JUEVES 11 DE MAYO DE 2000
* Astillero *
* Julio Hernández López *
Ha sido muy dañina la campaña que Televisión Azteca ha desatado contra Samuel del Villar, tratando de desviar la atención, en asuntos secundarios, del hecho central de las vinculaciones de personajes e intereses de esa empresa de comunicación con hechos de narcotráfico conocidos a raíz del asesinato de quien era una de sus estrellas, Francisco Stanley.
La actual cruzada mediática contra el procurador Del Villar ha complementado la que originalmente se había enderezado de una manera apabullante contra Cuauhtémoc Cárdenas (el mismo día del crimen de Stanley), por parte de la compañía financiada por Ricardo Salinas Pliego y Raúl Salinas de Gortari.
Por más que a gritos, con sentimentalismo barato y con escándalo fofo quieran centrar el litigio en asuntos de edecanes paolas y de testigos cocineros, no le será posible al negocio de los Salinas diluir la esencia del asunto: Stanley, el figurón de Televisión Azteca, promotor de la campaña de Vive sin drogas, fue asesinado no por la inseguridad que evidentemente subsiste en la ciudad de México, sino por sus actividades relacionadas con el narcotráfico. Las alturas a las que llegasen las relaciones y los beneficios de esas tareas no han sido establecidas todavía, pero más de un mal pensado, como este columnista, se pregunta si la algarabía montada por la televisión salinista no trata de cubrir flancos y de disuadir intenciones de elevar la mira de las indagaciones policiacas.
El desdoro de la citada televisora ha alcanzado también al gremio periodístico. La conductora de programas, Lily Téllez, fue apostada por órdenes de sus jefes a la entrada del domicilio particular del procurador Del Villar, presuntamente para conseguir a como diera lugar una entrevista. Sin embargo, tres personas que acompañaban a la señora Téllez se dedicaban, además, a tomar nota de los vehículos y las personas que iban a la casa de Del Villar. Cuando la policía capitalina enfrentó el asunto, se encontró con que las tres personas eran agentes de la Procuraduría General de la República, comisionados como "escoltas" para cuidar personalmente a la conductora de televisión y obedecer sus instrucciones como la de hostigar el domicilio del procurador capitalino. Además, el vehículo en el que montaban guardia es propiedad del gobierno del estado de Sonora. Téllez sigue alegando al aire, en la televisora salinista, que la detención de su escolta fue una injusticia, que los policias federales la cuidaban porque, o es un testigo protegido o está amenazada por narcotraficantes, y que la camioneta es de la oficina de quien fue su esposo y que trabaja o trabajaba para el gobierno sonorense.
ƑDe veras, alguien puede creer esas historias de presuntos atentados a la libertad de expresión, de hipotética defensa del ejercicio periodístico y demás verborrea con la que se trata de ocultar que, en el fondo, el asunto es quién y por qué mató a Stanley (es decir, los negocios, los beneficiarios, los capos)?
El fallido convenio, según Bucareli
La Secretaría de Gobernación había invertido varias semanas en la negociación con los presidentes de los partidos políticos para que firmaran un convenio de fortalecimiento de la gobernabilidad democrática.
Todo estaba listo (o al menos eso parecía a los operadores de Bucareli) para que los dirigentes estamparan su firma y comenzaran a trabajar en la desactivación de los puntos de conflicto que se fuesen dando en el difícil tramo que falta para que llegue el 2 de julio.
Pero, cuando sólo faltaban unos días para formalizar el citado convenio, el consejo político del PAN decidió que el partido blanquiazul no debería participar en tal proyecto. La decisión se fundó en que, a juicio de los panistas, la dupla PRI-gobierno federal ha iniciado una acometida terrible contra su candidato presidencial, Vicente Fox. La salida del PAN llevó a varios de los demás partidos a anunciar también su retiro, sobre todo el PRD.
En Bucareli se considera que el fracaso de ese intento no se debió a falta de operación y oficio políticos, sino a valoraciones circunstanciales que de último momento hicieron los partidos, en primer lugar el de Acción Nacional. También se lamenta que en estos momentos de crecientes problemas no se cuente con un mecanismo de deliberación entre partidos que permita buscar y encontrar acuerdos y soluciones. De hecho, el asunto del multicitado convenio ha pasado a la gaveta de las buenas intenciones que allí quedaron. Ahora, esas buenas intenciones tratarán de ser reivindicadas por la vía del IFE.
El papel de la consorte
Dicen quienes trabajan con ella que Teresa Uriarte de Labastida es una mujer perspicaz, a la que no pueden pasar inadvertidos sus propios errores. Por ello, aseguran fuentes relacionadas con la esposa del candidato presidencial priísta, tomó la decisión de no rebasar los linderos declarativos que corresponden a su función de promotora ciudadana del voto a favor del PRI.
Según tal versión, la señora Uriarte reconoció que se había excedido al equiparar a Vicente Fox con Antonio López de Santa Anna en un desayuno organizado por Redes, el instrumento de promoción electoral que ella encabeza, y también habría asumido que no le corresponde ejercer el papel de golpeteo político contra otros candidatos, sino sólo el de apoyar y promover a su candidato y esposo. Que así sea.
A propósito
La muerte de Carmen Romano ha vuelto a traer a la memoria de los mexicanos los riesgos que corre la nación cuando no es acotado el rol de las esposas de los presidentes.
Son muchas y descarnadas las historias que se han contado respecto de las ocurrencias frívolas y los derroches imperiales de la cónyuge de quien gobernó el país de 1976 a 1982. No es el fúnebre el mejor momento para abundar en ellas, pero sí para recordar que los excesos cometidos al amparo del poder no pasan inadvertidos para la opinión pública ni para la historia.
Por lo demás, y en el caso específico de la señora Romano, su desaparición física no representa el fin de esa espiral de escándalo que ha rodeado a su familia durante largos años. Los pleitos entre miembros de las familias López Porti- llo-Romano han sido frecuentes, ya por la posesión de las riquezas inmobiliarias, ya por asuntos de linaje, divorcios y nuevos casamientos. Ayer, José Ramón López Portillo, aquel que era el orgullo del nepotismo del entonces presidente, dijo, según un noticiero de radio, que su padre no había querido asistir a los últimos momentos de la señora Romano (de la que estaba divorciado desde muchos años atrás), a pesar de que ella se lo había pedido (šPuff!)
Carta sin contestación
No deben sentirse demasiado agraviados los funcionarios de Bucareli a quienes los partidos no les hicieron caso. Igual ha sucedido con Ricardo Monreal Avila, el gobernador perredista de Zacatecas, quien envió el pasado 5 una carta al presidente Zedillo proponiéndole que convoque a reunión a todos los gobernadores del país, y a los secretarios de Estado, para que juntos lleguen a acuerdos de civilidad electoral que, sin conflicto, les permita ejercer sus derechos políticos, pero sin que haya uso de recursos públicos de por medio. Monreal ha advertido que esperará hasta este lunes para saber si su iniciativa ha tenido alguna atención. En caso contrario, a partir de ese día se dedicará a hacer campaña a favor del PRD y de Cuauhtémoc Cárdenas.
Astillas: No son buenos los indicios que sugiere el acoso oficial contra la organización estadunidense de derechos humanos Global Exchange, sus directivos extranjeros y nacionales, y su intención de observar el desarrollo de las elecciones del próximo 2 de julio. Al estilo que se usó en Chiapas para hostigar a los observadores internacionales (Ƒqué Secretaría y qué secretario idearon y ejecutaron tales tácticas?), ahora se han soltado los fantasmas para ahuyentar testigos incómodos.
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