SABADO 6 DE MAYO DE 2000

* Abren muestra de Fuentes Lemus en Madrid


Mi hijo, un joven que asumió el destino del arte: Carlos Fuentes

* Se cumple un año de la muerte del pintor, fotógrafo y poeta

Armando G. Tejeda, corresponsal, Madrid, 5 de mayo * Un artista que se supo habitado por la muerte, Carlos Fuentes Lemus, pintor, fotógrafo y poeta, falleció hace un año en Puerto Vallarta, a los 25 años, víctima de hemofilia que padeció desde pequeño. ''Desde que tenía dos años tuvo un lápiz en la mano y comenzó a dibujar con vivacidad", relató su madre, Silvia Lemus, en la inauguración de Retrato de un artista adolescente, exposición que aglutina desde autorretratos al estilo de Egon Schiele hasta fotografías de
escritores de la talla de los Nobel Gabriel García Márquez y Günter Grass, Salman Rushdie y Juan Goytisolo, entre otros.

''Fue un joven artista iniciando un destino que nadie podría deshacer porque
era el destino del arte, de obras que al cabo sobreviven al artista. Tocando la frente afiebrada de su hijo, la madre se preguntaba, sin embargo, si este joven artista que era su hijo no hermanaba demasiado la iniciación y el destino. Las figuras torturadas y eróticas de sus primeros cuadros no eran una promesa, eran una conclusión. No eran un principio. Eran,
irremisiblemente, un fin", escribió el novelista mexicano Carlos Fuentes en
el texto de presentación de la muestra, con lo que si bien no estuvo presente físicamente en la apertura, sí lo hizo con palabras repletas de remembranzas.

Carlos Fuentes Lemus nació en París, el 22 de agosto de 1973. Unos años
después desarrolló la hemofilia originada por una mutación genética, que fue
resuelta al principio con inyecciones del elemento coagulante que le faltaba, el factor ocho. ''Pensamos que, aunque molesto, en este procedimiento se encontraba un alivio para toda la vida. La contaminación de las reservas sanguíneas con el virus del sida desprotegió a los hemofílicos,
a veces por decisiones médicas equivocadas, a veces por actos de irresponsabilidad criminal de las autoridades en Europa y en Estados Unidos", explicó Carlos Fuentes en su texto Mi hijo: un hombre hasta el
fin. Con la enfermedad a cuestas, Fuentes Lemus imprimió velocidad en la búsqueda de su camino y de su género.

''Carlos tuvo una infancia de dolores
pero muy pronto, de una manera más que intuitiva, como si su precocidad fuese un anticipo de la muerte y un acelerador de su vida creativa, concentró sus horas en el arte de las palabras, la música y las formas."

Quienes lo conocieron dicen que era un lector omnívoro. ''Sentía una identificación amorosa de sus gustos literarios: la poesía de Keats, Baudelaire y Rimbaud; el teatro de Oscar Wilde, las novelas de Jack Kerouac y la filosofía de Nietszche... Me di cuenta de que en la lectura, Carlos
trascendía la imagen para buscar afanosamente ųno sé si para alcanzarlaų la
metáfora, es decir, la encarnación de las cosas del mundo en su parentesco más misterioso, más lejano pero más cierto; la realidad más olvidada pero más natural", escribió su padre, Carlos Fuentes.

Sus adoraciones artísticas fueron siempre las mismas: Vincent van Gogh y Egon Schiele, aunque en las postrimerías de su corta vida descubrió ''el arte precioso y voluminoso del renacentista Giovanni Bellini y la formalidad expresiva del pintor japonés Utamaru". A los 13 años era capaz de plasmar con papel y pincel su metáfora pictórica del poeta maldito por antonomasia Charles Baudelaire o de uno de los precursores del art nouveau, Vincent Beardsley.

 

Vida apasionada como la velocidad

 

Fuentes Lemus, a los 15 años, pintó uno de sus autorretratos más impactantes: su cuerpo, dibujado con líneas tenues, sus ojos y su cuello, hinchados bajo borbotones de sangre.

''Los adolescentes se pasan la vida mirándose en el espejo del otro hasta hallar el suyo, y Carlos Fuentes Lemus se encontró con el suyo cuando juntó todas las artes y las situó en la poesía: ahí es donde se consolida la virtud incesante de su mirada. Su manera de relacionarse con la pintura ųpura pasión, entusiasmo, como si hallara de pronto su mejor manera de expresarseų es similar a su forma de encuentro con la poesía: pero en este mundo es mas onírico y también más irónico, como si quisiera tachar la melancolía que preside los rostros en los que se ha visto. Por eso su vida es tan apasionada como la velocidad", aseguró el escritor y periodista español Juan Cruz.

El crítico de arte Julián Ríos dijo con motivo de la obra de Fuentes Lemus
que ''los artistas que se saben habitados por la muerte pasan por la adolescencia muy pronto. Su arte es un arte omnívoro, que puede pasar del pop a la abstracción, son las imágenes de un artista que siempre fue más allá".

Héctor Aguilar Camín, quien reconoció que la obra era una ''absoluta sorpresa", pues hasta hoy había tenido acceso al arte de Fuentes Lemus, dijo que ''todos los artistas son siempre adolescentes". Y añadió: ''Tengo un recuerdo, que se cifra en una cosa simple pero que no he visto con tanto vigor en nadie: valor, coraje para luchar contra la enfermedad y el dolor de
la vida diaria".

La madre del artista homenajeado, Silvia Lemus, dijo: ''Creo que mi hijo estaría muy satisfecho por todo esto. Le gustaba mucho estar solo, arropado por sus dos grandes recursos que eran la música y la poesía. También admiraba a Elvis Presley y Bob Dylan, pero a Carlos lo que más le hubiera gustado que dijera de él es que era cool".

Carlos Fuentes Lemus, el pintor, fotógrafo y poeta que, parafraseando a
Aguilar Camín, ''aprendió desde muy pequeño a mirar de frente a la muerte";
escribió en uno de sus poemas: ''ƑViviré mañana? No lo sé decir./ Pero no me
iré de aquí sin resistencia".