La Jornada sábado 6 de mayo de 2000

Emilio Pradilla Cobos
Coordinación metropolitana

El Distrito Federal y los 58 municipios conurbados del estado de México, aunque distintos en términos político-administrativos y de gestión, forman una sola ciudad: la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM). El crecimiento demográfico los afecta, aunque diferencialmente; entre ambas partes de la ciudad ocurren movimientos poblacionales permanentes y cotidianos: al DF llegan cada día más de 7 millones de personas provenientes del estado de México y otras entidades vecinas a trabajar, comprar, usar servicios educativos y de salud y a recrearse. Sus infraestructuras de agua, drenaje y vialidad están interconectadas y enfrentan déficits y problemas interrelacionados.

La economía metropolitana es, por sus intensos flujos y relaciones, una sola, goza de las mismas economías de escala y aglomeración y enfrenta similares limitantes y deseconomías. El desplazamiento de la fuerza laboral formal e informal es cotidiano. En el DF y los municipios conurbados la mayoría de la población enfrenta similares situaciones de desempleo, pobreza y exclusión. La delincuencia organizada o incidental no respeta fronteras, aunque los sistemas legales, policiales y judiciales sean diferentes y tengan limitaciones jurisdiccionales. Al compartir el mismo nicho ecológico, el valle de México, toda la metrópoli, sufre similar destrucción de los recursos naturales y los efectos nocivos de la contaminación ambiental por fuentes fijas y móviles interconectadas.

El futuro de los casi 19 millones de habitantes de hoy, y de los más de 3 millones que tendrá en los próximos 20 años, es común y sólo podrá garantizarse adecuadamente mediante un proyecto de ciudad integrado y políticas y acciones coordinadas. Construir una ciudad habitable, equitativa, segura y sustentable es una tarea de los gobiernos y las sociedades civiles de todas las partes de la unidad urbana real, independientemente de las diferencias políticas e ideológicas de quienes gobiernen a las entidades, a las delegaciones del DF y a los municipios del Estado de México.

En los últimos años se ha avanzado mucho en la toma de conciencia de esta necesidad y en acciones concretas. El Programa de Orientación de la Zona Metropolitana del Valle de México asumido por las dos entidades es un buen punto de partida de la necesaria planeación conjunta del desarrollo; pero su actualización y, sobre todo, aplicación permanente requieren de un intenso esfuerzo conjunto. La Comisión Ejecutiva de Coordinación Metropolitana y sus comisiones sectoriales han estado muy activas en los últimos meses y avanzan en acuerdos de gran significación para la metrópoli. Su actual composición por los gobernantes del DF y el estado de México y la integración de los delegados y los presidentes municipales garantiza la pluralidad política y la presencia local.

Sin embargo, la magnitud y complejidad de los problemas metropolitanos coloca en el orden del día la discusión de la necesidad de dar un paso más: avanzar hacia la formación de una autoridad metropolitana con una composición similar a la actual, cuyas decisiones sean obligatorias para todas las partes de la metrópoli. Este debate, que exige una amplia participación ciudadana, debería llevarse a cabo a nivel nacional, pues otras muchas zonas metropolitanas enfrentan similares circunstancias. Es, por tanto, un tema que debe interesar a los partidos políticos y a los ciudadanos de toda la metrópoli y de todo el país, y su solución podría no ser exclusiva para la ZMVM.

Independientemente de los avances en este campo, los gobiernos y los ciudadanos de las dos partes del todo metropolitano tenemos que elevar el grado de conciencia sobre la responsabilidad compartida que tenemos con y para las dos decenas de millones de habitantes que tendrá en un futuro mediato. La ampliación y profundización de las acciones conjuntas debe iniciarse ya, pues el futuro se construye en el presente, todos los días. En el proceso electoral en curso, poco se ha hablado de este tema; debería discutirse a fondo, pues el gobierno federal, el del DF y sus delegaciones, los de los municipios conurbados y las legislaturas federal y locales tendrán un papel protagónico en todos los temas relacionados con el futuro desarrollo de la capital de todos los mexicanos.