VIERNES 12 DE MAYO DE 2000

* šEs una locura!, dice el Ministerio Público


Por su voluntad, reingresan dos paristas al Reclusorio Norte

* La Jagger y El Chon pidieron se revocara su libertad bajo caución

Gustavo Castillo García * Leticia Contreras La Jagger y Salvador Ferrer El Chón regresaron a prisión por su propia voluntad. Acompañados de sus abogados, los integrantes del Consejo General de Huelga (CGH) solicitaron a la juez segundo de distrito que en apego a lo establecido en el párrafo cuarto del artículo 412 del Código Federal de Procedimientos Penales, les revocara su libertad bajo caución y que ésta se las conceda hasta que sea tramitada y pagada por sus defensores a petición propia.

''Es algo sui géneris, nunca en todos los años, más de 15, que llevo como Ministerio Público había ocurrido algo así. Todos los presuntos que conozco, desean salir y éstos... estar adentro. šEs una locura!'', afirmó uno de los representantes sociales que estuvo presente en la audiencia en la cual se les revocó el auto de libertad bajo caución.

A las puertas del juzgado segundo, pasadas las diez de la mañana, se presentaron los dos universitarios. Ella, con el uniforme de reclusa; él, con pantalón de mezclilla color azul, tenis blancos y una camisa beige. Ambos se declararon ''listos para seguir en la lucha, hasta que todos los universitarios obtengan su libertad y que las autoridades se desistan de los cargos que enfrentan los que están bajo proceso''.

Contreras y Ferrer habían obtenido su libertad bajo caución luego de que un desconocido, de nombre Ricardo de la Garza González, se presentó el jueves a las 10:40 a la oficialía de partes del juzgado segundo con un escrito en el que pedía se otorgara el beneficio de ley, y a dicho oficio, el cual se folió con el número 4015, anexó los billetes de depósito por 5 mil 200 pesos que garantizaban los más de 26 mil pesos impuestos a cada uno y que continuarían los procesos penales en libertad.

Sin embargo, los dos profesores de la Facultad de Ciencias renunciaron a esas garantías exhibidas, asegurando que con la acción de ese desconocido se ''pasó por encima de los únicos autorizados legalmente para realizar ese trámite, violando nuestra libertad para decidir si hacemos uso o no, o en qué momento, del derecho de la libertad caucional; pasando por encima de nuestra decisión de no pagar la fianza si no se liberaba a todos nuestros compañeros''.

En un texto de dos cuartillas, afirmaron que ''esta sinvergüenzada ųel pago de la caución- viene de Gobernación y/o de Rectoría''. ''Ricardo de la Garza no puede ser más que un gato enviado por Gobernación y/o la Rectoría. Esta acción está dentro de la lógica de administrar la represión'', indicaron.

Durante el tiempo que transcurrió entre el término de la audiencia en el juzgado segundo, que la juez aceptó su petición y que reingresaron a prisión, Leticia Contreras acudió a otra audiencia en el juzgado sexto.

Por su parte, Salvador Ferrer, siempre acompañado de su novia, de nombre Teresa (según dijo ella), aprovechó, primero, los 30 minutos (que en realidad fueron más) que en el juzgado segundo le concedieron para ir a almorzar. Luego, los ''diez minutos'' que se le permitió salir del área de juzgados antes de que llegaran por él una secretaria de acuerdos y un notario para acompañarlo en su reingreso y presentarlo ante las autoridades del Reclusorio Varonil Norte. Ferrer y su novia deambularon por la zona aledaña a los juzgados, consumieron un refresco y platicaron largamente.

Las despedidas en ambos casos fueron emotivas. Los seis compañeros que siempre permanecieron presentes en la audiencia llegaron junto con ellos coreando consignas a las puertas de acceso, los abrazaron, los besaron, les desearon suerte y levantaron su mano con la ''V'' de la victoria.

A los funcionarios del juzgado segundo que condujeron a Leticia Contreras, los custodios del Reclusorio Femenil Norte le pidieron la orden de aprehensión correspondiente, que la presunta delincuente fuera presentada por policías judiciales y que entrara por la aduana de vehículos. Finalmente ingresó, luego de que desde el propio juzgado hablaron con el subdirector jurídico del reclusorio.

El reingreso de El Chón fue más sencillo, éste entró por la aduana de personas detrás de los funcionarios judiciales.

Por otra parte, la abogada Bárbara Zamora aseguró que Alejandro Echevarría, Jorge Martínez Valero, Mario Benítez, Alberto Pacheco y Víctor Manuel Alejo Plata, fueron segregados y enviados a una celda en la que no tienen cobijas, catres, baño ni comida. De acuerdo con su versión, tampoco se les permitió la visita de familiares durante parte del día y se les incomunicó al no permitírseles hablar por teléfono con nadie.

Lo anterior, dijo Marino Velasco García, abogado de Salvador Ferrer, porque querían impedir que El Chón fuera sacado de la prisión. De acuerdo con su dicho, unos 30 custodios, con violencia y ante un representante de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), les rociaron gas lacrimógeno hasta que lograron ''expulsar'' del reclusorio a Salvador Ferrer.

Sin embargo, la versión oficial documentada en oficios de la Dirección General de Reclusorios establece que ''los estudiantes se atrincheraron en un área del reclusorio impidiendo que el liberado saliera. Luego de varias horas de diálogo, en las que se les pidió que Salvador Ferrer abandonara el recinto, se recurrió a los custodios y cuando uno trató de abrir la reja del área donde estaban, uno de los estudiantes lo golpeó con un palo de escoba.

En presencia del abogado Velasco García y de Noé de la Cruz, visitador Adjunto ''B'' de la Tercera Visitaduría de la CNDH se procedió a sacarlo, porque los jóvenes empezaron a romper los vidrios de la estancia en donde se encontraban utilizando dos taburetes. Fue necesario usar los tubos de gas lacrimógeno para sacar al caucionado, porque si no, las autoridades del reclusorio cometían un delito grave".