DOMINGO 14 DE MAYO DE 2000

* Hacer hablar a los personajes de La fiesta del chivo, todo un desafío, dice


He ido rectificando en el campo ideológico: Mario Vargas Llosa

* Siempre tuve gran admiración por Revueltas * Pensar en el Nobel puede dañar el estilo, opina

César Güemes * Se encuentra en un estudio televisivo al que acude para grabar un programa, viene de cumplir al menos con dos compromisos a primera hora; en cuanto terminemos la entrevista, saldrá veloz para otra cita y así se la pasará como se la ha pasado desde que el jueves tocara suelo mexicano. Mario Vargas Llosa, sin embargo, no usa reloj y, pese a su complicada agenda, se renueva cada vez que inicia una conversación. Para ésta, se acompaña de un café "con unas gotitas de leche, por favor". Desde luego, el motivo de la charla es La fiesta del chivo (Alfaguara), su nueva novela en torno a las figuras de Trujillo y Balaguer, quienes ųel primero como presidente de República Dominicana y el segundo como el poder tras el tronoų abarcaron puntuales por lo menos 31 años en la historia de ese país.

ųHace ya unos años estuvo en México en un programa de televisión con José Revueltas. ƑCómo los recuerda a ambos?

ųLos recuerdo con menos canas, desde luego. Claro que recuerdo a Revueltas, alguien por quien tuve siempre una gran admiración. Fue un escritor íntegro y consecuente. En cuanto a mí, aunque uno no sabe cómo era en el pasado, tenía siempre muchas ilusiones literarias, y nunca he dejado de tenerlas. Además de convicciones de otra índole que seguramente he ido rectificando en el campo de lo ideológico; en cambio, en lo que se refiere a mi vocación, creo que soy el mismo que cuando joven. Tengo la misma pasión por la literatura. Estoy lleno siempre de más proyectos que de tiempo para realizarlos, y estoy seguro que era así cuando mantuvimos aquel encuentro con Revueltas.

ųƑTrabaja tanto como entonces?

ųDurante buena parte de mi vida trabajaba en mi vocación, la literatura, y en algunas labores alimenticias. Eso me exigía unos horarios mucho más complicados que los que tengo ahora, cuando por suerte puedo dedicarme sobre todo a escribir. Además, nunca sentí que estaba trabajando mientras me dedicaba a algo de mi agrado, como leer o corregir. Yo la paso maravillosamente bien escribiendo, aunque me implique un esfuerzo determinado. Dedicarse a lo que a uno lo estimula íntimamente es una satisfacción. Así que puedo estar muchas horas frente al papel y, desde luego, sicológicamente me va mejor cuando he terminado la primera versión de un libro y comienzo a corregirlo que cuando inicio desde cero.

ųHe sabido que escribe a mano. ƑSe mantiene en ello o habrá pasado a métodos más tecnológicos de trabajo?

ųSiempre a mano, eso no lo cambio. Y ahora paso en limpio en una computadora en la que corrijo. La primera versión la hago a mano porque así empecé, ya me acostumbré a ese ritmo y además me gusta la sensación de la tinta corriendo sobre el papel.

ųTengo al impresión que entre el 97, cuando da a conocer su libro anterior, y ahora que es ya casi la mitad del 2000, se la ha pasado trabajando en La fiesta del chivo. Fue una apuesta muy fuerte, Mario.

ųAdemás era de tiempo completo. El libro me exigía un trabajo de documentación amplio, revisión de periódicos en archivos y sobre todo entrevistas a personas que vivieron la dictadura de Trujillo. Ese fue un trabajo importante y además utilísimo porque constantemente de esa investigación surgían ideas y posibilidades que eran muy fértiles para fantasear, para crear la ficción. Y este trabajo tuvo aspectos de los que carecen otras novelas mías; por ejemplo, aquí los personajes hablan en español dominicano, algo muy distinto de la variante peruana del castellano. Eso me significó todo un desafío en la forma para hacer hablar a esos personajes.

ųƑAl propio tiempo que investigaba iba escribiendo?

ųHabía comenzado a investigar mucho antes. La primera idea que tuve de esta novela fue en el 75, durante unos meses que pasé en República Dominicana. Desde esa época leí todo lo que pude sobre Trujillo, tomé muchas notas, pero cuando comencé a trabajar ya en la novela sí escribí al mismo tiempo que concluía las indagatorias. Esa investigación me permitía añadir o recortar, y en todo caso modificar incluso hasta la versión definitiva.

ųLa obra arranca con un merengue. ƑLe atrae? ƑLo ha bailado?

ųMe gusta mucho, no lo bailo bien pero sí lo bailo, con mucho más entusiasmo que talento. He oído mucho merengue en mi vida, ya estaba de moda cuando era jovencito. Ese género ya me era muy familiar antes de embarcarme en esta aventura de la novela.

ųBalaguer dijo que La fiesta del chivo será una novela muy instructiva para los dominicanos. Partamos de esa línea casi cómica del político para que hable sobre este singular personaje que aparece a todo lo largo de la obra.

ųEs así porque en la historia de Trujillo, Balaguer estuvo a su lado siempre. Colabora con él desde la campaña electoral, en 1930, cuando gana Trujillo mediante fraude y violencia. Desde entonces trabajó con él y ocupó casi todos los cargos importantes de su gobierno; lo fue todo: diplomático, secretario de Estado, vicepresidente y presidente de la república. Hablar de los 31 años de Trujillo en el poder es hablar necesariamente de Balaguer, uno de los colaboradores más eficientes que tuvo en su vida.

ųƑHubiera podido darse la figura de Trujillo sin Balaguer?

ųCreo que sí, pero le hubiera costado mucho trabajo encontrar a un colaborador tan eficiente y tan hábil para no despertar sospechas. Trujillo nunca permitió que ninguno de sus colaboradores creciera demasiado como para hacerle sombra, a todos les cortaba la cabeza o los hacía caer en desgracia. El único que no pasó por esas pruebas fue Balaguer, porque se las arregló para parecer siempre inofensivo. Es muy gracioso e irónico que cuando Trujillo asume la decisión de que Balaguer fuera el presidente de la república, dio la siguiente razón: es el único de mis colaboradores que carece de ambiciones.

ųCuente cómo fue su trato con este personaje, digamos, de oscura luminosidad.

ųPues él, por una parte, fue cómplice de una dictadura sanguinaria y corrompida, pero en su vida privada no hay nada qué reprocharle. Es un hombre modesto, sin fortuna, con una casita que le regaló Trujillo. Nunca ha sido acusado de corrupciones ni de tráfico alguno. No participó en las orgías de la dictadura. Se las arregló para estar aparte, para no contaminarse con esa parte de la tiranía, nunca se le conoció una amante. Da la impresión de que es un hombre cuya única obsesión en la vida fue el poder, y que nunca se distrajo en nada más. Lo que más desconcierta de él es que además de ser cómplice de todos los crímenes de la dictadura, lo cierto es que es un tipo culto, con muchas lecturas, que ha escrito textos solventes y respetables. Cuesta mucho trabajo asociar a alguien que es así con la figura del tipo comprometido con las peores causas. En cuanto al trato personal es un ser muy escurridizo, muy hábil. Sobre sí mismo guarda una zona de sombra a donde nadie ha llegado jamás.

ųPuede ser que esté ya muy cerca de recibir el Premio Nobel de Literarura, Mario. ƑCómo se descubre al respecto?

ųNo pienso en él. Creo que es un pensamiento que le puede hacer daño al estilo. Si un escritor piensa en ese premio, se comienza a portar como candidato al Nobel y eso no es nada grato para nadie.