VIERNES 12 DE MAYO DE 2000
* Astillero *
* Julio Hernández López *
Los suaves meneos de cadera y el gimnástico revoloteo de manos de Francisco Labastida Ochoa el pasado miércoles, en un programa de Televisa, no son suficientes para ahuyentar el ruido que generan los fuertes pasos que por varias partes de la azotea del sistema se escuchan cada vez más.
Gobernación: calumnia o delación
Ayer, para no ir tan lejos, la Secretaría de Gobernación abdicó de la responsabilidad de servir como instancia de conciliación y negociación de los conflictos políticos del país, al aceptar el papel de delación o de calumnia que se le adjudicó en la venganza diseñada en Los Pinos contra Porfirio Muñoz Ledo por su decisión de sumarse a las fuerzas foxistas.
Disminuida ya desde antes por la negativa de los partidos no priístas a firmar un pretendido convenio de fortalecimiento de la gobernabilidad democrática, Gobernación ha cancelado la posibilidad de ser, como había sido hasta ahora (desde siempre), el punto de convergencia de los principales actores políticos a la hora de los conflictos.
Diódoro Carrasco y su equipo han anunciado, con su embestida contra Muñoz Ledo, que todo lo que ahora se hable en los salones de Bucareli podrá ser usado en contra de quienes concurran a esos espacios de histórica negociación o que, inclusive, argumentos a modo podrán ser inventados por esa dependencia al amparo simple de la palabra o la letra escrita y difundida por boletín oficial. Más de uno se preguntará si de sus dudas, exploraciones y ambiciones expresadas ante funcionarios de Bucareli no quedará registro auditivo y visual grabado para usarlo cuando al régimen le parezca que es hora de venganzas. A cambio del desahogo de despechos contra Porfirio, Bucareli ha sacrificado su ya de por sí precaria capacidad de negociación.
(No se trata, como podría sugerir una lectura apresurada, de defender el que ante autoridades de gobierno se propongan actos delictuosos y ellos deban ser callados; pero la esencia de la gobernación ha sido a lo largo de la historia del poder, en todos los tiempos y todas las latitudes, la historia del diálogo, de la negociación, del acuerdo, cuyos elementos son ambiciones satisfechas, intereses resueltos, pretensiones cumplidas. En caso de que el republicano ejercicio de esa función política de negociación fuese contaminado por insinuaciones o intenciones que configurasen delitos o fuesen inaceptables, tal vez el camino adecuado hubiera sido, en su momento, de inmediato, denunciar tales pretensiones inaceptables, pero no guardarlas para darles uso táctico en los momentos deseados. Todo esto, desde luego, dando por sentado que fuesen ciertas las dudables acusaciones que hace Gobernación contra Muñoz Ledo)
Porfirio: de trampolín
en trampolín
Ya han quedado claras las causas por las cuales Muñoz Ledo se asomó al pasado debate de candidatos presidenciales vestido con raros ropajes de prudencia y compostura.
No era ya entonces un aspirante más a presidir la nación, que pelearía en la tribuna mediática por sus convicciones y por sus eventuales sufragios, sino el pragmático persecutor de oportunidades que ya había pactado con Vicente Fox una alianza que se denominaría Movimiento de Unidad Nacional (MUN) y que servirá (previos ajustes teóricos y programáticos a los que en su momento Vicente Fox ofrecerá su adhesión, como hasta ahora la ha ofrecido a las más dispares doctrinas o propuestas que se le han parado enfrente) para que Porfirio decline a favor de Vicente y que éste le ofrezca la presidencia de un Consejo Nacional para la Reforma del Estado.
Es decir, ese día del debate, Muñoz Ledo ya no era un candidato más, sino el estadista de la transición, el ideólogo de las reformas venideras. Su privilegiada inteligencia ya no estaba, en esos momentos, para las peleas menores por la Presidencia, sino para ir anunciando los términos de la nueva tarea que la historia patria, y su arcángel San Vicente, le han encomendado.
La marca de la casa
Como ha sucedido en todos los casos en los que algo o alguien hace enojar al jefe político de las instituciones nacionales, la reacción ha sido apresurada y torpe.
Ayer el vehículo para desahogar los enojos superiores fue la Secretaría de Gobernación, que debió enviar a los medios un boletín en cuyo noveno punto se daba cuenta de las presuntas intenciones de Muñoz Ledo de apropiarse de la dirección del autodenominado PARM, aprovechando los enredos del actual dirigente formal de ese seudopartido, Carlos Guzmán (Ƒquién?) en asuntos de narcotráfico.
Osado como siempre ha sido, Muñoz Ledo habría intentado chantajear al sistema con su paso a las filas panistas si no le ayudaban a quedarse con las anheladas siglas de un cadáver. Según el guión de los escritores de telenovelas de Producciones Bucareli, el malvado Porfirio habría cumplido su amenaza al toparse con la firme negativa de Gobernación a saciar los bajos instintos (políticos) del pérfido y porfiado candidato en vías de dejar de serlo.
Momentos difíciles
La arremetida contra Muñoz Ledo es muy explicable a la luz de los intereses superiores, patrióticos, históricos y atacados por el hipo que hoy luchan por arrebatar a la derecha foxista la posibilidad de hacerse del poder.
Justamente cuando los campeones de las luchas cuerpo a cuerpo en el lodo están haciendo su mejor esfuerzo por recuperar el tiempo y el capital que con su novatez e ingenuidad había perdido la anterior administración (llamada Muebles Infantiles Moctezuma), se atraviesa el multicitado Porfirio con la efectista maniobra de sumarse a Fox. La nueva administración (Bartlett, Beltrones, Hank, Albores y asociados) no está dispuesta a permitir impunemente esos bailoteos porfiristas.
El que sigue: Camacho
El episodio de don Porfirio coloca ahora en situación de desventaja a otro conjurado, Manuel Camacho, quien se comportó en el pasado debate efectivamente como un empleado de Fox cuyo encargo era atacar a Labastida. Desdibujado, sin fuerza oratoria ni ideas precisas, Camacho ha ido arrancándole hojas al calendario esperando el momento preciso de anunciar su decisión (también histórica, como todo lo que hacen Porfirio y Manuel) de pasarse al bando foxista. Ahora, los enredos de Muñoz Ledo habrán de hacer más difícil el hallazgo de esa fecha precisa, pero, desde luego, el mayor trabajo que tiene hoy Camacho es el de afinar los argumentos que justifiquen el brinco de su cuaco pony de baterías al pura sangre foxista. Chamba, desde luego, también habrá para él.
Otras carambolas
Los sabrosos meneos que hoy vemos los mexicanos (háblase aquí de los políticos, no de los hechos en Hoy, el programa de Andrea Legarreta y Alfredo Adame) tendrán consecuencias inmediatas importantes.
Una de ellas será el mayor acercamiento de los intereses priístas y perredistas. Ya de por sí el argumento de la derecha al asalto del poder ha generado una discreta corriente de entendimiento entre quienes comparten las tesis del nacionalismo revolucionario y la justicia social, tanto en el ámbito matriz, el PRI, como en su principal desprendimiento, que dio forma a lo que ahora es el PRD. Pero, además de ese lento y eficaz tejido de puentes entre quienes aparecen amenazados por el foxismo clerical y extranjerizante, ahora se da inclusive el elemento emocional de la animadversión personal contra Muñoz Ledo. Hay varios priístas dedicados a la tarea de seducir a líderes perredistas para que juntos piensen en soluciones ante la amenaza de "la derecha desbocada". Ahora, con Porfirio sumado al PAN y a Fox, habrá quienes opongan menos resistencia a esos coqueteos.
Astillas: Ha comenzado la guerra sucia mediante correos electrónicos. Han aparecido mensajes firmados por "Benito Juárez", en los que se apela al nacionalismo contra el nuevo invasor extranjero de botas y hebillas insultantes. Pero la campaña ha subido de tono: ayer fueron colocados textos e imágenes relacionados con temas familiares y conyugales que evidentemente forman parte del destapar reciente de cañerías que se ha dado en el Jurasic Park...
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