SABADO 6 DE MAYO DE 2000
* La Batalla de Puebla representada en el Zócalo
Pide Zedillo a jóvenes seguir la construcción de un México libre
* La unidad está por encima de nuestras diferencias, señala
Rosa Elvira Vargas y Jesús Aranda * Una mañana gris, un cielo triste dieron el toque de realismo a la puntual recreación de la batalla del 5 de mayo de 1862. Los soldados ocuparon sus posiciones para, a una orden, iniciar el combate. Se oyeron los cañones, tronaron los fusiles; franceses y mexicanos combatieron cuerpo a cuerpo; apareció la caballería, y los muertos de toda guerra quedaron ahí. Al final, de nuevo, "las armas mexicanas se cubrieron de gloria" y montado en su corcel, portando la bandera mexicana y acompañado de su grupo de comando, el general Ignacio Zaragoza rindió el parte final: "Ambas fuerzas beligerantes estuvieron a la vista hasta las siete de la noche que emprendieron los contrarios su retirada a su campamento de la hacienda Los Alamos... La noche se pasó en levantar el campo, del cual se recogieron muchos muertos y heridos del enemigo... Que pasó de mil hombres".
Esta vez, el alarde táctico y bélico, la escenografía y el exacto desplazamiento de las tropas, en fin, la reproducción de la Batalla de Puebla, tuvo como escenario el Zócalo capitalino. Y el oficial que personificó al héroe de ese combate dio el epílogo de la victoria frente al balcón central del Palacio Nacional.
Desde ese lugar Ernesto Zedillo encabezó la conmemoración cívico-militar que esta vez tuvo algunos elementos inéditos y otros que se pierden en la memoria de las presentaciones presidenciales. Porque ayer el jefe del Ejecutivo dirigió un mensaje para resaltar que la gesta de Puebla representa "la fuerza moral con la que el gobierno de Benito Juárez, respaldado por el pueblo, demostró al mundo entero que los mexicanos estamos resueltos a ser siempre dueños de nuestro destino".
Juárez -añadió- es el más alto ejemplo de ciudadano, patriota y gobernante, pues "nos enseñó a vivir en la libertad, en la democracia y en la república". Extendió el homenaje al general Zaragoza y a todos aquellos que dieron su vida para defender el honor y la dignidad nacionales.
Trasladó el significado de esa fecha histórica al presente de México, y dijo que esa batalla mantiene vivas la convicción y la responsabilidad de pertenecer a una patria libre y soberana; de ser parte de un pueblo que no se deja vencer por ninguna dificultad, y recuerda que la unidad es uno de los valores más importantes de los mexicanos. Aludió a la unidad que está "por encima de nuestras diferencias y con respeto a ellas".
A la formación multicolor instalada en las calles que rodean la Plaza de la Constitución, integrada por jóvenes provenientes de todo el país y de algunas comunidades mexicanas residentes en Estados Unidos y a los cadetes del Heroico Colegio Militar, Zedillo les pidió continuar la construcción de un México, soberano, libre e independiente; fuerte, próspero y justo.
"Un México democrático, donde todos nos respetemos, convivamos como hermanos y vivamos con dignidad", apuntó.
Invitados especiales, cada quien su sitio
La jefa de Gobierno del Distrito Federal, Rosario Robles, acudió ayer a Palacio Nacional. Durante las casi dos horas de la ceremonia, compartió espacio, y al parecer intercambió algunas frases con Oscar Espinosa Villarreal, último regente capitalino y a quien la actual Procuraduría de Justicia del DF ha formulado cargos por peculado.
Invitados a Palacio Nacional, además de los miembros del gabinete, lo fueron los integrantes del cuerpo diplomático acreditado en México. Ellos permanecieron en salones separados y, -aunque no se sabe si alguno lo intentó- al igual que la prensa tenían limitado el acceso al área donde departían el Presidente, su familia y los funcionarios.
El más asediado -por periodistas- era el embajador estadunidense, Jeffrey Davidow.
Con la posibilidad de desplazarse libremente, algunos funcionarios a veces se daban una "vuelta" y aprovechaban para conceder entrevistas -de manera especial Oscar Espinosa- o aprovechaban para saludar a conocidos circunstanciales, como Liébano Sáenz, secretario particular del Presidente.
La batalla, en réplica a escala
Izada la bandera y realizados los honores presidenciales, los soldados, en precisa ubicación, iniciaron la batalla. Hace dos años, en esta fecha, la Secretaría de la Defensa Nacional elaboró una réplica del combate en los campos militares de Puebla. Los espacios, mucho más amplios, el terreno agreste y con desniveles, imprimieron entonces mayor realismo a las acciones.
Sin embargo, la escenificación de ayer tampoco deslució. Desde potentes altavoces se explicaban los movimientos de tropas, que eran acompañados por piezas musicales como las marchas Defensa Nacional, Dragona y Roberto Fierro y fragmentos de la Obertura 1812.
Todo inició con el despliegue mexicano hacia los fuertes de Loreto y Guadalupe y la ubicación de la caballería y de los Lanceros. La fuerza expedicionaria gala ocupó el rancho Oropeza con el conde de Lorencez al mando. Iniciaron los ataques con la artillería que no obtuvo éxito y sí, en cambio, una respuesta de los fuegos del cuerpo mexicano que obligaron a su repliegue.
Los invasores volvieron a la carga, ya con apenas la mitad de sus granadas de artillería y "sin haber quebrantado la moral de los defensores"; limitó el apoyo a la artillería y se dispuso a un embate triple "a viva fuerza" con el fin, según el guión de la Sedena, de salvar el compromiso de la tradición guerrera francesa, capturar el Fuerte de Guadalupe y entrar a la ciudad de Puebla.
La respuesta de las fuerzas mexicanas provino en esta escenificación del extremo poniente del Zócalo. Zacapoaxtlas, xochiapulcos y elementos del sexto Batallón de la Guardia Nacional de Puebla "recibieron el embate enemigo", aunque más tarde se replegaron de manera ordenada para propiciar un "jalonamiento del enemigo". Prosiguieron así, los alardes estratégicos de los comandantes franceses y mexicanos.
Los primeros enviaron a su Batallón de Cazadores de Vanzan y a los zuavos; también entró la infantería y el Escuadrón de Cazadores de Africa.
En 1862, se sabe, el combate duró muchas horas. Ayer, derrotar a los franceses tomó apenas unos minutos. Culminó cuando por el Fuerte de Loreto, Zaragoza ordenó a sus tropas un "envolvimiento" que "sorprendió el costado derecho de las columnas de zuavos quienes emprenden la huida, mientras el general Porfirio Díaz se encargaba del batallón de la infantería reforzada francesa que pretendía entrar a Puebla".
Por último, Zaragoza dispuso del empleo de la caballería mexicana, y los "dragones" del Ejército nacional "lograron arrebatar una bandera gala al primer batallón de zuavos".
Aquel 5 de mayo, como ayer, también llovió, lo que "en cierta manera favoreció las operaciones de defensa mexicana".
Se buscó que la representación fuera lo más fiel posible, y por ello los camarógrafos de Cepropie, mezclados en el "campo de batalla", usaron también los uniformes de guerra, según el bando desde el cual les tocara filmar. Cañones y rifles lanzaron salvas y la lucha cuerpo a cuerpo parecía real.
Quizá para algunos de los invitados especiales las maniobras militares, el paso ordenado de las delegaciones juveniles y las "evoluciones" de los cadetes del Colegio Militar con que concluyó la conmemoración, no resultaron plenamente disfrutables.
Esto, porque en el extremo poniente, y en el edificio donde ellos mismos colocaron el lunes una manta pidiéndole a Zedillo, "ya no protejas a Espinosa Villarreal", diputados locales del PRD colocaron ayer otra, de igual tamaño, donde se leía: "Ultima encuesta: López Obrador, 43 por ciento; Jesús Silva, 30 por ciento, Creel, 22 por ciento".
En esta ocasión los conscriptos del Servicio Militar Nacional no juraron bandera pues lo hicieron el 24 de febrero, Día de la Bandera.
Apenas apreciada entre la muchedumbre, por la parte sur otra manta se desplegó: "Quiero de vuelta a mi hijo Miguel Orlando Muñoz Guzmán, teniente de infantería". Por él, buscan afanosos sus familiares desde su desaparición el 8 de mayo de 1993.
Al concluir la ceremonia, el presidente Zedillo se retiró acompañado de su familia. Sin detenerse saludó al paso a los representantes del cuerpo diplomático acreditado en México y, usó algún instante para saludar a jóvenes de las delegaciones de todo el país que se disponían a visitar Palacio Nacional.
SABADO 6 DE MAYO DE 2000
* Candidatos de PAN y PRI a diputados realizaron proselitismo en el acto
Saldo blanco en los festejos del 5 de mayo en Puebla
La Jornada de Oriente, Puebla, Pue., 5 de mayo * Con la participación de alrededor de 26 mil 700 estudiantes y maestros, así como 264 efectivos del Ejército, ayer se efectuó aquí el tradicional desfile conmemorativo del 138 aniversario de la batalla del 5 de mayo, que esta vez tuvo una duración de dos horas y fue presenciado, según estimaciones de los organizadores, por más de 450 mil personas.
Las diferentes corporaciones policiacas en la ciudad reportaron "saldo blanco" durante la celebración, aunque confirmaron el arresto de una persona por haber agredido a un ciudadano. Por su parte, la delegación de la Cruz Roja atendió sólo a seis personas que sufrieron insolación.
La parada cívico-militar para conmemorar la batalla de 1862 fue presidida por el secretario de Comunicaciones y Transportes, Carlos Ruiz Sacristán; el comandante de la 25 Zona Militar, Mario Pedro Juárez Navarrete, así como los gobernadores de Puebla y Tlaxcala, Melquiades Morales Flores y Alfonso Sánchez Anaya, respectivamente, quienes también asistieron a la ceremonia efectuada en el Distrito Federal.
El desfile dio inicio con el contingente de las fuerzas armadas seguido por el batallón de "zacapoaxtlas", quienes portaron su indumentaria clásica -camisa y pantalón de manta, sombrero de palma y machete al cinto-, y recibieron una de las más fuertes ovaciones por parte de la gente, al igual que el grupo de atletas discapacitados y algunas escuelas de la entidad.
A lo largo de los cuatro kilómetros que comprendió el recorrido, miles de personas observaron el desfile y no perdieron la oportunidad de festejar y buscar entre las filas de los contingentes a familiares y conocidos para aplaudirles y "echarles una porra". A los asistentes no les importaron los rayos del sol ni el precio de alquiler de las sillas, que osciló entre los 20 y 60 pesos.
Durante casi todo el desfile, jóvenes y adultos de sexo masculino se dedicaron a piropear y silbarles a las estudiantes que portaban diminutas faldas. Las mujeres, por su parte, tampoco perdieron la oportunidad de lanzar algunos silbidos y llamar la atención de los integrantes de las fuerzas armadas y uno que otro estudiante.
Con trajes multicolores confeccionados para la ocasión -cuyo costo tuvo que ser cubierto por los padres de familia-, más de 26 mil 700 alumnos de las diferentes escuelas de la entidad -algunos de ellos tuvieron que viajar más de cuatro horas para asistir al acto- desfilaron por el bulevar 5 de Mayo.
El acto también fue aprovechado por los candidatos a diputados federales tanto panistas como priístas para repartir propaganda y reiterar su disposición "de trabajar por la gente".