SABADO 13 DE MAYO DE 2000

* BALANCE INTERNACIONAL

Pronóstico 2000 y crisis cambiaria

* Eduardo Loría *

 

En la colaboración anterior (29 de abril) comentábamos de los posibles movimientos del tipo de cambio nominal y los consecuentes temores que flotan en el ambiente alrededor de que ocurra otra crisis de fin de sexenio. Aceptábamos que aunque podría haber una eventual apreciación nominal adicional, necesaria y finalmente tendría que recuperarse, aunque difícilmente pasaría de 9.9 pesos por dólar. Todos los pronósticos serios disponibles hablan de una paridad promedio anual que variará entre 9.38 y 9.88. Ninguna agencia, consultoría o modelo serios aceptan que el tipo de cambio pudiese devaluarse abruptamente y/o superar sensiblemente estas cifras.

De acuerdo con estimaciones que acabo de realizar con Eudoxio: modelo macroeconométrico de la economía mexicana, con un tipo de cambio de 9.74 se tendría el siguiente resultado (en tasas de crecimiento) de las principales variables macroeconómicas para este año: PIB: 5 por ciento; inversión privada: 11.43; producto manufacturero: 5.8; empleo: 2.53 (que generaría 784 mil nuevas plazas formales); salarios medios reales: 3.7. Quizás lo más importante de este desempeño es que los balances principales no se verán afectados, debido a que el déficit comercial se estima en 8 mil 800 millones de dólares, el de la cuenta corriente a producto será inferior a 3.4 por ciento y el déficit fiscal se mantendrá en 1.07 por ciento del PIB.

Este escenario tranquilizador implica que no habrá una crisis cambiaria ni financiera como en 1994. Hay suficientes razones teóricas para soportar esta afirmación Las teorías de las crisis cambiarias actuales, llamadas por Krugman de segunda generación, establecen que para que éstas ocurran deben cumplirse cuatro condiciones: a) que se pierdan los macro fundamentos; es decir, que se desborden los principales balances (fiscal y de sector externo); b) que un país tenga un tipo de cambio fijo y que a pesar de no tener en orden esas variables, las autoridades se empeñen en mantenerlo artificialmente, debido a pretendidos intereses políticos y de estabilidad de precios; c) a la par de lo anterior, debe haber al menos una razón por la cual las autoridades deseen o puedan realmente abandonar el tipo de cambio fijo; es decir, que estén altamente tentadas a devaluar bruscamente, y d) el costo de mantener rígido al tipo de cambio es tan alto (en pérdida de divisas) que el público genere la expectativa de una devaluación inevitable.

Actualmente en México no existe ninguna de esas condiciones. Al contrario, el alto nivel de reservas, la existencia de la línea de crédito emergente y el sistema de tipo de cambio relativamente flexible, permiten acomodar con relativa facilidad cualquier alteración económica inesperada que atente contra un escenario igual o parecido al anterior.

 

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