SABADO 6 DE MAYO DE 2000
Ť Los huelguistas, decepcionados con el gobierno de Fernando de la Rúa
Alto acatamiento tuvo el paro en Argentina contra recetas del FMI
Ť Adhiririó 33% de los trabajadores, dice el Ejecutivo Ť Acató 85% la medida, aseguran sindicalistas
Stella Calloni, corresponsal, Buenos Aires, 5 de mayo Ť Un alto acatamiento al paro nacional, convocado por el sector disidente de la Confederación General del Trabajo (CGT) contra la reforma laboral y el modelo económico neoliberal, sorprendió este día al gobierno del presidente Fernando de la Rúa con movilizaciones en esta capital y el interior del país con un saldo de varios lesionados y por lo menos 50 trabajadores detenidos.
En distintos estados del interior del país la paralización alcanzó el 90 por ciento y constituyó la primera medida de fuerza masiva contra las nuevas leyes de ajuste que intentan aplicar el gobierno nacional y las administraciones provinciales, de distintos signos políticos, aunque oficialmente se intentó minimizarla hablando de un relativo acatamiento.
El ministro del Interior, Federico Storani, señaló que con relación a las anteriores huelgas este paro hubiera sido menor si no se hubieran dado "acciones de fuerza", y situó la adhesión en un promedio de 33 por ciento en todo Argentina, contrario a la estimación de la CGT, de que 85 por ciento de los trabajadores se sumó a la huelga general de 24 horas.
La medida de fuerza fue convocada por el sector rebelde de la CGT, dirigido por el camionero Hugo Moyano, del Movimiento de Trabajadores Argentinos, y apoyada por la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), la corriente que liderea Carlos Santillán en Jujuy, y otros sectores.
En Salta, donde hay más de 30 por ciento de desocupados y una cifra similar de subocupados, la policía golpeó a niños, mujeres y camioneros que intentaban establecer ollas populares en una plaza, mientras que en Neuquén, al sur del país, hubo manifestaciones de trabajadores que se encontraron en un puente sobre el río Negro, que une a ambas provincias.
También hubo marchas en Tucumán, Rosario y Santa Fe, donde nuevamente surgieron los llamados piqueteros, que cortan rutas e incendian llantas en distintos lugares del país.
El paro afectó con alta incidencia la actividad de camiones, omnibuses, fábricas automotrices, metalmecánicos, escuelas y universidades, pero fue ignorado por los sectores comercial, financiero y bancario y otros gremios de servicios e industriales.
Buenos Aires ofrecía un aspecto desolador por una parte y caótico por otra, ya que el frío y la lluvia afectaron a los trabajadores de los gremios que no adhirieron y recurrieron a taxis --que fueron manejados por sus propios dueños-- y a automóviles particulares.
La mayoría de los dirigentes expresaron que el paro es contra la obediencia de los gobiernos al Fondo Monetario Internacional (FMI), cuyas "recetas" aplicadas en la administración anterior provocaron una verdadera hecatombe social en el país.
Estimaron que la nueva ley de reforma laboral, agregada a las anteriores, y el "impuestazo" dispuesto por el gobierno actual, que afecta a los estratos medios y bajos del país, agravará la precarización laboral y aumentará el desempleo, lo que acabará con lo poco que queda de los derechos laborales ya diezmados por el ex presidente Carlos Saúl Menem, dijeron.
"Es inexplicable esta huelga contra un gobierno recién nacido", y contra el pueblo que recién ha votado y elegido su camino, el 24 de octubre pasado, dijo De la Rúa.
Sin embargo, los sindicalistas destacaron que apoyaron a De La Rúa en las urnas, y "no hacemos una huelga caprichosa contra su gestión sino contra el intento de imponer un nuevo ajuste, lo que otra vez burla la voluntad popular".
Recordaron que "los mismos funcionarios de este gobierno nos acompañaron en las calles cuando peleábamos contra la reforma laboral, la llamada flexibilización que impuso Menem".
"Esperábamos una actitud de respeto y no de soberbia --dijo Víctor de Genaro, dirigente de la CTA--. Nos gustaría que Fernando de la Rúa y su equipo reflexionen sobre lo qué está sucediendo a cinco meses de su gobierno".
Lo que preocupa, indicó en conversación con La Jornada, es que ahora esté apoyado por la CGT empresarial, que era tan fiel a Menem que nunca defendía nada, y por los empresarios. Es decir, "se está apoyando en los mismos grupos económicos y sindicales que tanto daño hicieron".
De la misma manera, Moyano, de la CGT disidente, sostuvo que no es un paro contra el gobierno sino contra el modelo económico impuesto desde hace 10 años.
"No pueden contestarnos con soberbia o tapando la realidad. Todos somos parte de los que generamos la riqueza en este país y todos sabemos lo injusto del reparto y la amarga situación general. Esperábamos otra actitud del gobierno", subrayó.
El paro puso una extraña nota en un momento político álgido, a 48 horas de las elecciones para elegir intendente y legisladores de la ciudad de Buenos Aires.
El candidato de la fórmula de la Alianza gobernante, Unión Cívica Radical-Frente País Solidario, Aníbal Ibarra, va adelante y supera por más de 12 por ciento a la fórmula centrista, liderada por el ex ministro de Economía Domingo Cavallo.