su llegada, el tatic Samuel advirtió a su sucesor: "No es profecía (...) pero se van a justificar a sí mismos aquellos que vituperan a esta iglesia, y la difamarán quienes la juzgan obstáculo a sus pretensiones y la seguirán agrediendo si ésta no es dócil al sistema (político) y a sus requerimientos".
Sereno, manifestó que, con el nombramiento de Arizmendi, "pasó nuestro momento de incertidumbre, la noche oscura de transición con sus escenarios periodísticos, políticos e intraeclesiales".
Enseguida, después de haber puesto en sus manos una estola y una mitra con bordados indígenas, le entregó el báculo "hecho por manos artesanas aborígenes y un símbolo de nuestro tránsito pascual, que esta grey lleva un camino y que tú la vas a acompañar como pastor y guía; es señal de que esta diócesis no caminará a la deriva ni en colisión interna porque has sido bienvenido entre nosotros".
Sandri -quien este martes presenta sus cartas credenciales al presidente Ernesto Zedillo- expresó al nuevo obispo que, desde su específica labor diocesana, "la tarea de construir la paz será uno de sus principales desafíos".
Expuso que la palabra que trae del Vaticano a Chiapas es "eco de la fuerte esperanza que anima el corazón del Papa para que el futuro de la vida cristiana, de la paz, del progreso humano, espiritual y material, se haga cada día más concreta realidad".
Antes, el cardenal Suárez, originario de esta ciudad, declaró, al presidir la homilía, que don Samuel ha dirigido con fidelidad la diócesis.
"Sabemos que usted, don Samuel, ha corrido con igual suerte de los profetas, que no han faltado quienes le han injuriado, le han perseguido y han dicho cosas falsas de usted; alégrese, salte de contento y de gozo porque su nombre ya está escrito en el cielo", expresó dirigiéndose al tatic.
Luego reconoció: "No son pocos los temores que nos asaltan", pero aconsejó a Arizmendi: "No tema usted a los lobos, como nos decía Jesús, que le asaltarán en su ministerio como obispo de San Cristóbal: Dios estará con usted".
Fue hasta el final de la ceremonia, en la cual hubo varios ritos religiosos indígenas, como símbolo de la presencia mayoritaria de las etnias en este distrito, que tomó la palabra Arizmendi.
En el mensaje que fue distribuido en gran número, ya encuadernado, asentó: "Si yo viniera a dar marcha atrás en el amor preferencial por los pobres y en la promoción integral de los indígenas, le fallaría a Jesucristo, a la Iglesia y a mí mismo".
Pidió a los indígenas no temer, pues "la Iglesia los ama sinceramente, no los abandona ni los traiciona. Mi compromiso es estar con ustedes y continuar apoyando su promoción y liberación evangélica para que sean sujetos de su y de la evangelización".
Estableció: "Queremos seguir luchando, siempre por medios pacíficos, para que se reconozcan sus justos derechos, dentro del concierto de las demás razas y culturas que conforman nuestro país".
A continuación pidió a todos los que en esta región están enfrentados, zapatistas y militares; indígenas y mestizos; finqueros y avecindados, etcétera, amarse como hermanos, reconciliarse con Dios y con los demás.
Expuso que el gobierno y la sociedad civil tienen la grave responsabilidad de incrementar los esfuerzos realizados para resolver de fondo los problemas políticos, sociales, económicos y culturales.
"Hay que cuestionar el sistema económico reinante en el mundo actual, que es excluyente, (pero) hay que implementar modelos nuevos de economía justa y solidaria y promover el trabajo común organizado y una globalización de la solidaridad", concluyó.