DOMINGO 14 DE MAYO DE 2000

 


* José Antonio Rojas Nieto *

El vaivén de los precios del petróleo

Es voz común reconocer que en los primeros días de enero de 1999, el crudo tuvo las cotizaciones más bajas de los últimos 30 años, incluso inferiores en términos reales a los bajísimos promedios anuales de los primeros años de la década de los 70. De esos días de enero del año pasado al 7 de marzo de este año el ascenso fue constante (cerca de 24 dólares), luego de muchos esfuerzos ųmuchísimosų por parte de los productores para reconocer la baja demanda de 1998, derivada del menor tiempo de crecimiento de la economía mundial, sobre todo de la dinámica región Asia-Pacífico. Sin embargo, del 7 de marzo al 10 de abril y luego del ánimo constante por socavar los esfuerzos de los productores para recuperar precios, éstos cayeron poco más de 10 dólares. Los grandes consumidores ųEstados Unidos siempre a la cabezaų aprovecharon esta baja para recuperar en parte sus inventarios de crudo. Para el caso de nuestros golosos vecinos, la recuperación de sus inventarios ųfirme por lo demásų, implicó una compra excedentaria de 174 mil barriles de crudo al día de enero a abril, haciendo que las cotizaciones de crudo empezaran a elevarse un poco. No sorprende que el ritmo mayor de compra de crudo por parte de nuestros vecinos para restablecer inventarios fue en marzo y abril, aprovechando la baja de precios. Pero, justamente por ello y en virtud de que durante esos dos meses la demanda no bajó, los precios tuvieron alta volatilidad ųprincipalmente en abrilų, aunque han tenido un recuperación continua durante más de 15 días, razón por la cual se empieza a hablar de nuevo de la necesidad de incrementar la oferta.

La primera reacción de la troika (Arabia Saudita, México y Venezuela) ha sido oportuna y eficaz: "parece no haber razón para elevar producción", afirmaron esta semana en Cabo San Lucas, Baja California Sur, los secretarios de Energía Ali Naimi, Alí Rodríguez y Luis Téllez; y casi simultáneamente la Agencia Internacional de Energía (la inteligencia energética de los grandes consumidores), asegura que el mercado exige una ampliación de la oferta por el dinamismo económico, pues a pesar de todo se espera un crecimiento superior a 4 por ciento en Estados Unidos; de 3.5 en Europa; de casi uno en el poco a poco recuperado Japón; no menos de 5.5 en los países en vías de desarrollo. Así, junto a otras estimaciones para el resto de países, se prevé un crecimiento mundial no inferior a 4.5 por ciento, lo que garantiza un alza de la demanda de crudo no menor a 2.5 por ciento, es decir casi 2 millones de barriles al día. (Por cierto, en China se habla de una recesión con un producto que crece 7 por ciento, luego de aumentos superiores a 10 por ciento en los últimos años, con una población que crece por encima de uno por ciento y una demanda de crudo de 4.6 millones de barriles al día).

Si a todo esto juntamos la determinación de recuperar inventarios y la baja de casi un millón en la producción de Noruega por problemas laborales, podemos pensar en una demanda todavía sólida, frente a una oferta similarmente sólida cuya ampliación dependería de factores coyunturales que deben ser observados para no arribar a una producción excedentaria. Sería prudente ratificar la plataforma de producción a finales de junio para los meses de julio, agosto y septiembre o, en todo caso, a proporcionar un incremento modesto, cuyo monto dependería del ritmo de elevación de la demanda estacional para fines de año y de las condiciones de producción en Noruega, que bien pueden ser compensadas con una ampliación de la de Iraq.

No hay que caer, una vez más, en el juego culposo de verse obligado a levantar producción con señales engañosas. Y en este contexto de presiones, no olvidar que el manejo de los inventarios es, precisamente, uno de los instrumento para obligar a caer en dicho juego especulativo. La elevación de precios de este viernes, que llevó el precio del WTI a cerca de 27 dólares, se da en un marco fuertemente especulativo. Hay que guardar distancia de él y observar con tranquilidad esa elevación. Habrá más presiones; es necesario sortearlas. De lograrse esto no sólo se conseguirá el conservador promedio oficial ų16 dólaresų, sino alcanzar una cotización anual para nuestra mezcla mexicana de exportación de entre 22 y 23 dólares.

Si caemos en el juego especulativo de los inventarios, este nivel puede bajar; aunque para llegar a la previsión oficial se necesitaría que de mayo a diciembre esta mezcla se ubicara en 12 dólares. Difícil pero no imposible si se juega mal frente al mercado petrolero. Ya lo veremos.