Ť Decenas de miles de ciudadanos colman el Zócalo, a pesar de la lluvia
Masivo apoyo a López Obrador; la era del PRI ha terminado, afirma
Ť Pide a los tribunales electorales que pongan la ley al servicio de la justicia Ť "Legaloides", las impugnaciones a su registro
Raúl Llanos Samaniego Ť Ante la mayor concentración de simpatizantes de su candidatura, Andrés Manuel López Obrador exigió ayer a los tribunales electorales "que pongan la ley al servicio de la justicia, al servicio del desarrollo democrático del país, y no apliquen la ley por consignas palaciegas y al servicio de los intereses creados".
En lo que constituyó la respuesta política a la impugnación sobre su registro que presentaron PRI, PAN y PARM ante el Tribunal Electoral del DF, el candidato de la Alianza por la Ciudad de México expresó: "Estamos aquí para reafirmar lo evidente: que la gran mayoría de los capitalinos ha decidido continuar con el cambio democrático eliminando corrupción e impunidad; ha decidido seguir con un gobierno honesto y al servicio de las más generosas causas de la sociedad".
Y precisó: "los hombres del régimen nos quieren ganar a la mala quitándonos la candidatura con pretextos legaloides. Saben que la gente ha hecho suya nuestra propuesta de hacer de esta ciudad la capital de la democracia y la justicia, la capital de la alegría y la esperanza. šPor eso nos quieren sacar de la contienda presionando a las autoridades electorales, locales y federales!".
López Obrador puntualizó que también consultará a la ciudadanía el próximo 14 de mayo acerca de su registro para las elecciones del 2 de julio, pues es ahí donde radica "el principio de la soberanía popular, esencia de la democracia".
Por eso, dijo, es necesario que el 14 de mayo voten todos a favor o en contra de la candidatura, "pero que esa decisión la tome el pueblo, no los adversarios políticos que tenemos en Los Pinos, en (la Secretaría de) Gobernación, en el PRI de (Carlos) Hank y de (Francisco) Labastida, y en el PAN de Diego (Fernández de Cevallos) y de (Vicente) Fox".
La vigencia de nuestra candidatura y nuestro triunfo electoral, añadió, será una hazaña de todas y de todos. "Esta no es sólo mi campaña, ésta es la campaña del pueblo, de ustedes, en la que todos somos partícipes y tenemos un compromiso individual y colectivo", remachó el perredista.
En el acto de apoyo a sus aspiraciones, al cual acudieron, según los organizadores, más de 150 mil personas, estuvieron Cuauhtémoc Cárdenas, abanderado presidencial de la Alianza por México; Rosario Robles, jefa de Gobierno de esta ciudad, y los líderes nacionales y locales del PRD, Amalia García y Carlos Imaz, así como de los partidos que integran la Alianza por la Ciudad de México, además de candidatos a jefes delegacionales, a diputados federales, locales y funcionarios de la administración local.
López Obrador sostuvo que el tiempo del PRI ha terminado, "lo ha vencido la manifiesta voluntad democrática del pueblo", por lo que "desde esta plaza convocamos a los hombres del régimen para que se alejen de toda tentación autoritaria" y dejen atrás la frase del extinto líder obrero, Fidel Velázquez, según la cual "llegamos con la fuerza de las balas y sólo con las balas nos sacarán".
Recordó que "México no es el PRI; México no es del PRI; el PRI no es México", por eso, ahora que el régimen político "está en liquidación", consideró que "es inútil e irresponsable tratar de apuntalarlo con trampas electorales y con campañas truculentas de terror, porque todo sería transitorio y la crisis se agravaría con síntomas más alarmantes y peligrosos que a nadie sensatamente convienen".
Acto seguido mandó un mensaje a los priístas: "en nuestro gobierno democrático no habrá cacería de brujas, no habrá rencores, no habrá revanchas, porque entonces no sería gobierno, sería venganza". Habrá en cambio, complementó, tolerancia, inclusión, concordia y confianza mutua.
Dentro de su discurso, López Obrador no dejó de lado su origen tabasqueño, pero aclaró: "no soy ni el primero ni el último de los provincianos que trabaja y tiene desempeños políticos en la ciudad de los migrantes". Y selló esta parte con una frase: "si mi deuda con Tabasco es enorme, mi gratitud con la ciudad de México es definitiva".
En su oportunidad, Cuauhtémoc Cárdenas afirmó que quienes impugnan a López Obrador, el PRI y el PAN, son "los socios del salinismo, aquellos de las muchas complicidades que ahora están además seguidos por ese nuevo invento de la Secretaría de Gobernación que es el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana".
Fue enfático al señalar que los candidatos perredistas vencerán nuevamente el 2 de julio y que López Obrador será el nuevo jefe de Gobierno del DF . Seguirá la democracia y la honradez, abundó, con lo que se evitará que el PRI recupere la ciudad para tenerla como "botín para unos cuantos".
En nombre de los partidos de la Alianza por la Ciudad de México tomó la palabra Marcelo Ebrard, quien dejó en claro que "aquí nadie se va a doblar y vamos a defender el legítimo derecho de Andrés Manuel López Obrador, pues está de por medio el futuro de la ciudad de México.
Ť Lleno de fiesta grande en el corazón de la metrópoli
Jaime Avilés Ť Desde todos los rumbos de la ciudad, y a pesar de la lluvia, decenas de miles de personas, fundamentalmente indignadas, se reunieron ayer por la tarde para llenar y desbordar el Zócalo y decirle "al PRI de Hank y de Labastida, al PAN de Diego y de Fox, y a ese nuevo invento de Gobernación llamado PARM (de Muñoz Ledo)", que el Distrito Federal, como nunca, está en pie de lucha, dispuesto a defender contra todo la candidatura de Andrés Manuel López Obrador, a quien Cuauhtémoc Cárdenas presentó como "el próximo y seguro jefe de Gobierno" de los capitalinos.
Pero si la multitud acompañó con aplausos y gritos el discurso del tabasqueño, el entusiasmo reventó en sonrisas de confianza, como no ocurría desde hace años, cuando Cárdenas, improvisando sin pausa, iluminado por el efecto multiplicador de sus palabras, pronunció un discurso electrizante y dijo que Francisco Labastida, "candidato del crimen organizado y del narcotrá- fico", se encuentra ya "en tercer lugar en esta ciudad de México y de ahí seguirá para abajo".
Raro contraste: comenzado en punto de las seis, el breve y cálido mitin llegó a su fin poco antes de las siete, y la mucha, muchísima gente que se desgañitaba sin pena coreando consignas furiosas contra Zedillo, Labastida y el PRI, se volvió tímida de pronto, cuando el maestro de ceremonias pidió que entonáramos aquello de "mexicanos al grito de guerra...", y era digno de admirarse en verdad el recato, la colectiva modestia con la que todas y todos bajaron la voz para cantar sonriendo, la mano o el puño en alto, pero sin atreverse al falsete.
En la esquina de República de El Salvador y Eje Central, un grupo de perredistas, casi todos jóvenes, distribuye calcomanías blancas, negras y amarillas que dicen: "Cárdenas presidente". Los que van pasando rumbo al Zócalo se las pegan en el pecho o en la espalda y se convierten en hombres o mujeres sandwich. Pero hay un niño al que le sobra una, con la cual no sabe qué hacer, y entonces voltea y descubre junto a él un perro flaco y triste, sobre cuyo lomo extiende y con una caricia fija la propaganda.
ƑCómo se puede medir el tamaño de esta concentración humana? Dejada atrás, por obsoleta, la inexacta y periodística costumbre de contar el número de piernas y dividirlas entre dos, el cronista prueba a localizar a los amigos que ha citado detrás del templete. Primera conclusión: es imposible acercarse al templete. Ríos humanos avanzan desde calzada de Tlalpan, 20 de Noviembre, Eje Central, Madero y avenida Juárez, e invaden no sólo la plancha del Zócalo sino los carriles de circulación vehicular que rodean la plaza frente al Palacio del Ayuntamiento y los hoteles Majestic y De la Ciudad.
En cambio, se puede caminar frente al atrio de Catedral y por las veredas del otro palacio, oscuro en todas sus ventanas, que Zedillo abandonará sin gloria, pero al fin, dentro de seis meses. ƑCómo decirlo sin aspavientos? Hay un llenazo de fiesta grande en el corazón de la ciudad. ƑDónde comprar un hot-dog? Imposible: los carritos expendedores se han vaciado desde temprano. Tampoco hay botes de agua o refrescos. Lo que abunda son los paraguas de colores vivos, rojos, azules, verdes, morados, que esta finalmente no es la revolución de los claveles, donde todas las sombrillas eran negras, en la eufórica Lisboa de los años setenta.
Y desde las alturas de la Torre Latinoamericana, la plaza adquiere el aspecto de un jardín encantado, plagado de hongos luminosos que se plantan invictos bajo la llovizna. Hay también, quizá, un abusivo despliegue de mantas, que estorban la visión de los ciudadanos cardenistas y obradoristas sin partido, acarreados por la honda angustia que les causa la amenaza de la dictadura, empeñada en dejarlos sin el candidato que, a menos de 60 días de las elecciones, ya ganó el gobierno de la ciudad.
Roca y tempestad
La muchedumbre, congelada en las fotografías que hoy divulgarán los diarios, aparece también como una roca sobre la cual se han estrellado cada hora de cada día desde hace más de diez años, las tercas olas de la propaganda del régimen contra Cárdenas y López Obrador. Y allí están los dos, en el templete atiborrado de funcionarios de partido y de gobierno, muy cerca de Rosario Robles envuelta en su impermeable amarillo, que esta vez no ha renunciado a su salario del día porque esta es fecha de asueto nacional.
Una certeza se nutre de la presencia del gentío: López Obrador ha derrotado de antemano a sus oponentes y ahora que toma la palabra, invisible para quienes a duras penas tratamos de afocarlo desde el centro de la plaza, desenvaina su voz metálica para capitalizar el enorme error cometido por el régimen, que trata de descalificarlo con endebles argumentos legales, para arrebatarle lo que ha cosechado a lo largo de una campaña que hasta ayer había cumplido más de 800 actos públicos en los intersticios menos conocidos del mapa de la ciudad, allí donde viven los más pobres, entre quienes ha construido su mayor fortaleza, porque éstos no venderán su alma a favor del PRI a cambio de unas migajas.
Así, el tabasqueño, que vuelve a declararse "provinciano confeso", aprovecha la tarde para hacer un discurso que toca los puntos clave de la agenda nacional, y cede el micrófono a Cárdenas. Este no duda. Sabedor de que el acto de ayer significa para su campaña lo que en 1988 representaron los mítines de La Laguna y de la UNAM, Cuauhtémoc resume su postura en sencillas palabras: "Tengamos confianza. El contexto de esta lucha nos es favorable. Labastida ha sacado de la tumba a cadáveres políticos para que lo ayuden... Y Fox pide el voto útil y propone la alternancia, para relevar a Zedillo y seguir haciendo lo mismo que Zedillo".
La gente aplaude, vocifera. Y aunque ha dejado de chispear, miles y miles agitan penachos de plástico, y el agua a éstos adherida restablece la abrumadora salpicación de la llovizna. ƑSigue abierta la vía electoral en el DF? Ahí quedan, para los impugnadores de López Obrador, el reto de la multitud y el dardo envenenado de la pregunta.