šAh, raza!
* Abraham Nuncio *
ųšMe robaron la cartera! ųexclama uno de los dos hombres que viajan en el elevador.
ųAh, raza ųse apresura a responder el otro.
Chiste popular
Benjamín Clariond Reyes fue evaluado por la prensa local de mayor circulación como el mejor gobernador que había tenido Nuevo León y aun como el mandatario más popular del país. Cubría entonces un interinato (1995-97) al dejar inconcluso su periodo Sócrates Rizzo.
Su característica más difundida fue la de decir chistes fresas con el lenguaje del norteño llano. De la misma manera que el presidente Zedillo hizo sentir su influencia para que Eugenio Clariond Reyes fuera nombrado in absentia presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, de esa forma colocó a su hermano Benjamín al frente del gobierno de Nuevo León. Llegó al puesto rodeado por un aura que también sirvió a Fernando Canales Clariond, su primo y socio, para ganar ųen este caso con votosų la gubernatura: el aura del hombre rico que es, por mítica creencia, refractario a la corrupción. Había, sin embargo, el antecedente de cierta autocompra de camiones Mercedes Benz que hizo a una de las filiales de la empresa IMSA, propiedad de las familias Clariond Reyes-Canales Clariond, cuando fue presidente municipal de Monterrey. Pero dinero mata voces críticas.
Ahora Benjamín Clariond enfrenta una situación comprometedora que amenaza, además, con causarle serios problemas al PRI. La Procuraduría de Justicia de Nuevo León ha indiciado, como responsables de desvío de fondos públicos, a Horacio del Bosque ųquien públicamente aceptó haber recibido recursos del erario por un canal distinto del establecido para el financiamiento de los partidos políticos, con el argumento de que se trataba de "costumbres históricas"ų, así como a Juan Manuel Parás, ambos ex dirigentes del tricolor en el estado.
Sobre esa base, la Comisión Estatal Electoral impuso una multa de 46 millones de pesos ųel doble de lo desviadoų al Partido Revolucionario Institucional. Por su parte, Acción Nacional demanda, a partir de esos elementos, que le sea cancelado el registro al PRI. Para conseguirlo ha logrado ya la intervención del IFE.
Algunos priístas han manifestado que Del Bosque, secretario de Desarrollo Social en el gobierno de Coahuila, debe ser echado de su partido (no tanto por haber recibido los fondos, como por no haberlos distribuido según el destino al que supuestamente estaban asignados). Parás acaso corra suerte similar: su candidatura al Senado de la República en calidad de suplente, además de haber sido fuertemente cuestionada por la CTM, se ha desplomado y es probable que contamine la de Ricardo Canavati, el titular de la fórmula. Otros miembros del Revolucionario Institucional, como Romeo Flores Caballero, señalan la exigencia de que Benjamín Clariond Reyes sea llamado a declarar en torno al desvío de fondos públicos.
Lo extraño del caso es que los panistas no se hayan pronunciado en ese sentido. La extrañeza desaparece si se advierte la lenidad con que ha obrado el gobierno del panista Fernando Canales, tanto en el caso del ex tesorero Xavier Doria, que purga cárcel por haber sustraído 173 millones de pesos del erario, como en el de los fondos bajo su responsabilidad desviados hacia el PRI. Ni Oscar Adame, que era entonces el contralor, ni Benjamín Clariond Reyes han sido citados a declarar en ninguno de los dos casos. El primero es consuegro y el segundo es, como ya se dijo, primo y socio de Canales. De hecho, el procurador de Justicia consideró que no había evidencias para citar a Benjamín Clariond.
Cualquier politólogo extraterrestre consideraría como válidas las justificaciones del ex gobernador Clariond Reyes en el sentido de que no podía estar pendiente de cuestiones tales como las finanzas del estado y al mismo tiempo vigilar la construcción de pasos a desnivel y otras obras (El Norte, 08.05.00). Y también las razones del procurador para no citarlo siquiera a declarar. El problema para el gobierno panista de Nuevo León y su partido es que quienes observan su comportamiento no son extraterrestres.
La presencia de los grandes empresarios en el PRI de Nuevo León se ha visto ya como un caballo de Troya. Pero la que tienen en el PAN hecho gobierno no apunta a resultar en beneficio de su hegemonía social. El desprestigio se cierne sobre ellos, sobre todo ahora que se ha producido una escisión en el grupo Monterrey con motivo de la disputa por Bancomer entre el mercado financiero europeo (a través del Banco Bilbao Vizcaya) y el de Estados Unidos (a través del Chase Manhattan Bank, que se halla detrás del nacionalista Banamex). *