JUEVES 11 DE MAYO DE 2000
* El presunto cura y el médico involucrados tienen orden de presentación ante el MP
Hubo intento de fraude, no tráfico de órganos, dice Interpol México
* Las cámaras de los reporteros españoles eran públicas: PGR; serán citados a declarar en Madrid
José Galán * La Procuraduría General de la República informó ayer que el presunto sacerdote Martín Rubio Murillo y el médico Arturo Gómez Muñoz, involucrados en un supuesto tráfico de órganos, tienen orden de presentación ante el Ministerio Público Federal bajo el probable delito de tentativa de fraude, luego de que ofrecieron vender un riñón en 900 mil dólares a dos periodistas españoles, quienes hicieron pública la historia.
Además, reveló que los autores de la información, dos reporteros del diario madrileño El Mundo, de nombres Fernando Quintela y Sebastián Ferrate, ingresaron al país con visas de turista, por lo que violaron la Ley General de Población, y serán citados a presentar declaración en Madrid a través de la agregaduría de la Procuraduría General de la República en ese país, en su calidad de testigos y bajo investigación, para determinar si hubo o no incitación al delito.
Declaró lo anterior Juan Miguel Ponce Edmonson, titular de la oficina de Interpol México, quien rotundamente negó que tanto el supuesto sacerdote como el médico sean traficantes de órganos, sino "unos vivales" que, como en el caso del "cura" Rubio Murillo, tienen antecedentes de fraude, a través de rifas fantasma. Insistió en que, hasta el momento, en México sólo hay "indicios" de un probable tráfico de órganos, sin que hasta el momento se haya comprobado nada al respecto.
Rubio Murillo y Gómez Muñoz eran vecinos, tenían relaciones desde por lo menos 1994, y la esposa, los hijos y los parientes del presunto sacerdote eran tratados por el galeno. El supuesto sacerdote tiene antecedentes de fraude, ya que pedía donativos para una casa-hogar inexistente, y además vendía boletos para la rifa de un automóvil Grand Marquis blanco, que a la postre resultó robado.
Por otra parte, la PGR descubrió que en febrero de este año, cámaras "públicas" del canal televisivo español Antena 3 "espantaron tanto al supuesto sacerdote como al doctor, luego de que se presentaron para investigar el tráfico de órganos", dijo Ponce Edmonson. Desde entonces, "el supuesto sacerdote desapareció, y no se volvió a saber de él hasta ahora, cuando aparece el reportaje tanto en El Mundo como en Antena 3".
El funcionario federal subrayó que en este caso abundan "chismes y rumores", y puso como ejemplo las denuncias de supuestas extracciones de órganos en hoteles. "Eso es imposible", dijo. "Para efectuar un trasplante, se requieren más de 30 médicos y enfermeras, equipo sofisticado y convalecencia tanto del donador como del donante. Y el doctor Gómez Muñoz ni siquiera es cirujano, sino médico general".
Para Ponce Edmonson, el video de la televisora española "muestra un diálogo de sordos, porque los periodistas españoles sabían que los supuestos vendedores tenían antecedentes de fraude: primero les piden 900 mil dólares por el riñón, y los periodistas aceptan; luego, 300 mil dólares más de honorarios médicos, y los supuestos compradores dicen que sí; luego, el sacerdote les advierte que se deben pagar abogados y el impuesto al valor agregado, y a todo dicen que sí.
"Se fueron agrandando las mentiras por las dos partes. Es un asunto entre mentirosos", añadió el funcionario, quien reveló que la PGR tuvo conocimiento del caso 48 horas antes de su publicación, el 8 de mayo, tras la denuncia presentada por Bruce Hans, director para América Latina de Casa Alianza, por lo que entonces se inició una averiguación previa y el contacto con los reporteros ibéricos, quienes ofrecieron a la PGR el material grabado a escondidas, los contratos supuestamente firmados por el donante, así como la forma en que se ocultaría el dinero que pagarían por el riñón.
"Lo que pudimos descubrir es que lo más probable es que se trate de un fraude en grado de tentativa, y no un acto de tráfico de órganos", añadió. "Fuimos al hospital Santa Fe, y allí nadie conoce al médico. En la curia nadie conoce al presunto sacerdote. No está probado en ningún momento el tráfico de órganos, y no se ha detectado hasta ahora ningún caso al respecto".